Desde 2015, Colombia y otros 192 países se comprometieron a cumplir 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que buscan mitigar la pobreza, mejorar las condiciones de salud y educación e impulsar un mayor bienestar social al año 2030. Específicamente hay una meta que busca “promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos”, aspiraciones, que por el momento no se están cumpliendo. Un estudio de Fedesarrollo sobre este tema señala que Colombia está rezagada en los objetivos laborales, lo que se evidencia en el persistente y ahora creciente desempleo y la informalidad.
Para resolver estos problemas la fórmula está en aumentar la productividad, lo que permite mayor crecimiento económico y mayor competitividad del país frente al mundo, pero la productividad laboral medida por el PIB por trabajador colombiano es baja frene a otros países de la Ocde y a economías de América Latina como México y Brasil. En Fedesarrollo destacan que las metas del Conpes 3918 de 2018 con respecto al crecimiento del PIB por trabajador se han cumplido tanto en 2015 como en 2018, pero la meta para 2030, que es aumentar 3%, no se ve factible dado que la economía no crece al 7%, sino a un promedio de 2,2% en los últimos 4 años.
Por tanto, “teniendo en cuenta proyecciones como las del Fondo Monetario Internacional, donde se espera que Colombia crezca a un promedio de 3,7% real entre 2020-2024, la meta del aumento del PIB por trabajador para 2030 necesitará de varios esfuerzos de política para cumplirse”, sostiene en el centro de pensamiento. En lo que respecta a la reducción de la informalidad, aún está lejos del objetivo de 2030. El año pasado se esperaba que 52% de los trabajadores tuvieran un empleo formal, pero fue 51,8% y la aspiración a 2030 es llegar a 60%. En Fedesarrollo sostienen que, si bien la proporción de personas ocupadas formales ha subido, especialmente entre las mujeres desde la reforma tributaria/laboral de 2012, su ritmo de crecimiento se ha desacelerado por una menor formalidad de los hombres desde 2016. “Esta dinámica podría explicarse por el incremento en los trabajos de cuenta propia y nuevas formas de trabajo intermediadas por plataformas digitales, cuyas formas de empleo están creciendo más rápido que las asalariadas tradicionales en países como Argentina, Brasil, México, Perú y Colombia”, precisan en Fedesarrollo. Como se sabe muchas personas trabajan en plataformas de transporte o de domicilios como un complemento a su salario, pero muchas más se dedican por completo a trabajar con estas compañías, que mayoritariamente no los consideran como empleados, sino como asociados, lo que implica que quedan en la informalidad.
Menos microempresas En Fedesarrollo señalan igualmente, que otro factor que está afectando el mercado laboral es el menor crecimiento de las micro, pequeñas y medianas empresas. Datos de la Superintendencia de Sociedades muestran que el número de unidades productivas catalogadas como Pymes en 2017 y 2018 ha tenido una reducción anual de 17,3% y 13% respectivamente. Esta caída es negativa, dado que este tipo de empresas tienen un aporte significativo a la producción nacional y a la generación de empleo. De acuerdo con el Dane, las Mipymes representan 90% del sector productivo, aportan aproximadamente 35% del PIB y generan 80% del empleo. Así mismo, el país debe trabajar para que el mercado laboral sea más inclusivo, eliminando brechas entre hombres y mujeres, ampliando el acceso al empleo y la formación para los más jóvenes y eliminando el trabajo infantil, especialmente en las zonas rurales, donde es más común.