Los pronósticos del impacto social y económico de la pandemia en América Latina son desalentadores. Esta será la región más golpeada por el coronavirus, según han anticipado centros de estudio y entidades multilaterales. El Fondo Monetario Internacional (FMI) había proyectado en abril una caída en la economía de la región del 5,2 por ciento por efectos de la pandemia. Ahora corrigió a la baja la cifra y ahora cree que el desplome llegaría al 9,4 por ciento. Eso significará un retroceso enorme en los avances que habían logrado los países durante la última década en la lucha contra la pobreza, el desempleo y la desigualdad. En cuanto al empleo, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) calcula que habrá este año 11,5 millones de parados más. Mientras tanto, la Cepal cree que aumentará en 28,7 millones el número de personas que volverán a la pobreza o la pobreza extrema.

Estos preocupantes vaticinios motivaron al presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, a convocar una reunión virtual con la iniciativa ‘Juntos por una respuesta para América Latina y el Caribe ante la covid-19’ a fin de explorar ayudas financieras para la región. A la cita asistieron los mandatarios de Argentina, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Perú, Paraguay, República Dominicana, Uruguay y Barbados, junto con los presidentes del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva; del Banco Interamericano de Desarrollo, Luis Alberto Moreno; de la CAF, Luis Carranza, así como el vicepresidente para la región del Banco Mundial, Carlos Felipe Jaramillo. La reunión permitió analizar los problemas que agobian a cada país y buscar el compromiso de los organismos multilaterales para facilitar el acceso a recursos en condiciones flexibles. Al término de la cita, que duró más de tres horas, algunos temas quedaron consignados en el acta aprobada por los presidentes. Entre los firmados están la necesidad de garantizar liquidez, facilitar el acceso al crédito y diseñar líneas que lleguen rápido, ahora que el continente se ha convertido en el nuevo centro de la pandemia. También quedó claro que urge asegurar los recursos para mejorar los sistemas de salud y seguridad social en la región. En este caso, contemplan fórmulas que van desde créditos blandos hasta posibles donaciones de carácter bilateral e, incluso, reasignación de recursos para este propósito. Además, se debe adoptar un enfoque innovador y ambicioso para mitigar el impacto de esta crisis “y recuperar la senda de un crecimiento sostenible e inclusivo que promueva el progreso económico y social sin dejar a nadie atrás”.

Aunque no quedaron en el acta, los mandatarios tienen preocupaciones puntuales. El presidente de Argentina, Alberto Fernández, abogó por reestructurar la deuda y pidió considerar una posible condonación a los países más pobres. Su colega de Uruguay, Luis Lacalle Pou, pidió no profundizar el proteccionismo, mientras que Lenín Moreno, de Ecuador, insistió en la solidaridad de los países de mayores ingresos con los que menos tienen. El presidente Iván Duque, por su parte, llamó la atención del papel de las calificadoras de riesgo, que siguen midiendo a los países con raseros que no corresponden a la realidad de la pandemia y esto afecta el costo del endeudamiento. “Los países no pueden ser juzgados con criterios precovid en circunstancias de covid, mucho más cuando no sabemos por cuánto tiempo estará pendiente esta pandemia”, dijo. Las estimaciones sobre el comportamiento de la economía global en 2020 son para llorar. El FMI calcula que la contracción del PIB llegará al 4,9 por ciento y la recuperación tardará más de lo esperado. En estas circunstancias, América Latina debe buscar ayudas en las multilaterales y en la comunidad internacional. De ello dependerá salir pronto de esta crisis, la peor amenaza económica y social para la región en muchos años.