Además de contagios, muertes, desempleo y recesión, la pandemia también ha dejado a su paso confusión e incertidumbre. Para superar este estado de ánimo y lograr la recuperación efectiva de la economía, los empresarios tienen la responsabilidad de ser optimistas, dice el presidente de la Asociación Nacional de Empresarios (Andi), Bruce Mac Master. De ello dependerá que el país salga adelante.
Pero aunque la perspectiva económica aún no es favorable, hay razones para confiar, pues tras el duro golpe del año pasado, en Colombia fue evidente la resiliencia para recuperar parte de la actividad productiva. “Esa es una buena noticia”. No obstante, le preocupa el trámite de las reformas estructurales –aplazadas durante años–, urgentes en la actual coyuntura para reactivar el empleo y la producción. Teme que tensiones populistas en un año preelectoral retrasen decisiones prioritarias. Por eso pide ponderación y unidad en torno a los temas claves de país.
DINERO: Acaban de salir nuevos datos negativos sobre la economía a noviembre, ¿Cuál es su análisis?
BRUCE MAC MASTER: Construir la economía es muy complejo, y destruirla es muy fácil. La buena noticia es que, aunque la destrucción podría haber sido permanente, no fue así en el caso de Colombia. En abril la economía cayó 25 por ciento; en noviembre, 3,4, pero aunque el dato sigue negativo, se revierte la tendencia. Esa es una buena noticia, y habla de que los mecanismos y el entorno en la economía están bien diseñados; con las señales correctas de política pública, el país puede retomar la senda que traíamos. Pero no hay que perder de vista el gran daño a la economía. La gran pregunta es cómo y cuándo lograremos las condiciones de antes de la pandemia. Y la respuesta es que quizás todavía tomará varios años. Creo que la conversación económica de los próximos cinco años debe estar centrada en recuperar la senda en que veníamos.
DINERO: Algunos sectores critican que hubo demoras en atender la situación...
B.M.: Esta era una situación para la cual nadie en Colombia estaba preparado. El Gobierno se concentró en construir políticas que minimizaron los daños, y lo hizo bien. Durante años las autoridades económicas se habían preparado para atender otras prioridades de tipo fiscal, pero nadie estaba listo para una pandemia. En ese orden de ideas, decir que las cosas debieron ser distintas es fácil ahora. No obstante, hay que ponerse en la posición de las autoridades económicas, del presidente, y ver que tuvieron que mantener ese valor de responsabilidad al tiempo que atendían la emergencia.
DINERO: ¿Se tomaron todas las medidas de ayuda necesarias o faltó algo?
B.M.: Colombia se concentró en la construcción de políticas que minimizaran el daño inmediato, y debo decir que el Gobierno lo hizo bien si tenemos en cuenta los recursos con los que realmente disponemos. Por fortuna hubo la suficiente sabiduría y madurez para decir que salíamos temporalmente de la regla fiscal, y priorizar la inversión de recursos en lo social y en promover el empleo. Eso no era fácil en un año en que el recaudo era menor y el gasto mayor. Lo hicimos sin quedarnos en una condición de patria boba, que era el gran susto que yo tenía.
DINERO: ¿Qué decisiones se requieren ahora para una pronta recuperación?
B.M.: Voy a decir algo que ha dicho mucha gente y puede sonar a lugar común, pero que sin duda es la almendra de la conversación: hay que hacer las reformas pendientes. Este es un diálogo complejo porque pasa por entender la viabilidad y la pertinencia políticas de esta decisión. Entiendo perfectamente cuando algunas decisiones no se quieren tomar. Pero de fondo, creo que el país no se ha atrevido a dar las grandes conversaciones pendientes. Quizás eso pasa porque hay sectores políticos que aprovechan que, cada vez que se plantea uno de estos diálogos pendientes, dicen cosas en contra o alegan que es una irresponsabilidad. Pero para solucionar temas de fondo como la rigidez del mercado laboral para generar empleo, revisar el sistema pensional para que más colombianos puedan pensionarse e incluso examinar el sistema tributario para ajustar las cargas, tenemos que dar esas conversaciones. No podemos seguir aplazándolas.
DINERO: Todos hablan de una inminente reforma tributaria, ¿este es el momento de hacerla?
B.M.: Una de las conversaciones más complejas es la tributaria. En Colombia no hemos podido superar una idea que caló en el imaginario general, y es que empresa es sinónimo de rico. Eso no es así; empresa es sinónimo de actividad económica formal. Puede que haya personas ricas que tienen empresas, pero estas no son ricas. Esa idea surgió porque cuando el país no podía cobrarles impuestos a las personas, lo hizo a las empresas. Todavía no nos hemos podido despojar de esa idea, y algunos hablan con algo de irresponsabilidad de que la gran empresa son los grandes ricos, pero en realidad son la gran oportunidad de generar trabajo e ingresos a muchas familias. Debemos superar esa conversación cargada de ideología porque de lo contrario, no podremos crecer y crear más empleo.
DINERO: ¿Cuáles deben ser los temas claves para la nueva tributaria?
B.M.: Una buena forma de acercarse al tema es tener un objetivo clave, y ese es cómo hacemos para generar mucho trabajo en el país. Ese debe ser el propulsor de la reforma: crear condiciones para invertir, consolidar más empresas y generar más empleo. Eso requiere un ejercicio de comparación internacional para saber cómo podemos atraer más inversión, cómo gravar a los productos locales sin afectar su competitividad internacional y cuáles son las medidas más convenientes en lo tributario.
DINERO: ¿Cree que es hora de hacer una reforma profunda al sistema tributario?
B.M.: El sistema tributario tiene muchas distorsiones. La primera es que hay buena parte de colombianos que no pagan impuestos porque evaden o eluden. En Colombia no es un principio generalmente aceptado, como en los países nórdicos, que todos paguemos impuestos para que el Estado nos provea y funcione bien. Todos tenemos que pagar impuestos y ese es un principio que no ha pegado del todo en el país. Por eso, históricamente los impuestos se han concentrado en las empresas y esa ha sido una distorsión.
DINERO: Pero ¿es momento de hacerlo, cuando la pandemia sigue golpeando?
B.M.: La reforma hay que hacerla cuando la política no interfiera en el diseño de una buena tributaria. Yo creo que sería mucho más adecuado en este momento que en el segundo semestre. En Colombia esta será una campaña muy movida, muy agitada, con gran presencia de redes sociales y populismo. En ese orden de ideas, hay que darle espacio al Congreso para que pueda, con la mayor serenidad posible, ver cómo vamos a responderles a los colombianos, al Estado y a la deuda.
DINERO: ¿Cómo hacer para que no termine afectando la reactivación?
B.M.: Se deben definir unos indicadores para que la tributaria aplique cuando haya reactivación. Si lo logramos pronto, que apliquen, si no, más adelante. Al crecimiento hay que darle espacio, hay que darle oportunidad. Esta es una idea clave: en este momento uno no puede generarle obstáculos al crecimiento. No hay duda de que el principal objetivo es el crecimiento del trabajo, el crecimiento de ingresos y de la actividad económica. La tributaria debe ser muy bien diseñada para que no sea obstáculo al crecimiento, y su aplicación tiene que estar sujeta a que la reactivación se vaya dando. Esa es la idea fundamental.
DINERO: El Gobierno dice que será una reforma fiscal y no una tributaria, ¿es un eufemismo?
B.M.: No. Esa es una afirmación importantísima porque subraya la relevancia de hacer una redefinición del gasto público. Si uno pregunta, el país espera que el Estado tenga una reducción del gasto. Si hablamos de una reforma fiscal, debe replantearse el gasto. Eso debe hacerse con cuidado porque el gasto social tiene que seguir aumentando, y programas como Ingreso Solidario, Familias en Acción, Beps, Colombia Mayor y Paef (de apoyos a la nómina) deben seguir con bastante vigor.
DINERO: ¿Qué tanto ayudarán las vacunas a la recuperación?
B.M.: Mucho, porque repercute en la confianza. Por eso no podemos permitir que ese tema se politice. Colombia debe volcarse como un solo cuerpo para tener el mayor número de vacunas. Hay que darles una oportunidad a los privados para que traigan más vacunas, luego de la primera etapa que adelanta el Gobierno con la compra de 29 millones de dosis. Deben darse señales de política pública para que logremos tener más colombianos vacunados lo antes posible. Esto debe hacerse, como en todo el mundo, respetando el rol del Gobierno en la definición de la política pública. Las empresas, junto con las EPS y las regiones, podríamos apoyar.