El expresidente Álvaro Uribe no puede mantenerse al margen de la discusión de la actualidad del país. En esta oportunidad se refirió al plan de ajuste que está promoviendo desde su partido, el Centro Democrático, que incluye una reforma tributaria moderada, un plan de disciplina fiscal con recorte del gasto, el fortalecimiento de la política social por medio de programas como Ingreso Solidario, un bono solidario para niños de familias vulnerables y la reforma al contrato de aprendizaje.
Uribe tiene claro que hay que impedir que aumenten las tensiones sociales y económicas. Pero el Gobierno tiene un ‘trilema’: primero, resolver las demandas sociales que nos ha dejado la pandemia y que implican más gasto; segundo, solucionar el problema fiscal que nos tiene con llamado de atención por parte de las agencias calificadoras y los inversionistas internacionales y, tercero, reactivar rápidamente la economía. Si no administra bien esta situación, muchas cosas malas pueden pasar en el futuro próximo.
El exsenador se mostró consciente de este panorama, y por eso, en entrevista con Dinero, planteó lo que considera debe pasar en materia de ajuste económico e impulso al aparato productivo.
En primera instancia señaló que “la reforma tributaria es un imperativo, porque al país le han renovado la confianza inversionista, pero no puede correr el riesgo de perder el grado de inversión, lo que nos podría costar 200 puntos básicos más al año en tasas de interés. Con un endeudamiento de 650 billones de pesos, eso equivaldría a 13 billones adicionales en intereses al año. Eso es muy grave”.
Por eso, dijo que “la tributaria la deberían discutir ya”, haciendo énfasis en su preocupación de que si se hace tarde, el próximo año podría coincidir con el inicio del debate electoral, lo que daría campo a propuestas demagógicas.
¡Y ya es ya! Tradicionalmente, los ajustes de impuestos se presentan en el segundo semestre del año. No obstante, Uribe considera que tal vez para la segunda parte de 2021 ya sea muy tarde en materia tributaria.
“A mí me dan mucho miedo algunas propuestas que se pueden acentuar en época electoral: ¡que a los patrimonios hay que cobrarles 4 o 6 por ciento! ¡Por Dios! ¡Acaban con la inversión! ¡Si el Gobierno Santos con lo que hizo en materia de impuestos frenó la inversión, frenó la creación de empleo y, al mismo tiempo, congeló la reducción de la pobreza! Si yo estuviera hablando como empresario diría: ‘el año 21 está cerca de elecciones. Yo quiero ayudar a reactivar, pero no me dejen una incertidumbre tributaria: díganme de una vez cuáles son las reglas del juego’. Esa es otra razón para pedir que haya un acuerdo y unas decisiones rápidas en esta materia”.
Eso lo que significa es que la discusión de impuestos se dé durante el primer semestre, antes de que arranque en forma el periodo electoral.
El exmandatario descarta de entrada que se toque el IVA, porque cree que este tipo de iniciativas no cuenta con apoyo popular ni político.
Precisa que hay muchas fórmulas ya sobre la mesa: reducir a 50 por ciento el descuento de los impuestos territoriales de los impuestos nacionales; aplicar un impuesto moderado al patrimonio de las personas naturales, o hacer un ajuste comedido en el impuesto a los dividendos.
“El Gobierno debe lograr un gran consenso que no genere dificultades sociales y que no imponga trabas a la inversión”, explicó en diálogo con este medio.
El paquete completo
Uribe reconoce que si se habla solo de impuestos, cualquier plan de ajuste sería inviable políticamente. Por eso está proponiendo que la reforma tributaria “moderada” vaya acompañada de una estrategia de recorte en el gasto y disciplina fiscal, así como de un fortalecimiento de los programas sociales como Ingreso Solidario.
“¿Puede el país aumentar los impuestos, así sea moderadamente, y asegurar la confianza de inversión sin una gran política de ahorro? Yo creo que eso sería un abuso”, aseguró.
Así que el plan de recorte debe incluir una reforma para imponer un techo al incremento en los gastos generales y de funcionamiento. Ese techo debería ser la inflación, y esa prohibición debería extenderse a lo largo de los próximos seis años. Según el expresidente, solo esa medida le ahorraría al fisco un punto del PIB anual. Insistió en una reducción del Congreso y un recorte al salario de los senadores y representantes a la Cámara.
En el frente social, Uribe explica que es claro que la región perdió una década en materia de reducción de la pobreza. Compensar esa situación con el fortalecimiento y ampliación de programas como Ingreso Solidario es fundamental. “Hay que hacer un esfuerzo social muy grande”, aseguró. Eso significa volver de carácter permanente el programa Ingreso Solidario.
Dijo que ni el Gobierno ni el país pueden equivocarse: se trata de sacar las tres cosas al tiempo. “Si el Gobierno se lanza –como debe– en una política muy agresiva de ingreso solidario para recuperar la senda de reducción de la pobreza y no hay reforma tributaria ni una decisión de ahorro en gastos de funcionamiento y generales, eso nos puede llevar más rápidamente a ser inviable la economía colombiana, y así nos quitan el grado de inversión”.
En el otro escenario –el que resulta optimista–, el Gobierno profundiza la política social, hace la tributaria y el recorte de gastos. “El país y las calificadoras de riesgo lo entenderán”, aseveró. Eso es lo que les daría tranquilidad a los colombianos sobre el futuro de la economía.
Más medidas sociales
La propuesta del exsenador Uribe incluye otros elementos que pueden causar polémica.
En el portafolio de medidas están: crear un bono social para niños de los sectores más vulnerables, reducir la jornada laboral de 48 a 42 horas y reformar el contrato de aprendizaje.
La primera propuesta ya está incluida en el referendo que su partido viene impulsando. Se trata de garantizar un ahorro a un niño por cada familia vulnerable, que solo podrá ser usado para emprendimiento cuando ese pequeño haya concluido sus estudios superiores o bien para acceder a una pensión en la vejez.
Este programa podría ser financiado con parte de lo recaudado con el impuesto al patrimonio a las personas naturales.
La segunda sugerencia es la reducción de la jornada laboral. El exmandatario considera que las empresas han logrado mucha más productividad durante la pandemia, y la mayoría de ellas están operando hoy con menos trabajadores. Así que lo que propone es que los empleados puedan ganarse seis horas a la semana para compartir con sus familias.
Finalmente, está la reforma al contrato de aprendizaje para extenderlo a cualquier persona de hasta 30 años que no haya tenido un contrato formal. El contrato de aprendizaje permite hoy pagar a los jóvenes universitarios y técnicos del Sena 75 por ciento de un salario mínimo. Uribe sugiere que esto se mantenga, pero que el otro 25 por ciento del salario sea cubierto por el Gobierno nacional como un subsidio para los parafiscales y aportes a la salud.
Algunas de estas medidas pueden ser adoptadas bien por vía legislativa o bien por la vía del referendo que están impulsando desde su partido.
El diagnóstico del expresidente Uribe muestra el desafío que enfrentan el Gobierno y el Congreso para sacar adelante al país, luego del más duro choque económico y social de toda su historia. La tarea es titánica.