Sergio Massa asumió este miércoles como nuevo y poderoso ministro de Economía de Argentina, en medio de una profunda crisis, con inflación disparada y pobreza en alza, que deberá enfrentar con una serie de medidas de salvataje económico.

Massa, un abogado de 50 años que acaba de renunciar a la presidencia de la Cámara de Diputados, juró su cargo ante el presidente Alberto Fernández en un acto muy concurrido por líderes políticos, empresarios y sindicalistas.

Este “superministro” concentrará bajo su mando tres carteras del área económica y productiva.

Tras la ceremonia, Massa dará una conferencia de prensa en la cual anunciará sus primeras medidas para tratar de superar unas semanas de mucha volatilidad en los mercados.

“Es un tiempo para que todos, con mucha esperanza, unamos esfuerzos para salir adelante. (...) Tenemos una gran oportunidad como país, no la dejemos pasar por alto”, dijo Fernández al tomarle juramento al exparlamentario en el Museo del Bicentenario, al lado de la Casa Rosada, sede de la Presidencia.

“Estamos empezando una etapa del gobierno que estoy convencido vamos a transitar exitosamente. Su capacidad y coraje me constan. Estoy seguro de que lo va a hacer muy bien”, añadió el mandatario de centroizquierda en referencia a su nuevo ministro, un dirigente de peso en la coalición peronista gobernante Frente de Todos.

En un tono similar se había pronunciado Massa el martes cuando en su discurso de despedida del Parlamento pidió “construir consensos y políticas de Estado”.

Massa reemplaza a la economista Silvina Batakis, que no alcanzó a cumplir un mes en el cargo. Esta funcionaria había asumido de urgencia tras la renuncia intempestiva de Martín Guzmán, el artífice de la refinanciación de la deuda y quien se desempeñó como ministro de Economía desde la asunción de Fernández en diciembre de 2019.

Argentina registra uno de los índices de inflación más elevados del mundo, con 36,2 % en el primer semestre de 2022. La pobreza alcanza al 37 % de sus 47 millones de habitantes.

Además, Massa enfrenta el desafío de aumentar las menguadas reservas internacionales disponibles, que según los analistas se encuentran en niveles críticos.

Su alto perfil político y sus buenas relaciones con el empresariado le valieron el apoyo de Fernández y también de la vicepresidenta Cristina Kirchner, cuyos desencuentros de los últimos meses con el mandatario habían creado turbulencias en la economía.

Entre sus tareas más amargas tendrá la reducción del déficit fiscal, en línea con los compromisos del programa crediticio por 44.000 millones de dólares que el país mantiene con el Fondo Monetario Internacional. Debe bajarlo del 3 % del PIB al que llegó en 2021 al 2,5 % este año; luego a 1,9 % en 2023 y a 0,9 % en 2024.

*Con información de la AFP.