En los últimos años, la facturación electrónica se ha consolidado como un pilar fundamental para la economía de cualquier país, sumado a que su aparición mejoró la gestión financiera de las empresas y transformó la forma en que se llevan a cabo las transacciones comerciales, además, de la financiación, gracias a herramientas de factoring y el confirming.
No obstante, su crecimiento en América Latina, especialmente en países como Colombia y México, presenta desafíos para su pleno desarrollo.
En Colombia, la implementación de la facturación electrónica ha resultado como un proceso exitoso, y según datos de la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (Dian), la adopción de esta solución ha experimentado un crecimiento abismal en menos de cuatro años, puesto que para 2020, no había ninguna empresa habilitada en facturación electrónica, mientras que para el 30 de septiembre de 2023 la cifra ascendió a las 1.058.089.
Sobre el tema, Mario José Márquez, cofundador y COO de Plataform, aseguró que el impulso al crecimiento de la facturación electrónica y del factoring en el país podría inyectarle a la economía cerca de $140 billones en los próximos 5 años. Esto equivaldría a la recaudación de aproximadamente ocho reformas tributarias.
“A modo de ejemplo, hay que empezar señalando que el factoring en Chile corresponde al 13% del PIB, mientras que en Colombia tan solo llega a ser del 3,4%, es decir, casi 10 puntos porcentuales menos. Si en estos momentos fuera Colombia equivalente a la economía chilena, en el país habría desembolsos en operaciones de factoring y/o confirming de ocho reformas tributarias, lo cual a todas luces es una inyección de recursos impresionante a la economía”, aseguró Márquez.
“Además, lo interesante en este contexto es que, aunque las dos economías tienen tamaños similares, el número de habitantes difiere en casi 35 millones de personas. Por lo tanto, el rendimiento per cápita del PIB de los chilenos es muy superior al de los colombianos”, agregó.