En todas las compañías del mundo hay áreas de auditoría interna, las cuales, de hecho, en el caso de las entidades públicas, deberían ser el filtro de la corrupción. Sin embargo, la ocurrencia de casos de fraude es pan de cada día en las empresas y, según el informe ‘Riesgo y fraude 2020’, de Kroll, las presiones económicas que se están generando a raíz de la pandemia pueden aumentar las posibilidades para los que le juegan a la ilegalidad.
Más aún, si el avance de la tecnología ha puesto nuevas y cada vez más sofisticadas herramientas para entrar a ese mundo secreto de las finanzas de las compañías y hacer de las suyas. Un caso sonado, de los más recientes, así lo confirma. El mundo entero registró el engaño del que fueron víctimas precisamente las compañías más poderosas en materia tecnológica: Google y Facebook, que en marzo del 2017 habrían sido estafadas por un hombre lituano que hizo uso de suplantación de identidad y logró que le transfirieran 100 millones de dólares.
La insistencia de Kroll, en su estudio sobre riesgo y fraude corporativo, es que la mayor parte de los actos ilegales se cometen con ayuda de los empleados. Muchos de los atajos para el fraude y la corrupción se cierran, pero no dejan de existir caminos. En esta ocasión, el informe revela que el 80 por ciento de los encuestados para la investigación manifestó que había carencia de personal para lograr una gestión adecuada de riesgo de fraude en una compañía y la tendencia es más fuerte en Latinoamérica.
Cabe destacar que el informe de Kroll se realiza a partir de información que suministran las compañías en el mundo. Del documento queda cierta desazón, pues, si bien todas las compañías tienen áreas de auditoría interna, dichas secciones no forman parte de las decisiones estratégicas de las empresas, según manifestaron los participantes en la investigación.
Algunos resultados del estudio
Los episodios repetitivos de actos ilegales contra las compañías llevan a la caracterización de los fraudes, lo que le sirve a los investigadores para estar alerta. El problema es que se van creando nuevas formas de accionar.
Por ejemplo, muchos de los fraudes corporativos ocurrieron durante un período sostenido de tiempo, ya sea por meses o incluso años, sin que fueran detectados.
A menudo estos episodios paralizaron a las empresas que los padecieron e, incluso, las llevaron a su desaparición.
Detectar en donde está la falla de la prevención es uno de los fines de Kroll, cuyo informe evidencia que casi la mitad de los participantes de la encuesta dijo desconfiar de los programas de gestión de riesgo o fraude de sus empresas, pues, la mayoría de las veces se quedan en el papel, sin que logren evitar los hechos fraudulentos.
Según los resultados, el 41 por ciento de los encuestados calificaron como regulares o malos a los mencionados programas. Un 35 por ciento dijo que eran buenos, otro 16,5 por ciento los llevó más hacia el pedestal y señaló que eran muy buenos, y 2,5 por ciento los califica como excelentes.
La omisión no es la debilidad en el intento por frenar el riesgo de fraude en las compañías, pues, el 91 por ciento de los que intervinieron en el estudio, señalaron que trabajan sobre la prevención de la ilegalidad. Menos de la mitad contestaron que auditoría interna juega un papel determinante al momento de la toma de decisiones en las compañías.
¿En dónde está el problema?
Aunque el mundo avance en tecnología y las empresas adopten sofisticados sistemas, no hay nada más valioso que el capital humano. Según el estudio de Kroll, uno de los principales motivos para no lograr una gestión adecuada de riesgo de fraude en una compañía puede ser ocasionada por la falta de recursos humanos capacitados a tal fin.
El 80 por ciento de los encuestados manifestó que había carencia de personal para ejercer estas labores. Esto, sin contar con que el personal al que se le asigna esta tarea es escaso. 15 por ciento de las empresas con nóminas de más de 50.000 empleados tienen auditorías interna conformadas por 15 personas o menos.
Ahora hay más riesgo
Desde la perspectiva de Kroll, la recesión económica que se avecina en Latinoamérica, con caídas de PIB proyectadas en 9,1 por ciento en 2020 según el Banco Mundial, puede aumentar el riesgo de intento de cometer estafas o fraudes aumenten en las empresas.
El director ejecutivo de inteligencia de negocios de Kroll Colombia, Pablo Iragorri, sustentó que en las crisis se conjugan con mayor frecuencia o facilidad ciertos factores que aumentan el riesgo y la exposición al fraude.
En particular, las nuevas condiciones de trabajo aumentan las oportunidades para que una persona pueda cometer un delito, teniendo en cuenta que se reduce la posibilidad de monitoreo. Las auditorías, donde las están realizando, se realizan de forma virtual. No obstante, “esfuerzos conjuntos, procesos adecuados y personal suficiente y capacitado, pueden hacer la diferencia".