La fuerte caída que tuvo el producto interno bruto (PIB) en Colombia en el segundo trimestre del 2020, la cual fue de 15,7 por ciento, se le debe al impacto ocasionado por el coronavirus.
Entre las actividades que más le han restado a la cifra total están algunas de las más golpeadas por la cuarentena, medida que llevó a una escasa oferta y demanda de sus productos y servicios. Allí entran los segmentos de entretenimiento, comercio, construcción, transporte y servicios de comida. Se trataría de la mayor contracción trimestral en la historia del país.
El Dane reveló este viernes los resultados, a la vez que revisó la cifra del primer trimestre de este año, que no fue de 1,1 por ciento (positivo), sino de 1,4 por ciento. En los datos del segundo trimestre se ve el cierre de la actividad económica en el país, principalmente la de abril, mes en el cual hubo 27 de los 30 días en total parálisis. El agro, por encima de 0 Las cifras revelan que el comercio al por mayor y al por menor decrece de manera estrepitosa, con un resultado de -34,3 por ciento, lo que lo llevó a contribuir con -6,6 puntos porcentuales a la variación anual. Este, cuando está en dinamismo pleno, es uno de los que más genera empleo. No obstante, el mayor porcentaje reduccionista lo tuvo la rama de las actividades artísticas, de entretenimiento y recreación: -37,1 por ciento. Entre tanto, la construcción tuvo un resultado de -31,7 por ciento y la industria manufacturera se desaceleró en -25,4 por ciento. Hubo tres actividades que crecieron por encima de cero, entre ellas, la agricultura, que se destaca, porque se encargó de garantizar el abastecimiento de alimentos a la población confinada. Su resultado fue de 0,1 por ciento (positivo). Los números muestran que los cultivos agrícolas transitorios, junto con los permanentes, cayeron en 0,7 por ciento. Entre tanto, la ganadería decreció en 3,3 por ciento, mientras que la actividad que sacó la cara fue la pesca, con una variación positiva de 50,3 por ciento.
En tanto, las de mayor expansión fueron las actividades inmobiliarias y las financieras, que crecieron 2 y 1 por ciento, respectivamente. Qué viene ahora Al totalizar el primer semestre de 2020, se tiene que la economía colombiana hasta ese periodo lleva un decrecimiento de 7,4 por ciento. Según expresó el director del Dane, Juan Daniel Oviedo, con ese resultado hasta la mitad de este año, la cifra de todo el 2020 podría tener una mejor posición a la que espera el Banco de la República (-8,5 por ciento), pero seguiría lejos de la que estima el Ministerio de Hacienda: -5,5 por ciento.
Para José Ignacio López, director de Investigaciones de Corficolombiana, las cifras del PIB del segundo trimestre muestran unos cambios fuertes en los patrones de consumo de los hogares: mientras alimentos aumenta 12 por ciento frente al mismo periodo del año pasado, el transporte cae 61 por ciento, restaurantes y hoteles -50 por ciento, prendas de vestir -49 por ciento y salud -15 por ciento.
Esta fue la caída del PIB durante el segundo trimestre del 2020. Las medidas de confianmiento para mitigar la pandemia explicaron este desplome, según el Dane. Dicho comportamiento es el espejo de lo que planteó la pandemia. Las personas que conservaron sus puestos de trabajo se abastecían de alimentos, el Gobierno compraba para entregar ayudas alimentarias a la población vulnerable. Pero el resto de actividades no podían tener demanda, pues las directrices señalaron su parálisis, por tener relación con el contacto social y las aglomeraciones que era necesario prohibir. Lo que sigue, pese a que se ha dado una reapertura paulatina a la economía, es todavía incierto, pues se desconoce el futuro frente a una vacuna covid-19. Por ello, Sergio Olarte, economista principal de Scotiabank Colpatria, destaca que la desagregación de los datos del comportamiento de la producción, por mes, demuestran que el camino a seguir debe ser el de aprender a convivir con el virus, manteniendo protocolos de bioseguridad que permitan reactivar por completo las actividades. En abril, la cifra de desaceleración fue de -20 por ciento, con un confinamiento casi total, pero, en la medida en que se fueron abriendo las actividades y se llegó a junio, con un 90 por ciento de las ramas de la producción encendidas, la caída se moderó a un 11 por ciento. En el caso específico del agro, que es el llamado a continuar con el abastecimiento de alimentos, el presidente de la SAC, Jorge Bedoya, expresó que el campo le cumplió a Colombia y ahora resta que ocurra lo mismo del otro lado.
Asegura lo anterior, con el fin de solicitar que se incremente el presupuesto del sector, de manera que haya más inversión en vías terciarias y los campesinos puedan sacar sus productos a los centros de abastecimiento, sin los intermediarios que reducen sus ingresos. Advirtió que el lunar para el sector -clave en generación de empleo- es la baja demanda, lo que se vio con la inflación en los alimentos, por debajo de cero, lo que indica que tienen oferta de productos, pero deben vender a bajo precio para evitar perder lo que sacan al mercado.