El sistema férreo colombiano, que vivió su mejor época hace más de 40 años, entró en las últimas décadas en una etapa de decadencia hasta llegar prácticamente a la extinción. De los más de 3.400 kilómetros de líneas férreas que tenía el país en los años sesenta hoy está en operación menos del 40 por ciento de la red, que se utiliza casi en su totalidad para transportar carbón. Aunque en los últimos años se han anunciado ambiciosos programas para resucitar el ferrocarril, la verdad es que las obras no se ven. El asunto es muy preocupante, porque el país está en plena apertura comercial con el mundo, y además de no tener tren, la infraestructura vial es pésima. Se estima que en la próxima década, el flujo de mercancías –por la firma de los TLC y el auge minero-energético– aumentará considerablemente y es urgente modernizar el sistema férreo, lo cual incluye velocidad y capacidad de carga. Para mejorar la competitividad del sector privado, es vital tener otra alternativa, pues mientras transportar una tonelada de carbón por carretera cuesta 60 dólares, hacerlo por tren vale la mitad. El actual gobierno intenta volver a poner a marchar la máquina del ferrocarril. La Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) alista un plan para conectar el centro del país con los puertos en la Costa Atlántica y Pacífica, aumentar el transporte de carbón de 40 a más de 90 millones de toneladas y permitir la movilización de otra clase de mercancías. Ya se dio un primer paso en agosto pasado al poner en funcionamiento 150 kilómetros del tren del Pacífico entre Yumbo y Buenaventura y en diciembre próximo se adjudicarán licitaciones para reparar cerca de 1.000 kilómetros de vías férreas. El año entrante, a través de Asociaciones Público Privadas, comenzará la construcción de más de 600 kilómetros de líneas nuevas. El director de la ANI, Luis Fernando Andrade, dice que se requieren inversiones por 10 billones de pesos del sector privado para que el tren vuelva a ser una realidad de aquí a 2020. La entidad ha recibido cuatro iniciativas privadas para los grandes proyectos férreos entre las que están las brasileñas Votorantin, dueña de Paz del Río, y CCX del millonario Eike Batista, así como la colombo-israelí Mariverdo y la estadounidense Sloan. Y están a la espera de otras dos. “El interés de las firmas internacionales es muy grande. Hay por lo menos 20 compañías interesadas en participar en las licitaciones”, dice Andrade. Pero el sector privado ha acogido estos anuncios con reservas. La Cámara Colombiana de la Infraestructura (CCI) señala que es tan grande el atraso que es difícil que en tan pocos años, el país se ponga al día y se nivele con otras economías de similar desarrollo en América Latina. Los problemas de la red férrea nacional son más complejos hoy, porque al deterioro de más de 1.300 kilómetros de líneas por el hurto y la invasión de sus corredores, se suma la falta de mantenimiento. Otra preocupación es la relacionada con el modelo de líneas férreas que se van a construir en el futuro. La CCI, la Sociedad Colombiana de Ingenieros y la Asociación Colombiana de Ingenieros Ferroviarios de Colombia piden aprovechar esta oportunidad para construir una red moderna. Es decir, utilizar el modelo de trocha estándar, que opera en casi todos los países. Afirman que sería un error seguir con el esquema de trocha angosta –en la que está construida la mayoría de la red férrea nacional– ya que está en desuso a nivel mundial. En carriles de trocha estándar –1,43 metros de ancho– los vagones transportan el doble de carga que en los de angosta, que tienen 91 centímetros de ancho. Un estudio de la firma española Epysa concluyó que es más conveniente, por razones estratégicas y de oportunidad de negocios, hacer las vías en trocha estándar, que es 30 por ciento más eficiente, económica y veloz. Para el director de la ANI el tema se debe mirar desde la realidad del país. En el corto plazo se requiere utilizar la red que ya está construida para solucionar los problemas más urgentes de transporte. Se van a reparar los tramos afectados por la pasada ola invernal así como aquellos que estén en mal estado. Las vías a reparar son La Dorada– Chiriguaná y Bogotá –Belencito “Arreglar estos cerca de 1.000 kilómetros que están en trocha angosta le cuesta al gobierno 150.000 millones de pesos pero si tuviéramos que pasarlos a trocha estándar ascendería a 4 billones, y no tenemos esos recursos, dice Andrade. Sin embargo, asegura que en el mediano y largo plazo las nuevas vías férreas serán en trocha estándar para desarrollar un sistema ferroviario moderno e integrado. Ese es el caso de los tramos entre Chiriguaná y Dibulla (La Guajira), el ferrocarril del Carare entre Belencito y Barrancabermeja, la red entre La Dorada- Ibagué y la Tebaida, y La Gloria- Cupica, entre otras, que se harán a través de Asociaciones Público Privadas. Para conectar tramos de trocha angosta con estándar se construirá un tercer carril férreo. “Nuestra meta para 2020 es tener el sistema férreo más moderno y competitivo de América Latina. Ese es el mejor regalo que le puede hacer la minería al país”, afirma el funcionario. En síntesis, Colombia necesita dar un salto en modernización ferroviaria. Ahora que el país está firmando Tratados de Libre Comercio con medio mundo, lo peor que le puede pasar es que lo deje el tren. Rezagados - En materia de infraestructura férrea, Colombia es uno de los países más rezagados del mundo. Ocupa el puesto 109 entre 144 en el uso de este tipo de transporte, según datos del Foro Económico Mundial. - Colombia es un país con una mínima utilización de este modo de transporte por número de habitantes. En América Latina, en una medición que incluye ocho naciones de similar nivel de desarrollo, Colombia está en el séptimo lugar en líneas férreas por número de habitantes. - El rezago es evidente. Mientras Colombia tiene 3.400 kilómetros de línea férrea, de los cuales apenas están en operación alrededor de 1.000 kilómetros, Chile tiene más de 6.500 y Argentina, con una población similar a la de Colombia, más de 40.000 kilómetros. La mayoría de países europeos tiene sistemas férreos modernos que permiten a los viajeros desplazarse sin problemas de una nación a otra. Alemania tiene 41.000 kilómetros de vías férreas y España más de 20.000 kilómetros.- Este es uno de los pocos países del mundo que tiene un sistema férreo basado en trocha angosta. En América Latina, solo el Salvador, Guatemala y Guyana la usan con trenes antiguos para el negocio del turismo.