Aunque en el último tramo que le falta a la reforma pensional, dentro de su trámite en el Congreso de la República, todo puede pasar, nada parece detener ya el desenlace del proyecto de ley.

La ponencia que entrará en la agenda de debates de la plenaria de la Cámara en los próximos días, para enfrentar su cuarto y último debate, tiene pocos cambios, solo ajustes de forma y una que otra modificación sustancial, como la de la eliminación de la comisión por desempeño de los fondos generacionales que se crean para guardar la plata de los ahorradores.

Así se planeó, según ha contado la coordinadora ponente Martha Alfonso, para facilitar el trámite, de cara al corto tiempo que falta para que termine la agenda legislativa, y se necesitaría una conciliación para definir cuál texto primará.

La reforma pensional completa ya un año largo en el Legislativo, desde que fue planteado el esquema de pilares como alternativa de solución a parte de las dificultades que tiene el sistema de aseguramiento: viejos desamparados, pocos cotizantes asiduos, pocos se pensionan y el Estado gasta mucho dinero, en parte, para subsidiar mesadas donde no debe.

Mucha agua ha corrido bajo el puente desde que salió al ruedo la reforma pensional, y, aunque la iniciativa saldrá adelante, con todos los ajustes que le han realizado en el proceso, queda la lista de lo que pudo haber sido mejor, de una vez, pero el tema político ha sido más fuerte que la necesidad de transformar el modelo. El país llevaba 30 años sin hacer una reforma y no será fácil que los próximos gobiernos se den la pela. Por lo tanto, el peor escenario sería que siguiera la presión para que el proyecto se quede en la última parte.

Lo que no se hizo

Kevin Hartmann, abogado e investigador en temas pensionales, señala que hay componentes alrededor del sistema pensional que requiere Colombia, que hubiera sido importante abordar de una vez.

“Por ejemplo, las reformas paramétricas sobre la manera de liquidar las pensiones en el componente de Colpensiones; la edad de pensión; la tasa de cotización, y la fórmula de revalorizar las pensiones. Serán elementos que deberán abordarse en unos años a través de la entidad rectora del sistema de protección social, que es creada por esta ley y que sugerirá ese tipo de cambios paramétricos a través del tiempo”, señaló.

Umbral, suficiente para ahorrar o no

Aunque las reformas pensionales no son fáciles de tramitar, hay algo que ha generado una verdadera batalla campal, el umbral, que no es otra cosa que la parte de la cotización del ciudadano que se quedará en Colpensiones, para que el resto pase a los fondos privados.

De 3 salarios mínimos que, inclusive, para la ministra del Trabajo Gloria Inés Ramírez eran insuficientes, pues estos son los recursos que apalancarán el fondo de ahorro que no se tocará (es el ahorro de la gente). En las negociaciones se llegó a 2,3 salarios mínimos. No obstante, no dejó de sorprender que el presidente Gustavo Petro volviera a causar expectativa con la idea de un umbral de 4 salarios mínimos, como se pensaba antes de la presentación oficial de la reforma.

Comisión Séptima de la Cámara de Representantes, tercer debate del proyecto de reforma pensional. | Foto: Guillermo Torres Reina

Para Hartman, “el umbral óptimo es 1,5 salarios mínimos, en la medida en que permitiría reducir de manera directa los subsidios que se otorgan en las pensiones de Colpensiones”.

Para el experto, “si bien es cierto que la constitución del fondo de ahorro habría sido menor, en la medida en que hay menos cotizaciones, se habría podido destinar otro tipo de recursos para nutrir ese ahorro colectivo”.

90 decretos antes de julio de 2025

Uno de los puntos álgidos que se mantiene, aún ya en la recta final de la reforma pensional, es el de la entrada en vigencia de la ley, una vez sea aprobada. Mientras el Gobierno medió para que iniciara su aplicación en la segunda mitad de 2026, pese a que la Contraloría y la Procuraduría advirtieron que Colpensiones no estaba lista para asumir el desafío de manejar 24 millones de cotizantes, todo indica que sigue firme la idea de que entre en vigencia en un año.

Hartmann dice que el efecto de postergar esa fecha sería el de contar con más tiempo para elaborar la regulación que se viene, y que, según sus cuentas, implicaría hacer al menos 90 decretos reglamentarios que se requerirán. “A mayor tiempo podría tenerse una regulación más ponderada, más consultada. No de afán”.

Gloría Inés Ramírez Ministra del Trabajo | Foto: Guillermo Torres

Otra ventaja que le ve el experto a una fecha de entrada en vigencia de la reforma laboral, más larga, es que “Colpensiones tendría la oportunidad de prepararse para asumir el rol que se le asigna, que es muchísimo más grande del que tiene hoy en día, para el cual no está preparado”.

El experto recordó que Colpensiones va a ser el eje central del nuevo sistema. Por lo tanto, “es muy importante que esté preparado para asumirlo. De lo contrario, podría ser un riesgo para la estabilidad de las pensiones y las historias laborales de 24 millones de colombianos”.

Otra fórmula para la transición

En cuanto al régimen de transición, que ha sido establecido en 750 semanas en el caso de las mujeres y 900 en el de los hombres, lo que ha puesto a millones de personas a fijarse en lo que antes pasaban desapercibido (¿cuántas semanas de cotización tengo?), Hartmann argumenta que lo mejor hubiera sido introducir una fórmula que hubiese permitido “una especie de gradiente”, entre la forma en que vamos cumpliendo los requisitos y el momento en que se entra al régimen de transición.

“Con los cortes que hay ahora (750 y 900 semanas) es como un todo o nada. Si la persona tiene las semanas, ‘se salva’; si no, no se salva. Habría sido más sencillo inventarse una fórmula en donde la gente liquidase las pensiones cuando quedaran los dos regímenes, una parte de lo ahorrado en el régimen anterior y una nueva parte en el nuevo régimen. Eso habría permitido una transición más fluida, menos abrupta”.

Mujeres, ¿ganarán menos al pensionarse?

Dentro de la reforma pensional, el componente diferencial de género está presente, en parte, porque la mayoría de las mujeres no alcanzaban a completar las semanas por diversas circunstancias, pero, principalmente, porque salen del mercado laboral para dedicarse a los hijos por un tiempo, por ejemplo. Con esa prerrogativa, se pensó en ayudarles a completar semanas, pero no han faltado los argumentos, según los cuales las mujeres saldrían con mesadas inferiores a los hombres, porque en el tiempo que les regalan podrían sumar para que el cálculo de su mesada sea mayor, ya que la norma dice que son los 10 últimos años de ingreso salarial los que se tienen en cuenta.

De acuerdo con la explicación de Hartmann, “las mujeres van a tener acceso más temprano a la pensión. Esto no es producto de la reforma, sino de la interpretación que hizo el Gobierno de una sentencia de la Corte Constitucional y lo insertó en la reforma”.

Desde la perspectiva del experto en pensiones, la posibilidad de que la mujer se pensione será más alta y “eso es positivo”, afirmó. Además, si se evalúa por grupos de mujeres, las que van a estar en el pilar solidario y semicontributivo son el grueso de las que no termina de cumplir los requisitos mínimos para pensionarse. “El nuevo sistema les garantiza una mejor posición en comparación con lo que hay hoy, van a tener una mejor pensión”, argumentó.

Entre tanto, las que entran al nuevo régimen, “a ellas también las va a beneficiar más el sistema en la medida en que van a acceder más a la pensión; pero, van a tener una mesada inferior, ya que la liquidación de su pensión se va a dar en unos años en los que ellas todavía no han llegado al máximo de su capacidad laboral y, por tanto, al máximo de su productividad y sus mejores salarios”.

A juicio de Hartmann, principalmente en el segundo pilar de ahorro individual, las pensiones de las mujeres van a ser más bajitas. Allí es donde voces femeninas como la de la presidenta del Consejo Privado de Competitividad, Ana Fernanda Maiguashca, han señalado: “No nos ayuden tanto”.