Viajar, ir a cine, disfrutar de un espectáculo musical o contemplar una buena obra de teatro hacen parte del ‘Vivir sabroso’ de los colombianos, pero se percibe una incertidumbre ante la incoherencia del nuevo Gobierno, que ha anunciado apoyo al turismo y al entretenimiento, pero por otro lado pretende eliminar incentivos para esta industria, que apenas se está recuperando de los coletazos de la pandemia.
El presidente Petro ha anunciado que el turismo de naturaleza, comunitario, cultural, científico, entre otros, será protagonista en la economía del país como uno de los mayores generadores de bienestar económico y social local.
En esta línea, el Gobierno incentivará la creación y el fortalecimiento de las asociaciones de prestadores de servicios turísticos bajo la premisa de la conservación y la sostenibilidad del medioambiente, con miras a la reducción del impacto negativo y la contribución a la generación de ingresos y empleo para la población local.
Rafael Obando Delgado, abogado de AVIA Legal, firma especializada en derecho de turismo, considera que para hacer realidad este propósito será prioritario “el acompañamiento institucional a los prestadores de servicios turísticos por parte de los entes nacionales y territoriales que les permita lograr esas metas”. Agrega que también es necesaria la capacitación y la formalización de los prestadores turísticos, especialmente en regiones donde no están organizados, para que puedan prestar un servicio acorde con las expectativas de los consumidores y con la normatividad vigente.
Sin embargo, hay otro tema que preocupa: el fin de las exenciones por la pandemia que había dado el Gobierno anterior y que acabarían este año. Advierte Obando que “sin duda se sentirá en el sector el impacto que generarán estas medidas fiscales, y forzosamente los prestadores de servicios turísticos tendrán que trasladar esos mayores costos a los consumidores”.
En otros países, dice Obando, se aplica la fórmula contraria: se subsidia al sector turístico para que sea atractivo para consumidores locales y foráneos lo cual redunda en la generación de mayores ingresos que al final se traducen en pago de impuestos, nuevos empleos, crecimiento del PIB.
Sobre el vencimiento de las exenciones fiscales al turismo, Lina Uribe, de Gómez-Pinzón, señala que “el costo adicional que ello implicará para las empresas se trasladará al usuario final, lo que podría desincentivar el turismo y se estancaría el crecimiento progresivo que ha evidenciado la industria en el último año. Si no contamos con un entorno propicio para el desarrollo de nuevos negocios, inevitablemente los inversionistas van a preferir países que ofrezcan mejores beneficios para una mayor rentabilidad”.
Destaca que una de las propuestas de la reforma tributaria que tiene un impacto negativo en la industria es la que establece la eliminación de las tarifas diferenciales para las personas jurídicas que presten servicios hoteleros, quienes deberán pagar renta a una tarifa plena del 35 por ciento. La eliminación de las tarifas especiales aplicará únicamente para aquellos que no tengan una situación jurídica consolidada respecto de las condiciones que deben acreditar para acceder a tales beneficios, es decir, para aquellos proyectos de inversión nuevos. “Esta situación los pondría en una desventaja competitiva evidente, pues sus ingresos se verán disminuidos en una mayor medida en comparación con los contribuyentes que obtuvieron los beneficios tributarios en relación con nuevas inversiones en el sector hotelero de manera previa a la reforma”, señala Uribe.
Jorge Enrique Sánchez, quien dirige la firma JSM Abogados, señala que por lo pronto la única iniciativa de orden legal que se conoce es la de derogar las exenciones de rentas derivadas de la actividad hotelera, derogatoria que hace parte del paquete de medidas de la reforma tributaria. “Esas exenciones resultaron muy útiles para la expansión, inversión y modernización del sector”.
La industria está a la expectativa de conocer las propuestas que se incluyan en el plan de desarrollo y en la ley de presupuesto. Sánchez considera que de nada sirve que el país tenga condiciones para una oferta turística extraordinaria si no se es capaz de aprovechar esa ventaja para que esa oferta sea de calidad. En lo inmediato, el Gobierno se tiene que ocupar de garantizar que el transporte aéreo sea un mercado en competencia, y esa quizá es una de las primeras tareas que debe acometer la recién designada directora de la Aerocivil cuando examine la integración entre Avianca y Viva, agregó.
Por su parte, la economía creativa o naranja es una herramienta de desarrollo cultural, social y económico que se impulsó bajo el gobierno Duque y cuyo futuro es incierto bajo el mandato Petro, hasta el momento. El nuevo Gobierno ha anunciado un cambio en el enfoque que se le dará a la economía naranja y la política pública que la lideró. El reto para el Ejecutivo es no afectar dinámicas de crecimiento y desarrollo en un sector clave, como el progreso en tecnología, más aún si quiere avanzar en la industria del conocimiento. Ejes como Medellín, en donde inversionistas e investigadores están llegando no solo para generar conocimiento sino también empleo y valor agregado, o Bogotá, donde se están montando nuevas industrias en materia de conocimiento siguen a la expectativa de la estrategia del Gobierno para avanzar en este pilar fundamental de desarrollo.
En materia de entretenimiento, Colombia se ha convertido en un hub de producción de contenido. El ejemplo más reciente es Pálpito, la serie más exitosa de la plataforma de streaming Netflix, que lideró la productora colombiana CMO. Decenas de producciones se han realizado en el país, gracias a los beneficios y exenciones que le entregaron al sector. Esto ha generado un boom en el país que ha permitido inversiones superiores al billón de pesos en los últimos años.
Esa producción audiovisual de películas, realities, telenovelas, series y demás mueve otros sectores, como actuación, sonidistas, técnicos, talentos y una gran cantidad de empleos indirectos en industrias como transporte, vestuario, alimentación y hospedaje.
Colombia compite con otros destinos para la producción en la región, como Argentina o México, y perder esos incentivos y exenciones tributarias podría significar un golpe profundo a una industria naciente y con gran potencial. Aunque no hay nada definido, y el senador Gustavo Bolívar del Pacto Histórico ha anunciado que revisarán el tema con el Gobierno, la incertidumbre jurídica y tributaria ronda por el sector, con el eventual cambio en las reglas del juego. Dentro de esos beneficios que estarían en el limbo se encuentran la exención sobre el 50 por ciento de la renta que los industriales de la cinematografía (productores, distribuidores y exhibidores) obtengan, y que se capitalice o reserve para desarrollar nuevas producciones o inversiones en el sector cinematográfico. También la deducción de las donaciones e inversiones en proyectos cinematográficos de producción o coproducción colombianas de largometraje o cortometraje aprobados por el Ministerio de Cultura a través de la Dirección de Cinematografía.