Los empleos que se perdieron en el sector de los hidrocarburos en 2024 se cuentan por miles y quienes trabajan en ese segmento de la economía están convencidos de que el comportamiento del mercado laboral del país es atípico, si se considera que el precio del barril está elevado en los mercados internacionales, lo que da cuenta de un buen momento para el sector.
Entre enero de 2023 y diciembre de 2024 dejaron de utilizarse 25.350 plazas de trabajo directas e indirectas, lo que da cuenta de un año de retrocesos en las estadísticas de empleo en ese sector, que hasta antes del Gobierno de Gustavo Petro ocupó el primer renglón en las prioridades del Ejecutivo para la economía del país.
Ese comportamiento está directamente relacionado con la cantidad de taladros que estuvieron activos durante ese periodo: mientras más de esas máquinas estén operando, más mano de obra se necesita para ponerlos en funcionamiento y extraer el crudo.
En enero había 110 activos y el año cerró con solo 102 en funcionamiento en diciembre, entre los que se dedican a la perforación y al reacondicionamiento, un indicador que se ubicó en su posición más baja desde noviembre de 2022, cuando ese dato se situó en 155, según las estadísticas de Campetrol.
“La siembra de desconfianza del presidente lo que ha hecho es generar una tendencia en la que las empresas no quieren invertir más allá de lo mínimo necesario, porque tienen incertidumbre sobre el futuro”, señaló el presidente de la Unión de Trabajadores de la industria Petrolera y Energética de Colombia, Alejandro Ospina.
El mercado está en un escenario en el que el precio del barril (cercano a los 74 dólares) es favorable y en un contexto de demanda creciente en el ámbito global, en el marco de la que los países productores han buscado incrementar su oferta.
Sin embargo, la extracción y refinación del crudo decreció en 3 % en el tercer trimestre de 2024 en relación con el mismo periodo de 2023, según datos entregados por Campetrol. Mientras menos líquido se extraiga, serán menos las personas que necesiten contratarse para esta tarea.
“Solo la disminución de los taladros de perforación generó pérdidas en 2024 de 7.155 empleos directos e indirectos”, según el último dato publicado en el Informe Campetrol: Taladros y Producción.
A este punto se le suman asuntos como la conflictividad social en regiones como Arauca y Casanare, que llevó a los contratistas a frenar operaciones, y un escenario en el que a raíz de la reforma tributaria la inversión extranjera directa se mermó por el incremento de los impuestos. Ese indicador cayó en 30 % de septiembre de 2023 a septiembre de 2024, según indicó esa cámara.
Mientras Colombia cobra más impuestos por la extracción, en Argentina, Brasil y Guyana están atrayendo esa inversión extranjera. Por ejemplo, en Brasil el presidente de izquierda Lula da Silva está incentivando la energía sostenible y el petróleo para aprovechar el momento por el que atraviesa el mercado global.
“Esa caída de la inversión también viene de la mano de la percepción de riesgo país de las calificadoras internacionales. Esa tendencia, sin embargo, puede resarcirse si se dan políticas más atractivas para la inversión”, agregó Sánchez.
Desde el sindicato de la USO su presidente, César Loza, afirma que “es inocultable que el presidente ha mostrado su aversión sobre la industria petrolera, que en Colombia se hace en los mejores estándares del mundo. Ya Ecopetrol ha reactivado campos en Huila y en Putumayo, pero para que la actividad vuelva a tomar el curso que se requiere debe hacerse lo mismo en todo el país”.
Por ejemplo, hay nuevos campos en desarrollo que serán la clave para generar mano de obra, como el de Caño Sur Este. Colombia está produciendo 750 mil barriles en promedio y la generación de nuevos empleos dependerá, también, del precio del barril para los próximos meses, un indicador que depende de circunstancias geopolíticas.