Los exdirectivos del Banco Vaticano, Paolo Cipriani y Massimo Tull, fueron condenados a resarcir a la entidad con 40 millones de euros, después de que el Tribunal de Apelación del país aceptara la “mala gestión” que ejercieron durante los años 2010 y 2013, cuando estuvieron en activo, al haber violado las normas antirreciclaje.
La Corte ha revalidado de este modo la sentencia en primer grado, emitida en 2018, que les obligaba al pago de la mencionada multa debido a la “mala gestión” que ejercieron.
El tribunal del Vaticano no ha admitido a trámite las instancias presentadas por los abogados de los condenados y les ha sentenciado a indemnizar al banco por “los daños causados”, con un total de 40,5 millones de euros en concepto de responsabilidad civil subsidiaria.
En concreto, deben abonar 35,7 millones de euros en calidad de daño emergente, es decir, por el perjuicio derivado de una acción negativa sobre un bien patrimonial, y 4,7 millones a causa de lucro cesante, por la ganancia que la entidad no obtuvo a causa de sus responsables. Además, deberán hacerse cargo de los costos del proceso judicial.
*Con información de Europa Press.