Cuando el juez federal estadounidense Denny Chin impuso la máxima sentencia aplicable por la estafa cometida por Bernard Madoff, se escucharon aplausos y gritos de alegría en la sala del tribunal de Manhattan. Las personas que asistieron a la lectura de la condena, más de 200 víctimas del fraude piramidal, celebraron que se hizo justicia.Sin embargo, la pesadilla para ellos no ha terminado. La condena de 150 años para el ex presidente del mercado tecnológico Nasdaq en nada les cambiará el panorama. Desafortunadamente, pasará un largo tiempo y tendrán que dar una dura batalla para recuperar aunque sea parte de los dineros invertidos en el esquema que montó Madoff.La liquidación de la firma será una tarea muy difícil. El abogado colombiano Enrique Gómez Pinzón, socio de Holland & Knight LLP, en Washington, le dijo a SEMANA que en este caso es muy probable que la liquidación tarde más tiempo que el normal "toda vez que hay muchos intereses contrapuestos y reclamaciones no sólo contra las entidades de Madoff, sino contra los fondos que alimentaban a las de Madoff y entre estas y los que están encargados de la masa liquidatoria a su vez".La Comisión de Valores de Estados Unidos (SEC, por su sigla en inglés) recibió ya la lista de los activos de Madoff, pero no la hará pública, pues hace parte del proceso judicial.Hasta el momento sólo se sabe que el abogado Irving Picard, nombrado por la Corte para liquidar la firma de Madoff, ha reunido alrededor de 1.200 millones de dólares para devolver a los inversionistas, de un total de 13.200 millones que se estima como pérdidas netas desde 1995. Los investigadores no saben a ciencia cierta a cuánto ascienden las pérdidas totales en este fraude, que llevaba montado más de dos décadas.El reto que tiene Picard es inmenso. En su acción global para recobrar dinero en efectivo y activos que puedan compensar en parte a quienes perdieron sus ahorros tendrá que buscar hasta debajo de las piedras. El liquidador tendrá que echar mano de todo.Incluso, muchos de quienes se sintieron salvados porque ya habían retirado sus fondos con sus ganancias, hoy no deben estar tranquilos. Según el diario The Wall Street Journal, la mayor parte de lo que se prevé que recupere el apoderado provendrá de potenciales demandas contra inversionistas que retiraron su dinero de la firma de Madoff en los últimos años. Se solicitará lo que se conoce en la ley estadounidense como acciones claw-back, una teoría muy polémica, pero que se ha aplicado en anteriores casos en ese país. Esta acción considera que los retornos (utilidades) que recibieron muchos inversionistas fueron obtenidos de forma fraudulenta y a expensas de los que llegaron más tarde. Es claro que muchos se beneficiaron del esquema que montó Madoff, que entregaba retornos de hasta del 15 por ciento anual. Los investigadores no tienen la menor duda de que grandes cantidades de dinero de nuevos inversionistas se usaban para pagar esas altas rentabilidades ofrecidas a los primeros. El tiempo para mirar hacia atrás, y buscar a esos anteriores ganadores, varía según cada estado. Según la ley de Nueva York, este plazo es de seis años. Muchos abogados opinan que esto no es justo porque esos inversionistas también son víctimas del fraude. Pero lo cierto es que la ley estadounidense es muy severa en el caso de los fraudes provenientes de esquemas piramidales, mucho más que cuando se trata de las declaraciones de bancarrota. Ya el liquidador ha iniciado demandas para recuperar más de 10.000 millones de dólares de gente que retiró dinero de sus cuentas. Las personas cercanas a Madoff tampoco están tranquilas. Picard emprenderá demandas en contra de personajes amigos de Madoff por considerar que podrían conocer las actividades fraudulentas de este.Mientras se libra esta dura batalla para recuperar activos, algunas de las víctimas tienen una alternativa para recobrar algo más rápidamente. Se trata del Securities Investor Protection Corporation (Sipc, por su sigla en inglés), que fue creado en 1970 para ayudar a los inversionistas estafados en la industria de corretaje (es una especie de Fogafín colombiano). Hasta ahora se han aceptado 543 pedidos de pago por esta vía, por 231 millones de dólares, pero las víctimas tienen que cumplir ciertos requisitos para tener derecho a este pago. A través del Sipc cada cliente puede recibir hasta un máximo de 500.000 dólares, según la ley. Para el resto de la pérdida tendrán que esperar los activos que el liquidador logre recuperar.Precisamente con el propósito de recuperar el mayor dinero posible invertido por las víctimas, la justicia le sigue el rastro a la fortuna familiar. Ya se han incautado varios bienes: un apartamento de 7,5 millones de dólares que los Madoff poseen en una exclusiva zona de Manhattan, donde reside Ruth, la esposa del defraudador; una casa en Montauk, Nueva York, valorada en 7,45 millones de dólares, y otra en Palm Beach, Florida. El gobierno también retendrá 1,48 millones de dólares por la venta de una casa en Francia, así como muebles, joyería, abrigos y obras de arte. Ya se decomisaron cuentas en la financiera Cohmad Securities por casi 50 millones de dólares, y en el Banco Wachovia Bank, por 13 millones de dólares. Otras en JP Morgan Chase y Bank of New York Mellon Corp. Se le echó mano a un yate de lujo valorado en 1,5 millones de dólares. Otro juez del estado de Connecticut ordenó congelar los activos de los hijos de Madoff, para evitar que vendan las propiedades.Como se ve, en este caso todo se cuenta en millones de dólares. No en vano se trata del mayor fraude en la historia de Wall Street. Se estima que durante décadas, pasaron por la principal cuenta de Madoff unos 170.000 millones de dólares (poco menos que el PIB colombiano). En diciembre del año pasado, cuando se produjo el arresto de Madoff, las cuentas de la firma totalizaban 65.000 millones de dólares.Por lo pronto, el caso Madoff mantendrá bien ocupados a los principales bufetes de abogados en Estados Unidos. El abogado Enrique Gómez dice que en estos casos la clave es un buen asesor legal que esté monitoreando de cerca los procesos, para estar atento a oportunidades de recuperación. El asunto es que ahora hasta los que se ufanaban de haber sacado su dinero a tiempo corren el riesgo de perder lo que ya creían haber ganado, y tal vez ya se gastaron.