La inflación en Colombia cerró el año con 9,28 % anual, volviendo a un dígito, por debajo de las expectativas del mercado y los analistas. Sin embargo, sigue todavía distante de las inflaciones de otros países comparables, como México que terminó 2023 con 4,66 %, o las de Brasil, Chile o Perú que también están por debajo de 5 %.
A pesar de que la tendencia en Colombia del índice de precios al consumidor es a la baja, su velocidad todavía no es muy alta y solo hasta 2025 logrará llegar al rango meta del Banco de la República, para ubicarse entre 3 % y 4 %. Para 2024, de acuerdo con un sondeo de SEMANA, estará en 5,46 %.
Además, los precios en el país mantienen presiones que todavía no permiten que la caída sea mayor ni que esa velocidad sea más alta. Por ejemplo, los aumentos en los precios de los combustibles –como gasolina o las expectativas frente a incrementos en el diésel-, los impactos por los efectos del fenómeno de El Niño en las cosechas de alimentos y en las tarifas de energía, y la indexación por la misma inflación causada el año anterior, así como del salario mínimo fijado para 2024, impactarán precios como arriendos, educación y hasta la vivienda de interés social.
Mientras esto sucede en el país, situación que llevó al Banco de la República a que en su reunión de diciembre pasado redujera las tasas de interés de 13,25 % a 13 %, las expectativas en el planeta no son muy distintas. Aunque más temprano que en Colombia, desde julio de 2022, la inflación mundial ha ido disminuyendo de manera constante. Los pronósticos de los analistas, las expectativas de inflación basadas en los mercados financieros, las encuestas de consumidores y las estimaciones basadas en modelos apuntan en la misma dirección: en los próximos meses, la inflación mundial no tiene más remedio que bajar. Así lo advierte un análisis del Banco Mundial que señala, en ese sentido, que los mercados financieros esperan ahora que los principales bancos centrales reduzcan las tasas de interés en el primer semestre del próximo año.
¿Se ha superado el gran susto de la inflación? Según esta entidad, varias razones apuntan al optimismo, luego del impulso que tuvo la inflación en la etapa posterior a la pandemia y tras los ajustes de las economías, posterior a los crecimientos, en algunos casos históricos.
Por un lado, la demanda global está disminuyendo, las interrupciones de suministro se están desvaneciendo y los precios de las materias primas se están moderando. Pero –por otro- las políticas monetarias siguen siendo restrictivas.
De acuerdo con el documento, la inflación ocurrió al mismo tiempo en los diferentes países. Por ello, se espera que la demanda mundial se modere en 2024 en medio de condiciones financieras estrictas, un comercio mundial débil y un apoyo fiscal limitado. Los factores relacionados con la demanda mundial representan casi el 30 % de la variación de la inflación. A medida que la actividad mundial se desacelera, el impacto sobre la inflación de factores relacionados con la demanda será menor.
“También se espera que aliviar las presiones sobre la cadena de suministro mundial contribuya a la caída de la inflación mundial. Estas presiones han retrocedido recientemente a mínimos históricos debido a la debilidad generalizada del comercio de bienes y la desaparición de las interrupciones del suministro durante la era de la pandemia. A pesar de que los mercados laborales aún están ajustados, las ofertas de empleo han disminuido gradualmente y el crecimiento de los salarios se ha moderado en general en Estados Unidos y en algunas otras economías avanzadas”, agrega el informe.
Después de caer 17 % en 2023, se espera que los precios del petróleo sigan disminuyendo en 2024 a medida que el crecimiento mundial moderado reduzca las presiones de la demanda. “Los precios del petróleo desempeñan un papel fundamental a la hora de impulsar la inflación general mundial –añade el estudio del Banco Mundial-. De hecho, los movimientos de los precios del petróleo representan alrededor del 40 % de las fluctuaciones de la inflación”.
Las preocupaciones
Sin embargo, persisten temores frente a la inflación por lo cual la política monetaria continuará siendo restrictiva en las principales economías para garantizar que la inflación regrese a los objetivos de los bancos centrales.
A pesar de la reciente caída de la inflación, los tres principales bancos centrales del mundo han reiterado su intención de mantener altas tasas de interés oficiales hasta que vean pruebas convincentes de que las presiones sobre los precios están desapareciendo, aunque la Reserva Federal de los Estados Unidos sí señaló la posibilidad de recortes de tasas en 2024.
“La implicación es que incluso si los bancos centrales comienzan a recortar las tasas de interés oficiales, las mantendrán lo suficientemente altas como para reducir las presiones sobre los precios. Los efectos retardados y continuos de las elevadas tasas de interés reales mantendrán débil la actividad global, moderando así aún más las fuerzas inflacionarias en los próximos meses”, dice el informe.
Sin embargo, hay al menos dos razones clave para ser cautelosos respecto del ritmo futuro en torno a la caída de la inflación: la posibilidad de que se produzca un shock inflacionario derivado de tensiones geopolíticas, así como las continuas presiones que han mantenido alta la inflación subyacente. Los bancos centrales todavía deben medir si pueden reducir la inflación para llegar a sus metas, sin afectar la actividad de una manera dramática.
Frente a la caída de la inflación básica mundial ha sido menor que la de la inflación general durante los últimos 14 meses. Las presiones sostenidas sobre los precios de los servicios, impulsadas por la fuerte demanda, limitaron la disminución de la inflación subyacente. “De cara al futuro, la inflación de precios subyacente debe seguir disminuyendo para convencer a los bancos centrales de que las presiones inflacionarias se han controlado firmemente. Esto probablemente requerirá una mayor moderación de la demanda, particularmente de servicios, junto con un debilitamiento de los mercados laborales”, manifiesta el Banco Mundial.
De otro lado, las tensiones geopolíticas han sido una fuerza inflacionaria durante décadas. El más reciente conflicto originado en Medio Oriente, tras los efectos causados por la invasión rusa a Ucrania, podría ser otro factor importante de inflación al desestabilizar los mercados energéticos mundiales.
Aunque el impacto ha sido limitado hasta ahora, una escalada del conflicto podría aumentar drásticamente los precios del petróleo, ya que la región del Medio Oriente representa casi el 30 % de la producción mundial de crudo. De acuerdo con los cálculos del Banco Mundial, cuando los precios del petróleo suben un 10 %, la inflación mundial aumenta 0,35 puntos porcentuales en un año. Un aumento de ese tipo también podría afectar la inflación subyacente, si se producen grandes efectos de segunda ronda en los salarios y los costos de producción más amplios y las expectativas de inflación aumentan.
Como en Colombia, la inflación ha ido disminuyendo en todo el mundo, pero se mantiene por encima de los objetivos en dos tercios de los países que aplican metas de inflación, calcula el análisis. Los analistas predicen que la inflación se mantendrá por encima de los rangos meta en más de dos quintas partes de estos países durante 2024. La inflación ha disminuido en muchas economías en desarrollo en los últimos dos años, pero sigue en niveles de dos dígitos en más de una quinta parte de ellas.
“Es poco probable que los bancos centrales reduzcan drásticamente las tasas de interés hasta que estén convencidos de que la inflación está firmemente en camino de regresar a los rangos objetivo. Esto significa que la política monetaria seguirá siendo restrictiva”, anticipa el informe del Banco Mundial.
Además, posibles perturbaciones en los mercados energéticos y las cadenas de suministro mundiales podrían prolongar el dilema que actualmente enfrentan muchos bancos centrales: cómo reducir la inflación a los rangos objetivo y al mismo tiempo diseñar un aterrizaje suave de las economías sin amenazar con empujar a los países a recesión.
“La reciente caída de la inflación es una señal bienvenida, pero es demasiado pronto para festejar. Todavía existen riesgos que podrían frenar la caída de la inflación o impulsarla hacia arriba. Como la inflación tiende a estar sincronizada globalmente, un resurgimiento de la inflación en las economías avanzadas podría perjudicar también a las economías en desarrollo”, concluye el estudio.