Según el último reporte de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (Ocde), Colombia ocupa el puesto 68 del listado anual de inclusión financiera. Sin embargo, en los últimos años la inclusión financiera en Colombia ha avanzado de manera considerable si se analiza en términos de mayor acceso.

De acuerdo con la consultora global McKinsey, la inclusión financiera total se logra cuando las personas tienen acceso a créditos, acceso a servicios bancarios básicos, capacidad de ahorro e inversión, y un plan de retiro, entre otras cosas. Más allá de los avances significativos, los retos existentes han llevado a que las entidades financieras concentren sus esfuerzos en brindar cada vez más productos y servicios para todos.

Es por esta razón que se han cambiado algunos parámetros de acceso de acuerdo con la población. Por ejemplo, fijan mayor importancia en aspectos como el historial de ingresos, los ciclos de pago y la capacidad de endeudamiento, y no necesariamente en un reporte de centrales de riesgo. Las diferencias principales radican en plazos, requisitos (periodicidad de ingresos, ciclos de pago) y disponibilidad, dado que los clientes pueden acceder a sus créditos de forma rápida y segura a través de sus plataformas digitales y asistidas.

Un ejemplo de inclusión es el Banco Credifinaniera, donde 28 % de sus clientes de microcrédito han tenido su primera experiencia formal de crédito con la entidad. Lo anterior evidencia su aporte a los Objetivos de Desarrollo Sostenible en materia de igualdad de género y reducción de las desigualdades en Colombia.