Con acuerdos y desacuerdos arrancó la negociación para definir el incremento en el salario mínimo de 2025 en la comisión tripartita, que tiene la tarea de evaluar la política salarial en el país.
Desde la primera cita hubo encontronazos, pese a que se logró por unanimidad el cronograma para la habitual negociación entre empresarios, sindicatos y Gobierno, que habitualmente ocupa las primeras semanas de diciembre.
Fabio Arias, presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), confirmó que elevó una queja ante la ministra del Trabajo, Gloria Inés Ramírez, a quien le pidió llevarla ante el Consejo de Ministros del presidente Gustavo Petro realizado el viernes 22 de noviembre.
La molestia del vocero de los trabajadores es con el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, quien, antes del inicio de las negociaciones sobre salario mínimo, entregó declaraciones sobre cuál debería ser el incremento, lo que fue visto por los sindicatos como “un torpedo” que le habría lanzado el funcionario a la posibilidad de una concertación.
De primerazo, con base en la fórmula que se utiliza para definir el alza del mínimo (IPC del año causado y su proyección para el siguiente año; PIB del año causado y su proyección para el siguiente año; aporte de la Productividad al crecimiento de la economía -Productividad Total de los Factores y Productividad Laboral-, y la contribución de los salarios al ingreso nacional), el ministro Bonilla dijo que no debería ir más allá de un dígito, para lo cual, contó con que la inflación, indicador que en octubre se ubicó en 5,4 por ciento. Ese fue el punto de referencia para el estimativo hecho por el funcionario.
Con el ritmo que llevan los precios al consumidor, el pronóstico es que la inflación cierre el año alrededor de 5 por ciento, lo que se tendría que complementar con el índice de productividad, que no iría más allá del 1 por ciento. De ahí surgió la cifra de aumento mencionada por el ministro de Hacienda, 6,2 por ciento, número que, a todas luces, desató el inconformismo de los sindicalistas de la mesa de negociación.
‘No tiene por qué dar cifras fuera de la negociación’
Arias señaló que el jefe de la cartera de las finanzas públicas no debe olvidar que se trata de una concertación. “Bonilla no tiene por qué dar cifras por fuera de la mesa de negociación”, aseguró el dirigente sindical.
De hecho, señaló que, aun cuando todavía están definiendo la propuesta de incremento que presentarán en el escenario de diálogo, tienen claro que este debería ser de dos dígitos. Esta postura, además, se alinea con la filosofía que el Gobierno promueve en la reforma laboral que se tramita en el Congreso de la República. “El trabajo decente y la recuperación de los derechos. Y el salario es parte de eso”, manifestó Arias.
Entre tanto, los analistas en temas de mercado laboral, como Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo, señalan que la expectativa de los sindicatos, de un alza del salario mínimo en dos dígitos, es “esperada pero inconveniente”.
Más de 6 % generaría riesgos
El ministro Bonilla dijo que, de haber un incremento mayor al mencionado (6,2 por ciento), este, en todo caso, no debería llegar a dos dígitos. Mejía, por su parte, estima que un aumento por encima del 6 por ciento generaría importantes riesgos. “En primer lugar, podría incrementar el desempleo y la informalidad laboral, que ya afectan a la mayoría de los trabajadores en Colombia. Además, tendría implicaciones fiscales, ya que cada punto de aumento por encima de la inflación impacta el presupuesto a través del pago de salarios en el sector público”.
En contraste, para sustentar la cifra a la que aspiran los trabajadores, Arias expresa que los aumentos que garantizan una remuneración salarial acorde con el impulso a la producción brindado por la fuerza laboral no tienen grandes efectos sobre la inflación. “El incremento para este año, establecido por decreto, fue de 12,07 por ciento y la inflación podría cerrar en 5,3 por ciento”, argumentó.
Mejía, quien coincide con los gremios en que el alza no debe ser desmedida, pone en el debate el hecho de que en este momento “el espacio fiscal del país es muy limitado por la caída en el recaudo tributario observada este año y por los riesgos asociados al financiamiento del presupuesto de 2025”.
La batalla por el incremento del salario mínimo para 2025 apenas empieza y ya da señales de que será reñida.