La construcción y el agro son hoy los dos sectores de más bajo rendimiento en la economía del país. Al cierre del primer trimestre, cuando el PIB creció 3 %, el primero se contrajo 3,1 % y el segundo apenas avanzó 0,3 %. En el caso de la actividad edificadora hay un fuerte impacto por las menores ventas de vivienda y el freno que viven las obras de infraestructura. En el agro, pese a que el cultivo de café creció 6 %, caen los cultivos permanentes y transitorios, la ganadería, la piscicultura y la silvicultura.
El paso más lento de las actividades agrícolas frente al resto de la economía no es novedad en Colombia, sin embargo, este es uno de los sectores que el Gobierno más quiere impulsar, no solo por soberanía y seguridad alimentaria, sino también por el potencial del país. En ese contexto, la feria Agroexpo, que cumple 45 años de existencia, sirve como marco para dar las discusiones sobre lo que se debe hacer para impulsar el campo.
Álvaro Ernesto Palacio, presidente de Asohofrucol, gremio de los cultivadores de frutas y hortalizas, considera que uno de los grandes retos para el desarrollo del sector consiste en generar entre los jóvenes sentido de pertenencia por lo que produce la tierra. “A las nuevas generaciones les interesa sembrar nuevas frutas y hortalizas para impactar el mercado global. Tenemos mujeres y hombres muy jóvenes que están trabajando en el modelo de agricultura tropical con un sello de Colombia para el mundo y América Latina”.
Así mismo, mencionó las transformaciones productivas que se deben hacer en acción del cambio climático y en el aumento de las exportaciones, cómo la juventud se está vinculando al campo, trabajando sin químicos, “y eso a ellos les ha gustado”.
Durante el lanzamiento de Agroexpo, la ministra de Agricultura, Jhenifer Mojica, resaltó que este espacio refleja la visión de país que quiere el gobierno del presidente Gustavo Petro, pues considera que el futuro agroalimentario debe ser base para el desarrollo de Colombia. Para lograr ese objetivo, cree que lo ideal es incentivar estas actividades desde el sector público y el privado.
En ese sentido, explicó que la meta es impulsar los casi 2,7 millones de productores del sector privado que han logrado posicionarse pese a condiciones climáticas adversas y retos propios de la economía. De igual forma, la misma línea se da para 1,6 millones de productores de agricultura familiar, campesina, popular y comunitaria que hacen grandes apuestas y esfuerzos por mejorar la manera como hacen la agricultura, el riego y la innovación.
Paralelamente, la ministra Mojica mencionó que “estamos en un momento donde debemos lograr acuerdos en acciones completas para no llegar a una catástrofe climática. Ahora, entrando a un Fenómeno de El Niño, que esperemos sea de leve a moderado, pero que puede tornarse más grave. Va a afectar a muchos productores, en especial en la Costa, pero igual en la zona Andina. Debemos hacer un cambio en cómo administramos el agua y la siembra para ser más sostenibles con el medio ambiente, pero principalmente, un cambio de los colombianos para admirar a cada una de las personas que producen nuestros alimentos”.
Un ejemplo de la redignificación del trabajo agrícola es el proyecto que realizan la Asociación Agropecuaria Campesina para Volver al Campo (ACVC) y la Corporación Colombia Internacional (CCI) en Caucasia, Antioquía, en donde buscan impulsar la producción sostenible del plátano hartón. Adriana Senior, presidente de la CCI, afirma que este es un claro ejemplo de que sí es posible tener una producción rentable y sostenible de un producto ganador para el mercado local e internacional que genera valor agregado en la transformación agroindustrial.
En total, se benefician 74 productores y familias del bajo Cauca, logrando que su iniciativa sea sostenible a largo plazo. Al mismo tiempo, han recibido fortalecimiento en capacidad de gestión y comercialización, así como buenas prácticas agrícolas y ambientales e implementando medidas para mitigar el cambio climático.
Esta iniciativa recibe el apoyo económico del Programa Colombia Sostenible, el cual es implementado por el Fondo Colombia en Paz con recursos del Banco Interamericano de Desarrollo para promover alternativas económicas rentables y sostenibles en las zonas más afectadas por el conflicto armado en el país. El aporte del programa asciende a 666 millones de pesos.