En medio de la profunda desaceleración de la economía el año pasado, el microcrédito en el país registró un hecho que encendió las alarmas. El deterioro de la cartera vencida.
La presidente ejecutiva de Asomicrofinanzas, María Clara Hoyos, calificó la situación de la cartera vencida como “alarmante” porque la población, dijo, lo que tiene es su trabajo para subsistir y si no venden sus productos, no pueden avanzar en su día a día y si la microempresa es la base de la economía popular todos se ven afectados.
Al analizar la cartera vencida se evidencia que la capacidad de pago de los microempresarios se ha visto afectada. Esto se refleja en un significativo deterioro que ha presentado el indicador de cartera vencida con mora mayor a 30 días con y sin castigos durante 2023. En 2022 los indicadores se encontraban en niveles de 5,6% y 9,5%, respectivamente y a finales de 2023 llegaron a 8,3% y 11,9%.
Durante la instalación del 14° Foro de Asomicrofianzas, Hoyos, explicó que durante el período pospandemia la cartera bruta de microcrédito viene mostrando una dinámica positiva: pasó en 2020 de mostrar decrecimientos a exhibir un comportamiento positivo en los años siguientes -2021 y 2022- e, incluso, en 2023, registrando un crecimiento nominal anual de 11,4% y un saldo de cartera bruta de $21,2 billones.
Sin embargo, además de la situación de la cartera vencida, la otra cara de la moneda muestra indicadores con síntomas de alarma, como, por ejemplo, la dinámica de clientes.
“Los estudios nos han mostrado que el microcrédito es anticíclico, es decir, que en la medida que, por ejemplo, crece el desempleo, el microcrédito empieza a subir. Pero, lamentablemente y nunca nos había pasado, lo que ha sucedido es que empezó a caer y esta es una voz de alarma que nos muestra el panorama complejo que atraviesa el país”, dijo Hoyos.
Durante 2023, la dinámica de clientes registró una desaceleración, pasando de crecer 6% en el 2022 a 1,2% en el 2023, registrando un total de 2,89 millones de clientes. Más del 43% se concentró en las ciudades, mientras que más del 27% estuvo en el sector rural y rural disperso.
Por otro lado, los desembolsos tanto por monto como por número revirtieron la tendencia creciente que venían presentando durante el periodo pospandemia. Mientras en 2022 el monto de los desembolsos de microcréditos alcanzó 1,1 billones de pesos con cerca de 179.000 colocaciones, en 2023 el monto descendió a 1,0 billones con una colocación de un poco más de 144.000 desembolsos.
Ante esta situación, la presidenta del gremio microfinanciero hizo un llamado al Gobierno a seguir trabajando de la mano del sector para impulsar la inclusión financiera de la economía popular.
En cuanto al comportamiento del microcrédito por regiones, presentó a los asistentes al evento gremial que la participación de la cartera bruta está distribuida así: Región Andina Occidental 25:3%, Andina Oriental 24,7% Pacífico 20%, Caribe 13,9%, Bogotá 6,8%, Orinoquía 5,6%, Amazonia 3,8%.
Por estos días, también se conocieron los resultados del sector financiero para 2023, un año que no fue fácil para la economía colombiana, que apenas creció 0,6%.
Las altas tasas de interés, una inflación que solo hasta final del año empezó a ceder y la desaceleración económica pasaron la cuenta de cobro a los establecimientos de crédito, las aseguradoras, las administradoras de pensiones, los intermediarios de valores y las fiduciarias, que en conjunto registraron una caída de sus utilidades de 24% frente a 2022.
Según la Superintendencia Financiera, al cierre de 2023 las utilidades de las entidades fueron de 18 billones de pesos y de esa suma el mayor aporte lo hicieron los establecimientos de crédito (bancos, corporaciones financieras, compañías de financiamiento comercial y cooperativas financieras), que ganaron 8,3 billones de pesos.