Generar un impacto positivo en el mundo conlleva un gran trabajo y la participación de diferentes actores sociales que quieran promover un verdadero cambio. Lo anterior requiere de múltiples miradas, territorios y acciones para tener nuevas propuestas que sean mucho más efectivas e incluyentes.
Sin embargo, esa labor cada día implica mayores desafíos en un país como Colombia, en donde los índices de violencia siguen escalando y afectando el trabajo social que llevan adelante estas personas.
Frente a este panorama, Acumen, una organización internacional, decidió crear en 2007 el programa ‘Fellows’, una opción que busca impulsar a una nueva generación de agentes de cambio que han hecho suyo el desafío de resolver los retos más complejos, proporcionándoles herramientas que les ayudan a desarrollar nuevas soluciones para construir un mundo más justo, inclusivo y sostenible.
Este programa, que está presente en varios países del mundo, llegó en el 2018 a Colombia y ya ha tenido cuatro cohortes formadas y una en proceso de selección, con los que se construyó una comunidad de 95 hacedores de cambio de diferentes regiones del país, quienes vienen trabajando desde sus territorios por promover una transformación real.
Según las cifras de la organización, de las 95 personas de la comunidad de ‘Fellows’ en Colombia que estuvieron en las primeras cuatro cohortes (entre 2018 y 2022), se encontró que están distribuidos en 25 de los 32 departamentos del país: el 64% pertenecen a zonas urbanas, mientras que 18% están en zonas rurales. Adicionalmente, el 54% son mujeres, 15% pertenecen a comunidades afrodescendientes y 2% a grupos indígenas.
Laura Ruiz, líder del programa, cuenta que es un laboratorio de práctica en donde tan solo por año entran aproximadamente 24 líderes multidisciplinarios, que son seleccionados por la organización entre un sinfín de postulaciones. Luego, deben pasar por cinco cápsulas de contenido que les sirva para comprender la forma en que se llevan adelante las acciones en torno a sus comunidades y se convierte en un espacio de debate en el que se habla sobre temas fundamentales por los que atraviesa el país y toca a la sociedad.
“La primera convocatoria, que fue en el 2018, fue un espacio donde todos los colombianos estábamos siendo conscientes de la labor que teníamos en la construcción de paz y hacer realidad ese sueño. Entonces, quienes participaron de esa primera cohorte debatieron y propusieron diferentes ideas sobre cómo construirla, mientras que, para el año pasado, en el marco de las elecciones presidenciales, los Fellows, decidieron hacer una carta para los candidatos en donde ponían sus puntos a consideración sobre lo que deberían hacer para el país”, resaltó Ruiz.
Este programa está enmarcado en el poder de la colaboración, el liderazgo colectivo y la cocreación, de esta forma se espera observar cómo una comunidad de personas diversas puede autoorganizarse, acompañarse, generar nuevos proyectos e iniciativas para fortalecer las ya existentes.
De esta manera, se presentan casos como el de Clara Inés Hoyos, una mujer del Caquetá que su experiencia e historia en un territorio marcado por la violencia la llevó a construir la Asociación de Mujeres Empresarias Cimientos del Hogar (ASMUECH), un espacio en el que mujeres cosechan, cultivan y comercializan plantas aromáticas y aceites esenciales orgánicos deshidratados no solo como una opción de sostenibilidad, sino que también, como una solución para la seguridad alimentaria.
“Ver todas esas mujeres que generan transformación y la forma que han sacado adelante sus hijos, su familia, su hogar, el mercado campesino, observar ese apoyo que se brindan entre ellas, eso es generar impacto. Un impacto, que genera progreso y bienestar dentro de la comunidad”, resalta Clara Hoyos.
En esta misma región del país, se teje otra historia, la de Yudy Figueroa, quien vive en la zona rural de Montañita, desde donde decidió crear la asociación Cosemos Sueños, un espacio, que en sus palabras busca “darle oportunidades de ingresos económicos a las mujeres que no cuentan con un perfil ‘empleable’”.
“Se pensó en la modistería porque la mayoría de ellas sabían algo de esta práctica y se inició con unas máquinas prestadas”, señala Yudy Figueroa. Al día de hoy, esta organización cuenta con más de 10 mujeres, que tienen una oportunidad en las prendas de vestir, de poder crecer y mantenerse económicamente, pero también, de mantener una comunidad en donde cada una de ella aporta su visión sobre el conflicto y el rol de la mujer en la sociedad.
A estas mujeres se suman las historias de otros actores como el de Andrea Escobar, co-fundadora y directora de la Fundación Soydoy, una organización que tiene como objetivo reducir la inseguridad alimentaria en Colombia; David Salas, quien es el fundador de somos CaPAZes, una organización que busca educar para la paz a la comunidad latinoamericana en prevención, manejo y resolución de conflictos, así como en compromiso social y ambiental mediante actividades lúdicas y de reflexión; Alejandro Lanz, director de Temblores, una ONG que defiende los derechos humanos de la comunidad LGBTI; Nevis Cadena Obando, director ejecutivo y co-fundador de Frutichar, empresa que genera alternativas legales de sostenibilidad ambiental, sociocultural y económica para el Pacífico de Nariño, entre muchos otros.