¿Qué hacer para sacar al país de la recesión en que la que lo sumieron la pandemia y el confinamiento? Los caminos en ese sentido pueden ser los temas cruciales de la contienda electoral que empieza ya a calentar motores en el país.
Mientras llega, ya están sobre el tapete las ideas de Gustavo Petro y Sergio Fajardo.
El asunto empezó con el lanzamiento del programa “Empleo de emergencia ya”, que planteó Sergio Fajardo y que contiene dos propuestas con las que se podría, según él, generar 3,4 millones de puestos.
El primer punto clave de la propuesta del ex gobernador de Antioquia y un grupo de expertos encabezado por el ex ministro José Antonio Ocampo, es un programa masivo de obras para construir 10.000 proyectos en todo el país. Con eso se podrían generar 2 millones de puestos.
Los otros 1,4 millones de empleos se podrían generar con un subsidio directo a las empresas que amplíen sus plantas de personal.
El costo total del plan es de 50 billones de pesos. La primera mitad de este monto se podría financiar con deuda local e internacional y una operación de emisión por parte del Banco de la República para el Gobierno Nacional.
En el frente de impuestos, Fajardo sugiere revisar el Estatuto Tributario para aumentar la progresividad y eliminar exenciones, así como fortalecer la actividad de gestión de la Dian.
La respuesta de Petro
Inmediatamente, el líder de la Colombia Humana, Gustavo Petro, reaccionó y calificó la propuesta como keynesianismo “infantil”, porque propone reactivar, pero con más deuda.
“La propuesta de Fajardo es un Keynes bastante infantil. Endeudarse para tapar huecos a pico y pala. ¿Después cómo se pagará la deuda? En el siglo XXI, hay que planificar un proceso de industrialización y agricultura para lo cual hay que protegerse de importaciones”, dijo el senador en sus redes sociales.
Lo que propone el dirigente de la Colombia Humana es básicamente realizar un programa de protección de la industria para impulsar la producción local.
“Si ponemos una tasa a las importaciones por el grado de emisiones de gases efecto invernadero que producen en su producción y consumo las mercancías importadas, no estaremos evadiendo ningún compromiso del TLC, porque los negociadores no tenían ni idea del cambio climático y no presentaron prohibiciones en este orden”, planteó Petro en una reciente columna publicada en sus redes sociales.
Reconoce que “indudablemente tendríamos que afrontar una discusión en la OMC, Organización Mundial del Comercio, la cual, ya varios países de Europa adelantan, como bien lo explica Naomi Klein. La tasa carbono a importaciones nos permitiría, en un primer momento, proteger la industria y la agricultura nacional de importaciones baratas y subsidiadas del mundo, pero profundamente depredadoras con la vida”.
Para Petro, la situación de urgencia económica que vivimos exige de salidas audaces y una de ellas es “protegernos de importaciones responsables en alto grado de la extinción de la vida del planeta por su uso intensivo de combustibles fósiles”. Esa decisión podría elevar el crecimiento productivo de Colombia a tasas superiores al 7 por ciento anual y posibilitar, por la intensidad de puestos de trabajo que necesita, un crecimiento mucho más acelerado del trabajo nacional, lo que se traduce en un aumento del poder adquisitivo de las familias colombianas. Una acción así tendría que ser seguida de un estímulo al crecimiento de la producción y la productividad sustentada en las energías limpias y la descarbonización de la producción tanto en la agricultura como en la industria en nuestra propia economía".
A esto es a lo que el político de la Colombia Humana llama el New Deal Green, propuesta que tomó de las corrientes progresistas en Estados Unidos.
El debate indica que en el futuro próximo impulsar la economía y superar la crisis va a estar en el centro del debate político. Por la naturaleza de las propuestas, parece ser que ese será una faceta interesante que nos dejará la pandemia.
El asunto no deja de ser polémico. Fajardo propone emitir para financiar gastos del Gobierno, una posibilidad que prácticamente parece estar desechada por las autoridades fiscales y monetarias de hoy.
Prueba de ello es que Colombia prefirió pedirle al Fondo Monetario Internacional la ampliación del cupo de su línea flexible para que parte de esos recursos llegaran al fisco. Esa medida no tiene antecedentes y muestra que las autoridades están dispuestas a tener en consideración cualquier salida menos la de la emisión.
El problema con la emisión es que esos recursos tienden a presionar los precios al alza y a generar tendencias inflacionarias que volverían aún más precaria la situación para los más pobres.
La propuesta de Petro también es polémica. Petro se muestra de acuerdo con la emisión para el Gobierno, pero dice que sería mejor destinar los recursos de esta operación a proyectos que impulsen la transición energética en Colombia como la de proveer techos de paneles solares para muchos hogares en el país.
Además su propuesta de mayor protección para la industria y el agro significa, paradójicamente, ir en la dirección que él mismo ha criticado: esas medidas privilegian sectores que por la vía de los aranceles y de otras medidas de cierre de la economía no han tenido que mejorar sus indicadores de productividad.
Es claro que la polémica entorno a la política económica va a ser la pauta en el futuro próximo. Ese foco de la agenda hay que celebrarlo e impulsar toda la discusión posible. De esa manera es posible despolitizar, desjudicializar y reducir el impacto del orden público en la agenda pública.