La subida de las tasas de interés, la reducción del poder adquisitivo a causa de la inflación y una economía que crece menos de lo requerido hicieron que entre el año pasado y en lo que va de este, un millón de colombianos salieran del mercado del crédito formal.
A esta estadística se suma la caída en el número de tarjetas de crédito vigentes, que igualmente se redujo entre marzo de 2023 y el mismo mes de 2024, en 1,4 millones.
La financiación de personas y empresas vive un mal momento en el país y así lo evidencian las cifras de la Superfinanciera, según las cuales en abril de este año la cartera completó 13 meses con variaciones reales anuales negativas. En el cuarto mes de 2024 alcanzó 686,4 billones de pesos, 5,6 por ciento menos que un año atrás, como consecuencia de que las carteras de consumo y comercial cayeron 10,7 y 5,2 por ciento, respectivamente. Esos resultados no pudieron ser neutralizados por la variación positiva del microcrédito y de la cartera de vivienda, ni por la reducción de las tasas de interés y de la inflación, luego de que alcanzaran en 2023 sus picos más altos del presente siglo.
La contracción del crédito no solo es negativa para la economía, sino para el mismo negocio financiero. Los establecimientos de crédito reportaron en abril de este año utilidades por 2,5 billones de pesos, monto inferior al registrado en abril de 2023, cuando ascendieron a 4,3 billones.
Jonathan Malagón, presidente de Asobancaria, considera que a pesar del desempeño que ha mostrado el crédito, este se podrá recuperar en la medida en que la economía vaya ganando tracción y las tasas de interés sigan reduciéndose. “Esperamos que el Banco de la República continúe con su senda de recortes en lo que resta del año, lo que sumado a las recientes reducciones en las tasas de interés de los créditos de vivienda dará un mayor impulso al consumo y a la inversión en este segmento”, precisa.
Si bien las tasas del Banco de la República se han reducido 200 puntos básicos (p. b.) tras alcanzar el máximo de 13,25 por ciento en mayo de 2023, las que cobran las entidades financieras se han reducido en mayor magnitud y de forma más temprana. “El Emisor inició sus rebajas en diciembre de 2023, mientras que la mayoría de tasas de créditos comenzaron a reducirse entre febrero y marzo de 2023, casi nueve meses antes, un comportamiento atípico, pero sustentado en una reducción del costo de fondeo”, indican desde el BBVA.
Como consecuencia, las tasas de crédito en sus grandes agregados han mostrado reducciones entre 500 p. b. para el crédito comercial y 700 p. b. para el de consumo, cifras muy superiores a las rebajas registradas por la tasa de política monetaria.
Sin embargo, el crédito sigue estando caro y esa es una realidad que se debe cambiar. Un primer paso en esta dirección ha consistido en el anuncio de grandes bancos de reducir más sus tasas de interés, adelantándose al Emisor.
El primero fue Bancolombia, el cual a partir del 20 de julio reducirá el costo del crédito hipotecario. Así, la tasa para préstamos de vivienda y leasing habitacional en proyectos financiados por la entidad será de 10 por ciento efectivo anual. En los proyectos para adquisición de vivienda no financiados por el banco, créditos para remodelación de vivienda usada, construcción de vivienda individual y compra de cartera de vivienda, la tasa será de 11 por ciento. Desde el mismo banco informan que esa rebaja de tasas no era posible desde hace dos décadas.
El segundo en hacer un anuncio de este tipo fue Davivienda, entidad que tiene más del 26 por ciento de participación en el mercado hipotecario. Sus tasas de interés serán de 10 por ciento para leasing habitacional en proyectos financiados por la entidad y 11 por ciento para el resto de vivienda nueva. Su nueva política de tasas aplicará a partir del 16 de julio.
El Grupo Aval también se unió a esta iniciativa de recorte de tasas y desde el pasado 9 de julio sus bancos empezaron a ofrecer financiación de vivienda con tasas de interés desde 9,5 por ciento para leasing habitacional y desde 10 por ciento para crédito hipotecario.
“En cuanto a nuestro compromiso con la economía popular, el Banco Popular apoyará con libranzas para emprendimientos y proyectos productivos a pensionados con ingresos entre uno y dos salarios mínimos. Esos créditos tendrán tasas significativamente inferiores a las actuales para este producto (hasta 20 por ciento menores)”, indica un comunicado del Grupo y agrega que fortalecerá esa oferta con el lanzamiento de la tarjeta de crédito PoSIble, concebida para mayores de 50 años con ingresos desde un salario mínimo.
De la misma manera, el BBVA anunció la reducción de sus tasas de interés hipotecarias. En el segmento de Vivienda de Interés Social (VIS) la tasa irá desde 10 por ciento efectivo anual en proyectos financiados o no financiados por la entidad, vivienda usada y de constructoras aliadas.
Para comprar vivienda No VIS en la modalidad de leasing habitacional, BBVA redujo su tasa desde 10,50 por ciento si adquieren vivienda en proyectos financiados, no financiados o inmuebles usados. Mientras que en la modalidad de crédito hipotecario la tasa se reduce desde 11 por ciento efectivo anual para compra de vivienda en proyectos financiados y desde 11,50 por ciento efectivo anual para proyectos no financiados, usados y de constructoras aliadas.
A estos beneficios, el Banco le agrega que asume el costo del avalúo y del estudio de títulos, siempre y cuando los clientes adquieran su inmueble VIS mediante crédito hipotecario y No VIS en la modalidad de leasing habitacional. Su oferta entró en vigencia desde el 11 de julio y aplica para créditos nuevos cuyo desembolso se realice antes del 31 de diciembre de 2024.
¿Qué viene?
Malagón proyecta, en este contexto, que la cartera bruta total cierre 2024 con un avance de 0,1 por ciento real, impulsada por las modalidades de microcrédito (2,3 por ciento) y vivienda (2,2 por ciento). “De esta manera, estimamos una recuperación gradual frente a los registros de 2023, un resultado que va en línea con el esperado repunte en el consumo privado en el segundo semestre del año”, puntualiza.
En el banco Itaú tienen una expectativa similar de un crecimiento de la cartera para este año y aunque admiten que la demanda de crédito aún se mantiene frágil, dicen haber encontrado oportunidades para apoyar a sus clientes a través de financiación estructurada, tanto en pesos como en dólares.
En Bancolombia ven 2024 como un año de transición y, en ese sentido, esperan que su cartera consolidada crezca entre 6 y 8 por ciento, impulsada principalmente por el crédito comercial y el hipotecario. En el caso de consumo (tarjetas de crédito, libre inversión, vehículos), aún ven una demanda limitada por los niveles de tasa de interés. Su expectativa es desembolsar 2,6 billones de pesos este año.
En Anif, centro de pensamiento presidido por José Ignacio López, advierten que no solo hay que evaluar el crecimiento del crédito, sino también la calidad de la cartera, que es la relación entre la cartera vencida y la cartera bruta. Mientras más alto sea dicho indicador, más cartera vencida tienen las instituciones financieras. “En general, este indicador ha presentado una tendencia creciente desde inicios de 2023. Esto es preocupante, pues, de continuar así, podría tener implicaciones profundas para el sistema financiero” alertan.
En abril, el índice de calidad de cartera se ubicó en 5,24 por ciento y un año atrás estaba en 4,56. “Esto puede traducirse en un aumento en los riesgos de otorgamiento de crédito y, por tanto, en una menor disponibilidad de financiación, que podría tener implicaciones sobre el crecimiento”, sostienen en Anif.
Hay consenso sobre la necesidad de recuperar el crédito y mejorar la calidad de la cartera. Las medidas anunciadas van en la dirección correcta, pero el resultado dependerá de cómo siga evolucionando la economía y de una mayor confianza de consumidores y empresas.