Cada día de los últimos dos años, un grupo de funcionarios del Instituto Nacional de Vías (Invías) tuvo la tarea de revisar milimétricamente el avance del túnel de La Línea del día anterior. Su trabajo al frente de esta megaobra era 24/7, al igual que lo era el de los trabajadores que estaban en el ducto, quienes llegaron a tener hasta tres turnos de trabajo para evitar mayores retrasos. Esta palabra, junto con sobrecostos, estaba vetada a la hora de construir dicho proyecto. Y no es para menos. La historia de La Línea se remonta al siglo pasado, cuando se propuso el primero proyecto para atravesar la cordillera central y conectar al suroccidente con el centro del país. Diversos gobiernos lo intentaron, pero ninguno logró pasar la iniciativa del papel a la realidad. Solo en el gobierno del expresidente Álvaro Uribe se comenzó a materializar.
En el 2005, comenzó la construccion del túnel piloto (va paralelo la principal), con el cual los técnicos pudieron conocer a ciencia cierta a qué se enfrentarían si atravesaban la montaña por el medio. Su realizacion tardó tres años y confirmó, entre otras, que la estructura tendría que ser construida en medio de fallas geológicas y grietas, que podrían retratar su ejecución. La tarea no era nada sencilla, pero sí era clave para la competitividad nacional.
El túnel de La Línea tiene 8,6 kilómetros y su inversión total fue de 1 billón de pesos. Funcionará en sentido Armenia - Tolima. Como si esto fuera poco, a La Línea llegaron mayores problemas con el excontratista, Carlos Collins, quien tuvo a cargo al túnel entre el 2009 y el 2016. Su paso por esta obra dejó algunos avances importantes, pero también litigios y demandas, algunas de las cuales siguen hoy vivas. Sin dudas, los incumplimientos de Collins fueron la piedra angular para que el túnel y sus obras anexas no fueran entregadas durante la administración anterior. Hoy, eso es historia, porque la obra al fin culminó y será puesta al servicio de los colombianos. Hace dos años, el gobierno de Iván Duque llegó al poder y, con él, le correspondió a Juan Esteban Gil, director del Invías, hacerse cargo de la obra que nunca olvidarán los colombianos. No es gratuito que para hacer bromas de largos tiempos, el punto de comparación fijo sea el túnel de La Línea. Sin embargo, queriendo desterrar esto de los corrillos nacionales, Gil se puso en la tarea de ser él mismo quien supervisara los avances del proyecto. El funcionario se apersonó tanto, que había días en que llegaba a la zona al amanecer o antes de la medianoche... y sin avisar. La idea era coger desprevenidos a los trabajadores, pasar revista y dejar marcado –literalmente– el lugar en el que debería ir la obra en los Esta táctica le funcionó al director del Invías, quien señaló que en febrero de este año culminaron las obras civiles y ‘solo‘ faltaba ultimar detalles para que el túnel fuera una realidad. La idea era que en mayo quedará al 100 por ciento el ducto principal, pero el coronavirus hizo de las suyas y encerró a gran parte de la población colombiana. A pesar de lo anterior, el Gobierno sacó adelante los protocolos de bioseguridad para retomar labores, y de hecho, fue el primer proyecto de infraestructura que reinició los frentes de trabajo en medio de la pandemia. Al proyecto solo le faltaba terminar la instalación de los equipos electromecánicos, que incluyen la parte eléctrica, de iluminación, ventilación, señalización, las cámaras de vigilancia y los sistemas de comunicación, entre otros. Esto quedó listo hace unas semanas y está listo para ponerse en funcionamiento este viernes, día que nunca olvidarán los colombianos. Junto con el túnel principal, el Invías entregará otros tres túneles cortos, cinco puentes y 13,4 kilómetros de doble calzada de la vía Cajamarca - Calarcá. A esto se sumará un túnel piloto, que servirá para evacuar los vehículos si hay una emergencia. Estas iniciativas hacen parte del megaproyecto del cruce de la cordillera Central, que se entregará en dos etapas: la primera este viernes y la segunda en abril del 2021.
El proyecto del cruce de la cordillera Central incluye 30 kilómetros de doble calzada entre Calarcá y Cajamarca, y 60 obras entre túneles, viaductos e intercambiadores viales. Para ese momento, y después de 24 contratos y 2,9 billones de pesos de inversiones, estará lista toda la doble calzada, además de los 25 túneles, 31 viaductos y tres intercambiadores viales. Más allá del corte de la cinta, el túnel le deja más buenas noticias a Colombia. Su entrada en operación traerá consigo un aumento de velocidad de operación vehicular de la carretera de 18 a 60 kilómetros por hora y ahorros en tiempos de viaje de aproximadamente 50 minutos.
Igualmente, el país se ahorrará 850 horas al año en tiempos de cierre de vía y casi un 100% de menos accidentes viales, que eran el pan de cada día en el Alto de La Línea. Igualmente, habrá una reducción de aproximadamente 270.000 millones de pesos en costos de operación y logística de transporte, ya que el corredor conecta al puerto de Buenaventura con el centro del país. Esto, sin dudas, mejorará la competitividad, tan golpeada en la historia nacional. Este 4 de septiembre quedará en la memoria de todos los colombianos como el día en que por fin, tras más de un siglo, un sueño se hizo realidad. La historia tuvo un final feliz, pero será de no repetir.