A las 6 de la tarde del domingo 24 de noviembre volvió a suceder. En la planta Gibraltar de Ecopetrol, que está ubicada en el municipio de Toledo, en el departamento de Norte de Santander, llegaron miembros del Movimiento Político de Masas Social y Popular, que tiene origen en movimientos campesinos.
La toma, en la zona rural del municipio nortesantandereano, condujo a apagar las operaciones, con lo cual, se restringe el despacho de 38 millones de pies cúbicos de gas.
Los municipios afectados, usuarios de dicho despacho, son de los departamentos de Santander, Norte de Santander, y la refinería de Barrancabermeja.
En una anterior oportunidad, en la noche del 29 de agosto, también ocurrió algo similar. En esa oportunidad, la comunidad indígena U’wa irrumpió en las instalaciones de la planta de gas, en protesta por lo que el grupo étnico mencionó como “incumplimientos de compromisos de inversión social que hacían parte de acuerdos”. La planta gasífera está en territorio limítrofe con el municipio de Cubará (Boyacá), donde están asentados los U’wa.
La planta Gibraltar tiene una importancia clave, ya que suministra gas industrial y domiciliario. El número de usuarios sobrepasa los 500.000. En años anteriores también se han dado otras tomas pues existen conflictos sociales de vieja data en el área de influencia de la infraestructura.
De acuerdo con la información que registra la Anla (autoridad de licencias ambientales), el campo productor de gas está conformado por los pozos Gibraltar 1, Gibraltar 2 y Gibraltar 3.
En 2003 se conoció el hallazgo de petróleo en Gibraltar, luego de haber sido explorado por la multinacional Occidental (Oxy), época en la cual, también hubo fuertes conflictos con la comunidad étnica.
Luego de una inversión de 70 millones de dólares, la Oxy desistió y devolvió el proyecto a Ecopetrol, que realizó nuevos estudios y, en solo 90 días, descubrió el yacimiento.