Muchos emprendedores colombianos creen que llegar con su idea a Silicon Valley es casi imposible. Sin embargo, hay muchos emprendedores que lo han logrado, entre ellos Óscar Giraldo.
Él es de Manizales, nació en 1983 y viene de una familia humilde, pero que le dio toda la inspiración para ser el empresario que hoy en día es.
Cuenta que desde pequeño admiró mucho a su padre por su inquietud y curiosidad por aprender, y una pasión innata por la tecnología. Lo define como un hacker natural pues “no tuvo la oportunidad de hacer una carrera universitaria. Aun así, para él no había nada que le impidiera aprender”.
Esto le permitió a Giraldo estar expuesto a los computadores e interesarse por el mundo del software a muy temprana edad. De hecho, la influencia de su padre también la transmitió a su hermano y juntos se lanzaron a estudiar ingeniería de sistemas en la Universidad Autónoma de Manizales.
Cuando terminó su carrera no conocía qué era emprendimiento, y Silicon Valley era algo que no estaba en su entorno. Es más, en su cabeza solo sonaba desarrollar y ser un excelente jugador de hockey.
Con esa meta decidió irse a Chile y se aventuró en la que sería su primera vez fuera del país. La estancia en el exterior estaba planeada por tres meses, pero se alargó a siete años. Allí logró tener experiencia en hockey sobre patines, quedó campeón con la liga de ese país y alternaba el deporte con la ingeniería de sistemas.
Tener estrella o dar en el blanco
“A las dos semanas de haber llegado conseguí trabajo en una consultora, pero me aburrí. Luego trabajé en el Banco de Chile, donde aprendí muchísimo, pero sentía que no iba para ninguna parte, así que renuncié y encontré una oportunidad en el CitiBank. Allí duré un año y medio”, recordó.
En ese trabajo, menciona que tuvo una muy mala experiencia con un jefe que además de controlador, desconfiaba de su trabajo y sus habilidades. Esto le demostró que era infeliz allí y pese a que en ese entonces tenía 23 años y una familia por la cual responder, decidió renunciar.
En eso se aventuró a trabajar en una startup. Giraldo asegura que fue demasiado arriesgado, pues en no contaba con los beneficios que las anteriores empresas sí le brindaban, como tener acceso a la salud y al pago de la pensión. Aun así, sentía que él debía estar allí.
Y descubrió un nuevo camino
Efectivamente, en esta startup Giraldo conoció de primera mano cómo funciona el mundo que desconocía por completo: el del emprendimiento. “En ese momento pasó algo muy particular. Yo quería hacer algo que cambiara el mundo, pero no sabía qué ni cómo. Así que busqué en Google, literalmente, y llegué a un blog de Guy Kawasaki donde mencionaba que el emprendimiento era el camino para hacerlo”, dijo.
Needish se llama la startup donde inició y a la que define como una escuela tremenda. Allí conoció a los fundadores de Cornershop Oskar Hjertonsson y Daniel Undurraga, y a Wenceslao Casares, un argentino posicionado como uno de los emprendedores más prestigiosos de Silicon Valley.
La experiencia en el equipo de ingeniería de esta empresa lo inspiró para desarrollar su propio proyecto. Recordó su gusto por los teléfonos y buscó la manera de conectarlos con los computadores. Para ello, compró un servidor en Mercado Libre, desarrolló un programa que permitía programar llamadas y se lo mostró a su jefe en Needish. Sorprendentemente, y de manera muy ingenua, los dos le apostaron a crear una empresa con este prototipo.
¡Hola, Silicon Valley!
El proyecto estaba robando la atención de Giraldo y su socio, a tal punto que a este último lo despidieron por el desempeño que tenía en la compañía, y Giraldo renunció al poco tiempo al ver que, efectivamente, no estaba dedicando el tiempo necesario a su trabajo.
La decisión también fue arriesgada, pues tenía dinero para sobrevivir dos meses. Él calcula que tenía aproximadamente 100 dólares en 2008. Pero como todos emprendedores, tienen un ángel detrás.
Un amigo de su socio tenía contactos adinerados en Chile, y a uno de ellos le mostraron su idea, le hicieron proyecciones y este confió en ella a tal punto que invirtió 100.000 dólares. “Empezamos todo mal, nos creíamos una empresa grande y arrendamos una oficina de 250 metros cuadrados bastante costosa para dos desarrolladores. Luego contratamos a cuatro personas más. Después vino la decisión de quién era el CEO para el tema de representación y, como mi socio era el más introvertido, decidimos que debía ser yo”, explicó.
Probaron y la empresa empezó a tomar rumbo. Sin embargo, por conflictos internos Giraldo vendió su participación y abandonó el proyecto.
Era el año 2010 y Giraldo vivió un momento de quiebre. Chile vivió uno de los momentos más difíciles de su historia con el terremoto de magnitud de 8,8 y que dejó al país derrumbado. Asegura que en ese momento le llegó una preocupación por tener estabilidad y priorizar sus proyectos.
Así las cosas, decidió emprender nuevamente su rumbo como emprendedor y se lanzó a crear una solución para ayudar a los trabajadores de los call centers. Creó un sistema que basado en la gamificación que buscaba reconocer la labor de los colaboradores y motivarlos a entregar lo mejor de sí.
La idea era bastante llamativa y se aventuró a llevarla a Estados Unidos. Dejó en Chile a su esposa y su hija, no sabía inglés y aun así empezó la odisea de buscar contactos. Participó en la conferencia anual de Salesforce en San Francisco e inició la búsqueda de empresas y contactos de la industria de los contact centers para presentar su idea y cazar algunos clientes. “De cien emails que envié, solo me respondieron 3 personas”, dice.
Una de ellas es Carol Snell, experta en este mundo y cofundadora de Aspect Communications, proveedor de sistemas y servicios de distribución de llamadas. Ella le otorgó un espacio de 30 minutos para que Giraldo le explicara su idea. En eso, con su socio, prepararon una presentación; claramente, él, con un inglés no muy bueno, hacía lo posible por hacerse entender y su amigo le apoyaba.
Esto dejó una lección en él: “La inseguridad se compensa con pasión. La gente realmente ve eso”.
Tres años después, Snell entró a formar parte del equipo de Playvox, la compañía de Giraldo que tiene operaciones en Manizales, Silicon Valley y São Paulo (Brasil) y que hoy conquista el mundo de los call centers. Este es uno de los principales proveedores de software de optimización de agentes de contact center para el control de calidad, gestión del rendimiento, coaching, aprendizaje, voz del cliente y motivación.
Luego de nueve años de crecimiento y consolidación entre Manizales, São Paulo y Silicon Valley, hoy cuenta con más de 200 clientes en todo el mundo entre los que se encuentran líderes tecnológicos globales como Twitter, Dropbox, Electronic Arts o Nubank, entre otros. “Es curioso, pero en Colombia no tenemos clientes”, señaló.
En los últimos años la empresa ha crecido de una manera exponencial, a tal punto que les ha permitido adquirir una serie de compañías para reforzar su operación y ampliar el portafolio de servicios que ofrecen actualmente. Entre esas adquisiciones están Trainbox, especializada en entrenamiento y educación empresarial, y Agyle Time, una plataforma inteligente de administración de ‘staffing’ y de ‘workforce management’.
Además, ha sido de los pocos emprendimientos con ADN colombiano que han levantado un total de 34 millones de dólares en plena pandemia. Recientemente cerraron una ronda de inversión de 25 millones de dólares por parte del fondo Five Elms Capital. “El rápido crecimiento que experimentamos el año pasado, junto con nuestra capacidad para mantener una alta satisfacción del cliente de manera constante, valida nuestra visión y la adecuación del producto/mercado. Entramos en 2021 habiendo completado una ronda de financiación y una adquisición estratégica que nos posiciona para un crecimiento continuo”, afirmó el fundador de Playvox.
Con el impulso que dio la pandemia a los servicios de atención al cliente, Giraldo espera que su empresa siga por la senda del crecimiento, por lo que esperar llegar nuevamente a un 100 % en este 2021.
Y aunque han tenido un gran avance, y al mejor estilo de Jeff Bezos fundador de Amazon, Giraldo considera que este es apenas el día uno de una empresa que tiene mucho que dar. “El camino recorrido ha sido muy duro, pero lo he vivido con tanta intensidad que de alguna u otra forma siento este es apenas el comienzo”, concluyó.