El sector lácteo pasa por un momento complejo. Según Asoleche, el consumo de productos derivados de la leche ha tenido contracciones en los dos últimos años: -9 % en 2022 y de -6 % en 2023. La razón está en los altos costos para los productores, una inflación que, aunque ha caído, se mantiene lejos del rango meta del Banco de la República y las tasas de interés, que apenas este año han empezado a ceder, pero no con la velocidad que muchos esperan.
De hecho, según este gremio, entre 2021 y 2023, el incremento del costo de la leche pagado a productores fue del 90 %, efectos que empezaron en la pandemia y el estallido social, y cuyas heridas, parece, todavía no sanan.
¿Cómo moverse en este escenario? Alpina es una de las empresas más emblemáticas del país y para su presidenta en Colombia, Carolina Espitia, han tenido que hacer esfuerzos internos para absorber ese costo y no pasárselo del todo al consumidor. El año pasado, asegura, las correcciones fueron muy lentas, y aunque empiezan a ceder algunos costos, las inflaciones siguen altas y el consumidor, “con un bolsillo muy apretado”. Para este año sigue esa dinámica: “Estamos en una época de ajuste de este proceso que empezó en 2021”, explica.
Y agrega Espitia: “El 2023 fue un año retador, pero creo que tuvimos resultados satisfactorios. Cerramos con ventas netas de 2,2 billones de pesos. No tuvimos un crecimiento, pero fue positivo considerando la realidad económica y el contexto en el que estamos operando. Logramos mantener la rentabilidad y, sobre todo, proteger el flujo de caja”.
En materia de deuda, Espitia califica a Alpina como una compañía “muy conservadora. Siempre hemos pensado, cuando tomamos decisiones de inversión y de endeudamiento, en el largo plazo, en las vacas flacas, en los tiempos difíciles, y en que en esos momentos no podemos estar en problemas”. Hoy tiene unos niveles de deuda de dos veces ebitda y una cobertura de flujo de caja holgada que, a su juicio, les permite cumplir con el servicio de la deuda sin problema.
Advierte que, cuando las tasas suben, es necesario proteger, en primer lugar, el flujo de caja de la compañía para responder a las entidades financieras. “¿Eso a qué nos obliga? –se pregunta Espitia–. A mantener una rentabilidad. No podemos ceder. ¿Cómo estamos protegiendo la rentabilidad? Sin subir los precios, pero sí haciendo transformaciones y ajustes internos, al igual que optimizaciones en todos nuestros procesos. Estamos trabajando en digitalización para absorber esos mayores gastos y costos, y proteger la rentabilidad sin afectar el bolsillo del consumidor”.
También explica que, si bien el costo de la leche es uno de sus principales componentes y “nos pega durísimo”, dice que ha venido cediendo, pero todos los demás gastos siguen aumentando. “Estoy hablando de servicios, de arrendamientos, de energía, de combustibles. Nosotros transportamos nuestros productos a todos los rincones del país. Entonces, esa llegada a los consumidores está siendo muchísimo más costosa. Y buscamos no transferirle esos mayores costos al consumidor, sino absorberlos nosotros”.
En medio de esta coyuntura, con 79 años de historia y cinco plantas, la compañía avanza en un proceso de preparación para adecuarse hacia el futuro, siendo más ágil para competir en un mercado cada vez más difícil.
“Y en este camino venimos en ese proceso de automatizaciones que nos generan mayores rentabilidades, revisar todos nuestros procesos y capacitar a nuestra gente”, asegura Espitia.
Por ejemplo, destaca el avance de la compañía en la llegada al mercado, no solamente con una fuerza de ventas en punto de venta, sino híbrida, con procesos de automatización que entregan mayores rentabilidades.
Además, Alpina avanza en su estrategia de innovación para capitalizar oportunidades de consumo en distintos mercados, en un sector como el de alimentos con grandes retos en Colombia, donde parte de la población no alcanza a consumir tres comidas diarias y el per cápita de consumo de leche es menor al promedio de la región. Para este año, la empresa hará entre 15 y 18 lanzamientos, en productos como yogur griego y snacks con quesos deshidratados, y está desarrollando un piloto con la empresa Italcol para explorar la categoría de mascotas con el producto DogYurt, un snack para perros.
En Alpina, el peso de sus nuevos productos y las ventas de las innovaciones las miden por lo que llaman el índice de vitalidad: los lanzamientos de los últimos tres años y lo que representan en ingresos, cuyo valor hoy es cercano al 13 % de las ventas y la expectativa es seguir aumentando.
El entorno
Frente al entorno, la incertidumbre política, las reformas y los anuncios del Gobierno, por ejemplo, en materia de una constituyente, Espitia considera que afecta, para bien o para mal, a los consumidores y a las empresas. “Todos actuamos con variables macroeconómicas concretas. Pero la otra variable es de expectativas, del sentimiento hacia la economía, hacia lo que está pasando, hacia lo que asusta o no y que posiblemente en el futuro pueda impactar. Esas expectativas están impactando el bolsillo del consumidor que ya está apretado, sigue frenando el consumo y siendo muy cuidadoso en dónde invierte, sobre todo en términos de largo plazo”, manifiesta.
Las empresas, dice, “estamos exactamente igual. Para nosotros la inversión es un tema financiero y de riesgos”. Señala que hacia el futuro se percibe un crecimiento muy débil y mientras esto, sumado al riesgo, no mejore, “la posibilidad de que la inversión en el país reaccione es baja”.
En ese sentido, Espitia invitó al sector privado a enfocarse, más allá de la agenda y la conversación política, “en lo que sabemos hacer. Tenemos que buscar ser más competitivos, aumentar la productividad, ser capaces de exportar y mover el sector. Tenemos muchas oportunidades, tenemos mucho por hacer. Creer en el país, apostarle al país. La inversión llegará, esperamos que la conversación cambie hacia un futuro común del país. Uno de los mayores retos que tenemos es que cada uno jala para su lado. Mientras no pensemos en país, en un propósito común, tanto del sector público como del sector privado, donde todos jalamos para el mismo lado, va a ser difícil que este sentimiento cambie”.
En materia de inversión, Alpina tiene un plan de 40.000 millones de pesos para este año. “No hay razón para frenar. Acá estamos y acá seguiremos en el largo plazo. Entonces, tenemos que seguir apostando en innovar para nuestros consumidores, en producir nuevas categorías, nuevas ofertas de valor”, sentencia Espitia.
Sin embargo, la caída en la inversión en el país ya completa cinco trimestres en terreno negativo. ¿Qué está pasando en concepto de la presidente de Alpina? “Es el ruido. Es el no saber para dónde vamos a coger. Es la falta de certidumbre. ¿Hay largo plazo? ¿Cuál es el largo plazo? Eso, cómo se incorpora en una evaluación financiera para tomar una decisión de inversión, es muy complejo”, expresa.
Pero, por otro lado, insiste en que es necesario reactivar el consumo. “Esa es la parte que sí está en nosotros. Cuando el consumo jala, la capacidad productiva tiene que ampliarse. Y tenemos mucho por hacer en ese sentido”, dice Espitia.
Una de sus mayores preocupaciones es el tema de seguridad física y la complejidad que representa para la operación. “Compramos a productores en diferentes regiones del país, pero también distribuimos productos en todo el territorio nacional –explica Espitia–. Tenemos una flota propia y otra de terceros. Y es difícil. Encontramos que hay bloqueos, que el producto no puede salir, no podemos recoger siempre la leche. Este es un producto perecedero. Nos implica mayores gastos y costos porque los camiones tienen que pasar más tiempo en las carreteras”.
Finalmente, contó la estrategia para el corto plazo con un ejemplo muy gráfico: “Internamente, decimos que estamos cruzando un charco. El 2024 es el año de cruzar un charco. Cuando usted va manejando y ve un charco, no sabe lo que hay allá abajo. ¿Qué hay que hacer? Pasar con cautela, frenar, corregir el rumbo. Así estamos operando en Alpina este año. Es un año de correcciones, de operar muy en corto. De ajustar lo que estamos haciendo. Pero al final tenemos que llegar al otro lado del charco. Cerrar el año con unas ventas creciendo de manera razonable y, sobre todo, manteniendo la rentabilidad y el flujo de caja de la compañía. Creo que mientras sigamos innovando, mientras sigamos invirtiendo, habrá futuro y un mejor 2025”, concluyó.