El fin de la prolongada cuarentena para frenar los contagios de covid-19, que completó 160 días, le ha pasado una costosa factura a la economía colombiana. Cierres de empresas, pérdida de ingresos de las familias, mayor informalidad y aumento del desempleo son algunos de los primeros indicadores que confirman los efectos de las medidas de aislamiento. El dato más reciente sobre desempleo, en julio, se conoció esta misma semana y el panorama que muestra es desalentador: casi 4,15 millones de personas perdieron su empleo y la tasa nacional alcanzó el 20,2 por ciento, según el Dane. La situación fue más compleja para las 13 principales ciudades del país, donde la tasa alcanzó un 24,7 por ciento del país. En Bogotá, donde se aplicó un esquema de cuarentenas más estricto, la pérdida de empleos alcanzó cerca de un millón de puestos de trabajo. La tasa de desempleo para el trimestre de mayo a julio en la capital del país fue de 25,1 por ciento, pero solo en julio, según el Dane, alcanzó el 26,1, lo que muestra el desafío enorme que tendrá la administración para recuperar esa cifra. La capital aplicó un aislamiento preventivo draconiano, en buena medida porque alberga a casi 8 millones de personas. Eso le permitió evitar el colapso de las unidades de cuidados intensivos, atender el elevado número de contagios que se registran y evitar un desbordamiento en el número de muertes.
La capital responde por cerca del 27 por ciento del PIB nacional, por casi el 40 por ciento de las ventas del comercio, la mitad de las ventas de licores y el 70 por ciento de los viajeros por vía aérea. Por eso, la reapertura es vista como la mayor apuesta para el comienzo de la recuperación y posteriormente, de la reactivación. La preocupación por el deterioro del empleo en todo el país es de tal magnitud que este lunes 31 de agosto la Junta Directiva del Banco de la República bajó a un nivel histórico las tasas de interés, de 2,25 a 2 por ciento, en un nuevo esfuerzo por estimular la economía y generar condiciones para que el crédito reanime el circuito económico.
Durante la rueda de prensa para explicar esta decisión, el gerente del Emisor, Juan José Echavarría, aseguró que esperan ver “noticias un poco menos malas hacia el futuro, pero el problema del mercado laboral es complicado, el salto en Colombia fue mayor que en otros países de América Latina. A medida en que la inflación está en cuarentena, el impacto de la tasa es poco, pero a medida que se liberaliza ahí sí va a haber otro impacto”. Pero, ¿qué tan rápido funcionarán las recetas que están aplicando el gobierno nacional, las autoridades monetarias y los mandatarios regionales para lograr una rápida recuperación de la economía? Estas son algunas de las etapas por las que tendrá que pasar la economía antes de volver a crecer. 1) Reapertura no es reactivación. El primer paso para que la economía vuelva a tomar tracción es que finalicen las cuarentenas. Esto se vio en junio, cuando el Gobierno empezó a reabrir poco a poco algunos sectores económicos y esos movimientos se reflejaron en el aumento del consumo y el inicio de operaciones en los pocos sectores autorizados. Por eso, el anuncio del gobierno de que a partir de este primero de septiembre todo estará abierto, salvo un grupo de actividades que implican aglomeraciones y todavía no podrán volver, genera gran optimismo. El decreto del gobierno le apunta a que en esta nueva etapa las restricciones sean una excepción a la regla y no la generalidad. Pero algunos mandatarios regionales y municipales ya han anunciado que insistirán en algunas medidas restrictivas que están levantando ampolla a los sectores que buscan el reinicio. Es el caso de los comerciantes formales e informales que le han pedido a la Alcaldía de Bogotá flexibilizar la medida de pico y placa y ampliar los días de operación. Pero muchos creen que no será suficiente el horario establecido por la administración distrital y esperan una próxima revisión. Eso sí, todos tienen claro que la reapertura debe ir acompañada de un estricto cuidado de la salud, para evitar que vuelvan las cuarentenas. Para el presidente de la Cámara de Comercio de Bogotá, Nicolas Uribe, es necesario hacer un esfuerzo para ampliar el rango de comercios y actividades que podrán abrirse, de manera que haya “un ejercicio más empático con el hambre de la gente”. Por eso plantea que el reinicio de actividades debe hacerse con menor controversia y de forma más articulada.
La reapertura implicó el reinicio de los vuelos nacionales en 15 de los principales aeropuertos del país, del transporte intermunicipal y de los sistemas masivos de transporte con una ocupación del 50 por ciento. También se reactivó la industria, la construcción, el comercio, los restaurantes y los principales sitios turísticos del país. En algunas de estas actividades se mantendrán restricciones y estrictas medidas de bioseguridad para garantizar que no se presenten aglomeraciones y no haya nuevos contagios y que los colombianos puedan coexistir con la covid-19. Esta primera etapa, aunque implica que reinicia la actividad económica, no significa que habrá un gran crecimiento. De hecho, en Bancololmbia calculan que al finalizar el año la economía podría caer un 7,5 por ciento, mientras que el Ministerio de Hacienda calcula que podría estar en -5,5 por cientos mientras que el Banco de la República calcula que el desempeño económico del país en este año podría ser negativa entre 6 y 8 por ciento. Para el mercado laboral, el reinicio es importante aunque su recuperación será mucho más lenta. El departamento de investigaciones económicas de Bancolombia calcula que este año la tasa de desempleo terminará en 19,3 por ciento y estima que para 2024 bajaría al 13,4 por ciento. Es decir que ni siquiera alcanzaría los niveles del 2019, y podría tardar varios años más para estar en un solo dígito.
2) La demanda sigue deprimida. El cierre de actividades no solo llevó a que muchos colombianos perdieran su empleo. También a que otros optaran por reducir sus consumos ante una perspectiva incierta. Por eso la demanda sigue deprimida y esto hace que todavía se demore la normalidad en la economía. Por el lado de la oferta, muchas industrias todavía no planean copar su capacidad total de producción hasta que haya mayor certeza en el consumo y consigan los recursos para reabrir. El presidente de la Andi, Bruce MacMaster, teme que el proceso pueda tardar porque el aislamiento preventivo obligatorio pudo haber provocado un daño ‘semipermanente’ en una parte importante del sector productivo y le pegó con igual fuerza a la oferta y la demanda.
Por eso la presidenta de Acopi, Rosmery Quintero, insiste en que reapertura no es sinónimo de reactivación inmediata. Cree que primero tendrá que comenzar a moverse el consumo para que el aparato productivo aumente su operación, el dinero vuelva a circular, los impuestos se generen y los empresarios se recuperen gradualmente a fin de cumplir sus compromisos fiscales y laborales. Este círculo virtuoso requiere un esfuerzo adicional de empresarios y Gobierno. Pero podría tomarse un tiempo adicional y muchos creen que esto podría tardar unos meses, al menos hasta finales de este año. 3) Recuperar la confianza y la economía. Con el reinicio de operaciones, la expectativa de muchos colombianos es que se activen las ventas de los comercios, aumenten los pedidos en las industrias y los servicios poco a poco vuelvan a tener mayor demanda por parte de los consumidores. Pero lo cierto es que este proceso requiere un trabajo fuerte en el que todos pongan de su parte. Que los ciudadanos eviten con su comportamiento mayores contagios, que los empresarios inviertan y reactiven sus negocios, y que el Gobierno apoye el proceso de recuperación y garantice la atención sanitaria. Solo en la medida en que este autocuidado de todos los colombianos se refleje en menores contagios y una reducción importante en el número de muertes, podrá retomarse la confianza del consumidor, que es un tema fundamental para empezar a recuperar la economía. Es decir, que las empresas y los negocios dejen de perder como hasta el momento.
Este retorno de la confianza permitirá que más colombianos estén dispuestos a volver a viajar por vía aérea o en el transporte intermunicipal, que haya más disposición a comprar productos más allá de los básicos que se han consumido durante los últimos meses y que en general haya disposición hacia el gasto. El presidente de Fenalco, Jaime Alberto Cabal, espera que en los próximos meses llegue una fase de recuperación, en la que los empresarios podrían dejar de perder, como hasta el momento. “Pero la reactivación es otra cosa y todavía tendremos que transitar un camino lento para empezar a verla”, dice. Por eso hay quienes creen que la recuperación de la economía, es decir, llegar al punto en que las empresas dejen de perder, podría darse en algún momento del próximo año, cuando ya los resultados en materia de salud empiecen a dar buenas señales y los consumidores recobren la confianza. En ese momento también la inversión empezará a llegar de manera más fluida y empezará a activarse nuevamente el circuito económico. 4) ¿Cuándo llegará la anhelada reactivación? Aunque hasta el momento el Gobierno ha hecho un enorme esfuerzo económico para garantizar los ingresos para familias más vulnerables del país y para financiar parte de las nóminas de las empresas y los créditos para el sector productivo, este es apenas el comienzo de un proceso que todavía tardará meses. En Acopi calculan que, de tomar medidas adecuadas para estimular la economía, algo de reactivación podría empezar a verse en el primer trimestre del próximo año. “Ojalá la alegría de Año Nuevo mueva a los consumidores y la gente gaste más”, dice Quintero, de Acopi.
Sin embargo, algunos analistas y empresarios creen que la consolidación de esa recuperación solo se verá hasta 2022. Mario Hernández, el fundador de la firma marroquinera que lleva su nombre y que en los últimos años logró una importante expansión internacional, cree que la reactivación de la economía colombiana no se verá antes de dos o tres años, pues se trata de procesos lentos y de alguna manera complejos. Volver a tener cifras de crecimiento positivo, es decir, por encima de cero, solo podría lograrse cuando llegue una vacuna o se supere la emergencia sanitaria, dice Juan Pablo Espinosa, jefe de Investigaciones Económicas de Bancolombia. Mientras el virus siga circulando, la gente seguirá con cautela para viajar, consumir y gastar. Por eso, así como en el inicio de la pandemia el país se concentró en garantizar la salud y el abastecimiento, ahora “debemos concentrarnos en reactivación, salvamento de compañías para repotenciarlas y en reperfilar la economía del país”, dice Bruce Mac Master, presidente de la Andi. Los cálculos preliminares del comportamiento de la economía en 2021 indican que el PIB podría crecer, más por un rebote frente a un año tan negativo como será 2020. Sin embargo, eso no significa un gran crecimiento. Si bien el gobierno estima que en 2021 el crecimiento podría llegar al 6,6 por ciento, en Bancolombia calculan que este podría ser del 5,5 por ciento en un escenario base. Incluso el gerente del Banco de la República, Juan José Echavarría, dijo durante la rueda de prensa en la que se comunicó la baja histórica en las tasas de interés de intervención, que la reactivación de la economía del país podría verse en 2022 aunque no descarta que ojalá este proceso se dé antes.
Pero todo dependerá de que los ciudadanos mantengan un comportamiento ejemplar para evitar un rebrote o una mayor propagación del virus, de que el Gobierno tome las medidas adecuadas de política pública encaminadas a acelerar la reactivación, las empresas retomen sus planes y sobre todo, de que haya consistencia y congruencia entre las medidas que se tomen en lo nacional y lo local, porque, de lo contrario, generarán mayor incertidumbre. Aunque falta mucho, la reapertura es un buen paso en ese camino, reconoce el presidente de la Anif, Mauricio Santa María. Destaca que las cifras de junio, cuando la economía abrió un poco, muestran que esa decisión tuvo un impacto positivo. “Ahora que se abre más y se pueden hacer más actividades, eso, sin duda, tendrá un impacto positivo”. Lo importante es no dar marcha atrás. 5) ¿Qué hacer para acelerar la recuperación de la economía? Varias decisiones de política pública, comenzando por inyectar mayores recursos a las familias vulnerables y a la economía, para lograr que en esta etapa de reapertura haya suficiente liquidez en las familias y las empresas. Estas son condiciones necesarias para que la economía vuelva a arrancar. De hecho, varios analistas insisten en que la liquidez debe volver de manera más oportuna al sector productivo y a los hogares, para que se facilite el consumo.
El Gobierno ha dicho que ha invertido casi 6 puntos del PIB en controlar los daños económicos y de salud generados por la pandemia. Pero en el proceso de recuperación podría necesitar mucho más. Ya anunció los ejes del New Deal en su programa Compromiso por Colombia, que invertirá 100 billones de pesos. Sin embargo, tendrá que agilizar esa ejecución de recursos para lograr que la economía vuelva a tomar tracción. Este esfuerzo del gobierno central debe ir acompañado de los planes de desarrollo a nivel regional y municipal muy ambiciosos, que permitan una recuperación adecuada de la economía.
Salvar el tejido empresarial es un imperativo en esta nueva etapa, dice el presidente de Anif, Mauricio Santa María. De hecho, el Estado es el principal accionista de las compañías en Colombia, ya que recibe en impuestos cerca del 55 por ciento de sus utilidades. Por eso, a los municipios, departamentos y la Nación les conviene apoyar a las empresas. Pero también porque el sector empresarial juega un papel clave en generar empleo y oportunidades, y en construir riqueza. Aunque la reactivación podría demorarse, los pasos de los próximos meses serán definitivos para que sea sostenible y el país recupere la senda de crecimiento que necesita.