Alirio Gómez tiene desde hace diez años un puesto de venta de celulares, accesorios y reparaciones en el sector de Unilago en Bogotá. Antes de la pandemia las ventas iban bien, a tal punto que en su pequeño local tenía un empleado al que le pagaba el salario mínimo con todas las prestaciones sociales. En 2019 consideró abrir un segundo local, aprovechando que a diario llegaban personas a cambiar celulares o a comprar forros y accesorios cada vez que les pagaban la quincena. Tras el remezón de la pandemia las cosas cambiaron y, luego del impulso comprador con el que salieron los colombianos de las cuarentenas, Alirio vive ahora una fuerte transformación de sus clientes. Si bien Unilago mantiene un alto tráfico de personas, ya son pocos los que adquieren tecnología. La mayoría busca reparaciones o va a comprar de segunda, pues los celulares nuevos están muy costosos y las prioridades de gasto cambiaron por completo.
El cambio que han percibido Alirio y sus colegas de Unilago también se siente en las grandes superficies y en las cadenas de venta de artículos de tecnología y electrodomésticos. Los clientes, que mayoritariamente compran a crédito, han preferido abstenerse ante las elevadas tasas de interés que hay ahora en el país. Así lo confirma Betty Franco, gerente de la Asociación de Electrodomésticos de Colombia (Asodelco), gremio que reúne a tiendas especializadas, como las de la carrera 13 en Bogotá, la 11 de Cali, la 36 de Bucaramanga o la 38 en Barranquilla.
Esta dirigente gremial explica que, fuera del impacto estadístico por abolir los días sin IVA, los cuales dinamizaron la categoría de electrodomésticos en 2021 y 2022, el sector está afectado por el impacto de la inflación en la capacidad adquisitiva de los consumidores, quienes prefieren destinar su dinero a la canasta básica. Además, ha sido una categoría muy perjudicada por el alza del dólar, teniendo en cuenta que la mayoría son productos importados.
García explica que sus agremiados generalmente atienden a los compradores de estratos 1, 2 y 3, quienes en muchos casos no tienen crédito bancario; por eso, son estos almacenes los que financian sus compras. Pese a que tratan de ofrecerles buenas condiciones, “la incertidumbre política y económica del país hace que muchos prefieran abstenerse y ya no consideren tan necesario el cambio de televisor o de nevera”, explica.
Cifras de la compañía de investigación de mercados Growth from Knowledge (GfK) indican que de enero a septiembre se vendieron 12,4 billones de pesos en electrodomésticos, un billón de pesos menos que un año atrás.
El Dane también confirma que la facturación de este sector registra una caída de 13 por ciento, y la de equipos de informática y telecomunicaciones para uso personal o doméstico, como los que vende Alirio, baja 12,52 por ciento. No obstante, estos no son los principales responsables de la contracción del comercio minorista en 2023. Esa carga le cae principalmente al sector automotor, que al registrar los mayores valores de venta tiene un elevado peso en esa actividad.
Un tema de confianza
Las matrículas de vehículos nuevos están en mínimos desde 2020. Entre enero y octubre se vendieron 148.393 unidades, lo que representa 69.623 unidades menos que un año atrás (-31,9 por ciento). Según Oliverio García, presidente de Andemos, esas menores ventas se deben a factores como una deteriorada confianza de los consumidores, las dificultades para el acceso a crédito, el bajo crecimiento económico, la inestabilidad cambiaria y la falta de señales positivas del Gobierno para aumentar la confianza de inversionistas y consumidores. En eso coincide Pedro Nel Quijano, presidente de Aconauto (Asociación de Concesionarios de Automotores). Asegura que esta no es la primera crisis que vive el sector y que, si sobrevivió a la pandemia cuando pasaron de vender entre 15.000 y 20.000 carros mensuales al mes a solo 88, esta vez también lo harán. “Los concesionarios son negocios familiares de varias generaciones y con vocación de largo plazo, no es para invertir de ocasión, porque se maneja mucho dinero, pero no necesariamente es una actividad muy rentable. Hoy se gana con los incentivos por colocación de seguros o de créditos, y tras dos años extraordinarios (2021 y 2022) el negocio se deterioró por la incertidumbre política, social y económica. Todos aquellos que necesitan cambiar su carro prefieren esperar”, asegura. Además, la prudencia enseña que hay que ser pacientes, pues “tras las elecciones regionales se percibe un poco más de optimismo y de confianza”, puntualiza este dirigente gremial e insiste en que la confianza pesa más que las altas tasas de interés.
Y, si por el lado de los carros llueve, por el de las ferreterías no escampa. Alejandro Escobar Correa, gerente estratégico de la firma de inteligencia Sectorial.co, dice que este tipo de comercio está afectado por dos factores: la caída de más de 40 por ciento en las ventas de vivienda nueva y el menor poder adquisitivo de los hogares derivado de la inflación, el cual hace que aplacen decisiones de compra, como la remodelación de su hogar.
El ranking de las 5.000 empresas más grandes del país de la revista Dinero muestra la importancia del sector ferretero, pues allí clasificaron 157 compañías, que facturaron 29 billones de pesos el año pasado, cifra que hoy sería 13,4 por ciento menor por las dificultades que vive el comercio minorista.
El experto en consumo y fundador de la firma Raddar, Camilo Herrera, reitera que la gente está desistiendo de comprar por la tasa de cambio y las altas tasas de interés, pero habría otro factor que los desanimaría: los precios de estos productos, que hoy muchos perciben como caros. Así, mientras bajan las ventas de vehículos, los precios han subido un 16,3 por ciento.
Quijano, de Aconauto, cree que el precio no influye tanto como la capacidad de los compradores de carros para pagar una cuota mensual y, por eso, insiste en que la clave está en recuperar la confianza. Por su parte, Alirio en su puesto de Unilago sí cree que los precios de los celulares último modelo espantan a los compradores. Eso ha llevado a que muchas personas opten por un aparato de segunda mano (tras un robo quedan sin ganas de gastar), prefieran gamas más económicas o hacer una reparación, pues aunque los repuestos sean caros sale más barato que estrenar celular.
Para lo que resta de año, los entrevistados confían en que la temporada de Navidad ayude a dinamizar las ventas (en el caso de los carros le apuestan al Salón del Automóvil y los otros sectores al Black Friday), pero no son tan optimistas como para esperar cifras positivas cuando termine 2023.
Alirio, que ahora solo contrata un empleado los fines de semana cuando hay más movimiento, espera que en 2024 la constante renovación tecnológica le dé una mano a su negocio.