El desarrollo del sector de telecomunicaciones es clave para la productividad y competitividad del país. A finales del año pasado, el Gobierno adjudicó el espectro de 5G para disminuir el cierre de las brechas del país y llegar a una cobertura del 85 % en la conectividad.

Esto daría un salto en el impulso hacia la digitalización y automatización del sector productivo, mejorar la eficiencia operativa y desarrollar nuevos productos y servicios que apalanquen la innovación en sectores clave de la economía.

Sin embargo, esta coyuntura llega en un momento crítico para el sector, en el que, incluso, algunos consideran que su sostenibilidad hacia el futuro podría estar en riesgo.

Fabián Hernández, presidente de Telefónica Colombia; Rodrigo de Gusmao, presidente de Claro Colombia, y Carlos Blanco, presidente de Tigo. | Foto: SEMANA

Los resultados del sector el año pasado fueron muy complejos. De acuerdo con las cifras de las 1.000 Empresas más grandes del país, que publica SEMANA, al analizarse las cifras de las empresas que más pérdidas tuvieron en 2023, el listado lo encabezan tres compañías que pertenecen al sector de telecomunicaciones: UNE EPM con pérdidas por -1,1 billones de pesos, le sigue WOM (Partners Telecom), con -874.902 millones, y Telefónica Movistar, con -689.666 millones. Los ingresos en este sector de las firmas, que están en el ranking de las 1.000 Empresas más grandes, no crecieron en 2023; sin embargo, las utilidades tuvieron una variación negativa de -24 %.

Si la economía tuvo el año pasado, como un todo, una fuerte turbulencia, el sector de telecomunicaciones está pasando por una tormenta.

En la historia reciente, mientras la inflación crecía, los precios no aumentaban o, incluso, la tendencia del sector ha sido deflacionaria, siendo la única rama de la economía con estas condiciones. Esto lo explica una competencia intensa entre los jugadores del sector, especialmente con la llegada de WOM, que algunos operadores califican como una “canibalización”, aun en medio de unos precios de los insumos al alza en los mercados internacionales, las tasas de interés elevadas y la volatilidad del dólar.

A ello se suma una profunda controversia regulatoria por la posición de dominio de Claro y las decisiones de la Comisión de Regulación de Comunicaciones (CRC). Mientras empresas como Tigo y Movistar piden que se revise permanentemente la regulación para equilibrar el mercado, frente a esta posición de dominio, para Claro la situación es otra.

“Estas medidas, en lugar de promover la inversión en zonas apartadas, resultan en un comportamiento parasitario de no inversión de los demás competidores, lo que perjudica directamente a los consumidores y al cierre de brechas digitales del país”, dijo Rodrigo de Gusmao, presidente de Claro Colombia.

Esta situación desencadena un momento de fragilidad financiera para las empresas. WOM, uno de los más recientes competidores en el mercado, se encuentra en proceso de reorganización.

WOM, empresa que preside Ramiro Lafarga, solicitó ante la Supersociedades autorización para acogerse a proceso de reorganización. Juan Sebastián Cruz Ruiz / SEMANA. | Foto: Juan Sebastián Cruz Ruiz/Semana

“Con el objetivo de fortalecer la estabilidad financiera de la compañía para proteger a sus colaboradores, cumplir con los compromisos adquiridos con el Gobierno y con los proveedores, mientras asegura el servicio a sus más de 6,4 millones de clientes, WOM Colombia solicitó, de manera voluntaria, ante la Superintendencia de Sociedades, el inicio de un proceso de reorganización empresarial para el pago de acreencias. La decisión responde a los retos de adaptación que enfrenta la compañía y que refleja los desafíos de un sector que, como lo mencionó el ministro de las TIC en recientes declaraciones, es competido, intensivo en capital y con ingresos a la baja por usuario (Arpu), entre otros factores”, aseguró la compañía en su momento en un comunicado.

Para Carlos Blanco, presidente de Tigo, el ajuste en el sector pasa por la oferta de más recursos a un menor precio. “La competencia por el usuario se ha canibalizado: en los últimos cuatro años, el Arpu (ingreso promedio por cliente) ha caído alrededor de un 10 %. Este entorno llega a la industria en un momento crítico: entre 2023 y 2024, los operadores deben renovar el 60 % del espectro con el que operan actualmente, con todas las inversiones y el despliegue que esto conlleva. Sumado a esta situación, la industria de las telecomunicaciones es la única que no ha hecho incrementos superiores a la inflación. De hecho, este sector ha sido deflacionario”, asegura.

A finales del año pasado, el Gobierno adjudicó el espectro de 5G para disminuir el cierre de las brechas del país y llegar a una cobertura del 85 % en la conectividad.

Tigo tiene la participación del Grupo Millicom y del Grupo EPM, que el año pasado tuvieron diferencias por una capitalización para la empresa que le permitiera mantener el negocio en marcha. EPM no pudo vender su participación debido a que no logró activar una cláusula de la negociación, pues era necesaria una autorización del Concejo de Medellín que no la entregó. Incluso, en su momento, la Alcaldía de Medellín habló de una dilución forzosa de su participación y de una toma hostil por parte de Millicom. Al final, la discusión se superó y se acordó la capitalización que le dio un segundo aire a Tigo.

En los últimos días, las noticias en torno a Tigo se han agitado. Por una parte, el anuncio del interés del millonario Xavier Niel de quedarse con Millicom. Y otra, la decisión del alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, de presentar ante el Concejo el proyecto de acuerdo para que se discuta la autorización a EPM de enajenar su participación en Tigo-UNE, aumentando así la expectativa por el futuro de la compañía.

Mientras tanto, el año pasado logró una alianza con Movistar, su gran competidor, para entrar en la operación de 5G, en la búsqueda de sinergias y mayores eficiencias operativas. Van con una sola red, pero cada empresa mantiene su independencia y competirán en el mercado. La inversión que realizará la unión temporal para la adquisición del espectro superará los 318.000 millones de pesos.

“En el sector Telco en Colombia todas las compañías atravesamos retos financieros importantes, excepto una empresa. Hemos visto la reciente capitalización de Tigo y la solicitud de reorganización empresarial de WOM. Esta situación nos ha llevado a trabajar con modelos alternativos de compartición de infraestructura, como el caso de la red de fibra óptica con KKR y el acuerdo marco que tenemos con Tigo para desarrollar una red unificada de acceso móvil en Colombia”, explica Fabián Hernández, presidente de Telefónica Colombia.

La tendencia de bajos precios en el sector, al parecer, se mantendrá, incluso con 5G. Distintos operadores han señalado que de cara al cliente no habrá cambios en el precio por el servicio por contar con red 5G, situación que seguramente seguirá presionando las cuentas de las empresas.

La industria ha planteado que, dado el estado actual del mercado y las responsabilidades de los operadores en el cierre de la brecha digital en el país, se inicie una discusión sobre la sostenibilidad del sector, más aún cuando, seguramente, el recorte de los planes del Gobierno, ante la caída en las expectativas del recaudo y las dificultades en las cuentas fiscales, también lo afectará. Incluso, puede amenazar las metas de cobertura del mismo Gobierno.