Actualmente, Colombia tiene una frontera agrícola de 39,6 millones de hectáreas. De las cuales, 16,1 millones tienen potencial para el cultivo de maíz amarillo tecnificado y 10,9 millones, para la producción de soya.
Como resultado del trabajo articulado entre los actores de la cadena y el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, el país cuenta con el Plan de Ordenamiento Productivo (POP) de Maíz. Este Plan se presentó el 26 de octubre de 2022 en el marco del XXVIII Congreso Gremial cerealista, leguminosas y soya, organizado por Fenalce, el Fondo Nacional Cerealista, el Fondo Nacional de Leguminosas y el Fondo Nacional de la Soya.
Cecilia López, ministra de Agricultura y Desarrollo Rural, afirmó que “dentro del proyecto de sustitución de importaciones de este gobierno, se propone que, dentro del Plan Nacional de Desarrollo, los pequeños productores tengan una participación no menor a 100.000 hectáreas, para realizar un proceso de tecnificación y mejorar sus condiciones de productividad y competitividad”.
El país cuenta con tierra fértil suficiente para que crezcan los cultivos de maíz y soya; sistemas productivos como la rotación soya/maíz, arroz/soya, maíz/algodón que pueden garantizar la viabilidad técnica y económica de esta cadena agroalimenticia. Este Plan busca dar orientaciones que permitan a la cadena alcanzar niveles de productividad cercanos a los competidores internacionales, fortalecer el desarrollo de las regiones maiceras y consolidar una efectiva articulación entre sus actores.
“Colombia tiene una visión prospectiva a 20 años y un plan de ordenamiento productivo para la cadena de maíz que permitirá mejorar condiciones a lo largo de la cadena para lograr mayor competitividad en el marco de la sostenibilidad (ambiental, social y económica). Así, este importante cereal se convierte en un referente para la reconversión productiva, la sustitución de importaciones y la promoción de su consumo en Colombia” explicó el director de la Unidad de planificación rural y agropecuaria, Felipe Fonseca Fino.
La cadena productiva de maíz en Colombia es de gran importancia para la economía campesina, la agricultura comercial y la agroindustria de la alimentación humana y animal. Además, su producción y consumo, arraigado en la cultura de las diferentes regiones del país, y su carácter de materia prima principal en la producción de proteína animal, la posicionan como cadena estratégica para la seguridad alimentaria del país.