SEMANA: ¿En qué está trabajando la Superintendencia para mejorar el sistema financiero?
César Ferrari: Hemos definido cinco proyectos estratégicos que ya están en marcha y apuntan a desarrollar un sistema financiero más profundo, menos costoso y más inclusivo. Arranco con el de finanzas abiertas, que busca que todo el mundo tenga la misma información de aquellos que están operando el sistema financiero. Significa interoperabilidad en los bancos para que cada uno pueda tener la información de los clientes del otro. Esto fomentará la competencia, lo que llevaría a que ofrezcan créditos a mejores tasas o a plazos más largos, con menos requisitos.
SEMANA: ¿Cuáles son los otros proyectos?
C.F.: El segundo proyecto es el cambio del actual esquema de supervisión. Pasaremos de lo analógico a lo digital. Actualmente, los bancos nos tienen que enviar un montón de información a través de una serie de reportes, con costos para ellos, pues tienen que contratar mucha gente para cumplir. Y para nosotros implica otro problema, ya que hay que digitalizar. Por eso vamos a pedir toda la información en línea, lo que elimina un costo mensual y les exige solo una inversión por única vez. Además, tiene un valor agregado y es que mejora la supervisión, pues esa información se tiene en tiempo real, lo que permite construir una serie de alertas tempranas. El tercer proyecto estratégico es el de La actualización de la matriz de riesgos.
SEMANA: ¿Y no se asustan cuando los llama la Superfinanciera?
C.F.: Sí. Pero cuando salen, dicen “no nos esperábamos esto”. Y es que queremos ser una entidad que añada valor. El cuarto proyecto es de depuración normativa, pues hay un exceso de regulación, de normas, algo que puede generar inestabilidad en el desarrollo de los mercados. Y una insuficiencia de normas también causa lo mismo. Y no queremos ninguno de los dos. Analizamos así cuáles normas nos estaban sobrando y cuáles nos estaban faltando y la depuración ya está casi por terminar. El quinto es de modernización de la Superintendencia.
Dentro del modelo de supervisión incluimos los colegios bilaterales, que consiste en sentar a las directivas de entidades financieras con la Superintendencia. Antes enviábamos a unos supervisores que de repente no tenían la misma posibilidad de un directivo. Entre las alertas tempranas que hemos detectado está una de gobernanza en un banco, lo que creaba problema en todos los niveles y hasta dificultades de liquidez.
SEMANA: Justamente, sobre el exceso de regulación habló hace poco el dueño de Nu, David Vélez, y dijo que la tasa de usura afecta las colocaciones de crédito, ¿sí es así?
C.F.: La tasa de usura, según él, frena el desarrollo de los mercados porque no puede cobrar tasas más altas a los clientes más riesgosos, lo que al final estimula el gota a gota. El asunto es que en Colombia la usura es establecida por una ley que indica que esta se calcula con el promedio de las tasas comerciales que hay en el mercado, multiplicado por 1,5. La Superfinanciera lo que hace es aplicar el parámetro.
SEMANA: Pero si no hubiera tasa de usura, ¿cree que podría abrirse la puerta para que los bancos ofrezcan tasas más bajas?
C.F.: No creo. En Colombia las tasas son absolutamente exorbitantes, pero eso tiene que ver con otras cosas, no con la tasa de usura. Tiene que ver con que nuestro mercado de crédito es muy chiquito. Los créditos que se otorgan son muy escasos y, por lo tanto, son muy costosos. Mientras en el mercado americano la cantidad de crédito que se otorga al sector privado equivale alrededor de 120 % del PIB, en Colombia representa 49 % del PIB.
SEMANA: Entonces, ¿cómo se endereza el barco financiero?
C.F.: Lo que yo les he dicho a los bancos es que ya no quiero más tanto crédito al consumo. Necesitamos crédito a la producción y a la inversión. Y los bancos realmente han respondido al respecto. Algo que se hizo de buena fe, en los años 2021 y 2022, fue aumentar el crédito de consumo y acabó generando problemas en 2023. La economía comenzó a desacelerar, porque ya no hubo más inversión.
SEMANA: ¿Por qué la banca no entró a financiar para que el sector privado invirtiera?
C.F.: Si la economía se desacelera, se desacelera todo. La economía en 2023 creció 0,6 %. Y la población creció 1 %. Eso significa que se produjo una caída en el ingreso per cápita de 0,4 %. De inmediato, las personas empezaron a reducir gastos. Cuando ya no podían reducir más gastos, y cuando ya no alcanzaban más, entraron en morosidad con las obligaciones financieras.
SEMANA: ¿Qué tanto está aumentando la morosidad?
C.F.: Ya comenzó a estabilizarse. Pero en 2023 los bancos empezaron a ver que era más riesgoso prestar. Y los depósitos disminuían porque la gente tiene menos ingresos. Entonces los bancos tienen menos recursos para prestar.
SEMANA: ¿Eso explica la caída de 3 % en el PIB del sector financiero durante el primer trimestre?
C.F.: Sí, pues se juntó el hambre con la necesidad. Ni quieren prestar porque creen que todo es más riesgoso, ni tienen con qué prestar porque los depósitos han caído, producto de la desaceleración. Eso pasó en el primer trimestre.
SEMANA: ¿Qué tan preocupante es la situación?
C.F.: No significa nada. De 29 bancos perdieron 12. El resto siguió dando utilidades. Los que más perdieron fueron aquellos tarjeteros que comenzaron a dar tarjetas y créditos para consumo a diestra y siniestra.
SEMANA: Usted dice que el mercado del crédito en Colombia es pequeño y se requiere incentivar la competencia. ¿Cómo se hará eso?
C.F.: Están apareciendo nuevos bancos. Y, sobre todo, se están digitalizando de manera acelerada.
SEMANA: ¿Qué se requiere para crear un banco?, porque de nada sirve que vengan y encuentren una serie de tropiezos para operar.
C.F.: En temas regulatorios es lo que estamos tratando de superar. Pero en lo económico, cuesta 30 millones de dólares crear un banco. Esa cifra es muy alta en comparación con otros países. En Panamá, por ejemplo, cuesta 10 millones de dólares.
SEMANA: ¿Qué opina de la inversión forzosa que mencionó el presidente Gustavo Petro, para que la banca privada destine una parte de sus recursos a financiar la economía popular?
C.F.: La inversión forzosa se creó en Colombia hace 30 años. De hecho, el Gobierno anterior también creó unas inversiones forzosas para enfrentar la pandemia. La figura, en la actualidad, no es otra cosa que hacer que los bancos privados destinen una mínima parte, el 5 % de sus depósitos, a la compra de títulos de desarrollo agropecuario o a créditos para la agricultura. Lo cierto es que ahora se requieren más recursos para el turismo, la economía digital, la transición energética. Pero además necesitamos más recursos para que las manufacturas se puedan exportar y sustituir los 25.000 millones de dólares que se van a dejar de vender en hidrocarburos y en carbones térmicos. Entonces sí tiene sentido una inversión forzosa para esos sectores que son prioritarios.
SEMANA: Habla de digitalización y transformación de la Superfinanciera. Si estamos tan modernos, ¿por qué Colombia no les juega a los criptoactivos mientras Bukele duplica la apuesta?
C.F.: Hay varias cosas que puedo decir al respecto. Nosotros no podemos regular criptoactivos por una razón sencilla: son emisiones descentralizadas. No sabemos quién las hace, ni dónde. Puede ser en un garaje en San Francisco, en un taller en Nueva Zelanda, o en Rusia o China. Eso imposibilita regular ese tipo de activos, o sea, los criptoactivos no son regulables. Lo que sí podemos regular son las plataformas donde se transan, para garantizar que las plataformas no engañen a la gente con propaganda maliciosa, y que las inversiones se respeten. El activo como tal es irregulable. Si se tiene una emisión monetaria que no se sabe de dónde sale, se genera una situación en la cual el banco central pierde control sobre la expansión monetaria. Y eso es realmente lo que les preocupa en el Banco de la República. Por eso este tema no ha prosperado.
SEMANA: ¿Si usted estuviera en el banco central, bajaría más rápido las tasas de interés para reactivar la economía?
C.F.: Yo estuve hace unos días en la reunión con el presidente Petro, el ministro de Hacienda y la junta directiva del Banco. Por primera vez en la historia de Colombia hay una reunión así para discutir un tema de importancia nacional. El intercambio de ideas versó sobre la velocidad, en la reducción de tasas. La junta piensa que debe proceder con cautela para evitar que la inflación pueda retomar la senda alcista. Para el Gobierno es un riesgo porque una tasa de interés muy alta frena la inversión y el crecimiento, eleva los costos de las empresas, las hace menos competitivas, se frenan las exportaciones. Cuando al final se tiene este coctel, las empresas comienzan a quebrar, como General Motors, que no pudo vender los carros que produjo. No tenían demanda con tasas de interés tan altas. Ese es el riesgo, que eso comience a generalizarse y empiece a tener más impacto sobre el crecimiento de la economía. Entonces sí hay que monitorear las señales.
SEMANA: ¿Se amañó en la Superfinanciera después de que su cargo inicial en el Gobierno iba a ser como director de Planeación Nacional?
C.F.: A mí solo me ha interesado apoyar al presidente. Estoy contento en la Superfinanciera. Ya había sido director de Planeación en Perú y para Colombia tenía ideas interesantes, pero en este puesto me doy cuenta de que soy mucho más útil porque aquí estoy ayudando a desarrollar el sistema financiero y eso es mucho más valioso que escribir un libro. Es algo tangible que beneficia directamente a los colombianos. Llegué diciendo que los mercados financieros en el país son muy chiquitos y costosos, además de excluyentes. Entonces, vamos a revertir eso. El apoyo de los bancos es impresionante. Están en actitud dialogante.