El acelerador que metió el covid al uso de la tecnología, será clave para aumentar la competitividad, tanto de las empresas, como de las personas. Pero, nuevamente, tras la presentación este martes del informe del Consejo Privado de Competitividad, el camino para generar un cambio visible en este tema aún es largo y escabroso.

El tema es prioritario, pues, “entre más competitivo es un país menor es la desigualdad”, según destacó Rosario Córdoba, presidenta del Consejo, durante la presentación del informe. Las cifras así lo evidencian. Por ejemplo, el hecho de que en el 2019 solo el 13,8 % de la población económicamente activa declaró renta es una clara señal de inequidad pues mientras unos aportan en el país en el que producen, otros no ponen el hombro, lo que genera desigualdad a la hora de competir dentro de la misma actividad.

Empleo, todo un capítulo

Otra cifra que genera hondas brechas está alrededor del desempleo. Las mujeres jóvenes, entre 14 y 28 años, tienen una tasa de desocupación de 36,2 % en el tercer trimestre de 2020, es decir, más del doble de la tasa de desempleo nacional en ese mismo periodo: 17,5 %.

Definitivamente, el empleo es un Talón de Aquiles en Colombia. Córdoba mencionó que el 51 por ciento del empleo total es autoempleo, y de esa cifra, el 81 % es informal, es decir, sin seguridad social ni prestaciones.

Un lente potente se requiere poner en el tema del empleo puesto que, de acuerdo con lo señalado por Córdoba, aproximadamente la mitad del empleo formal del país es generado por 4.000 empresas grandes, mientras que 1,5 millones de micronegocios registrados generan el 15,2 % del empleo formal. Es decir, las microempresas ponen la mayor parte del empleo en Colombia, pero no siempre es un empleo de calidad.

Mucho que hacer

Si bien Colombia mejoró en 10 de los 12 pilares que se miden a nivel mundial, hubo caídas en dos variables cruciales: las instituciones y la eficiencia en los mercados de bienes y servicios.

La debilidad en lo institucional no es un tema menor. Por el contrario, es “el aparato nervioso de la economía, el que conecta todo”, sostuvo Córdoba.

El presidente Iván Duque, entre tanto, destacó en el lanzamiento del informe destacó la importancia de legalidad y de lucha organizada contra el delito, pues sin ellas, “la competitividad siempre estará sujeta a la amenaza de las economías ilícitas”.

De hecho, el informe del Consejo Privado de Competitividad pone sobre el tapete el desánimo que hay en Colombia con la justicia. El 79 % de los ciudadanos tiene una imagen desfavorable del sistema de justicia (citando a Invamer, 2020); mientras que el 57 % de departamentos se clasifica en un nivel alto o muy alto de impunidad y solo el 9 % se encuentra en un nivel bajo (Universidad de las Américas Puebla, 2019).

El Consejo Privado también destaca la manera en la que la crisis evidenció el rezago en digitalización y adopción de tecnologías en la justicia, pues, durante la crisis por Covid-19, se suspendieron los términos procesales por más de tres meses.

Ojo a lo más urgente

Tres temas cruciales puso sobre el tapete la líder del Consejo Privado: la adopción de las TIC, pues tenemos cubrimiento del 50 por ciento, con todo y el acelerador puesto por la pandemia.

El capital humano que se está perdiendo y el fortalecimiento de la capacidad de innovación.

Pero no por lo que falta se pueden perder de vista los logros. El teletrabajo, por ejemplo avanzó en unos meses lo que se esperaba que tomaría años, toda vez que, en el 2019, solo 122.000 personas le apostaban a esa modalidad laboral y, en tan solo unos meses de cuarentena, la cifra llegó a 4 millones de ciudadanos. La transformación digital es innegable, el tráfico de internet creció en 45 por ciento en los 3 trimestres, solo en el tercero se expandió en 43 por ciento.

También la tecnología facilitó el cubrimiento de las ayudas sociales, tras la identificación rápida de beneficiarios que no tenían ningún tipo de apoyo a través de programas sociales, indicó Córdoba.

En definitiva, hay 8 temas prioritarios que se deben tener en la mira para que la competitividad siga su ritmo: estabilidad fiscal, oportunidades de empleo de calidad, protección a la vejez, habilidades pertinentes, sostenibilidad ambiental, instituciones estables y fuertes, conectividad e infraestructura con cobertura nacional e inserción a las cadenas globales de valor.