La llegada de nuevos clientes ha sido un aspecto fundamental para el crecimiento de las empresas, ya que si bien es importante mantener a quienes ya están, nuevas personas agrandan la posibilidad de expandirse en el mercado y por consiguiente los ingresos.
Cada vez más empresas le apuestan a estrategias innovadoras para dar a conocer su negocio, hacerlo atractivo y captar la atención de esos compradores que buscan un producto o servicio y, en caso de quedar satisfechos, pueden recomendar el negocio con otras personas que se convertirán en clientes potenciales.
Para esto existe el marketing, que no es otra cosa que el conjunto de técnicas y estudios que tienen como objeto mejorar la comercialización de un producto, por medio de campañas de difusión innovadoras que llamen día a día más personas y hagan crecer la reputación de las empresas o emprendimientos.
El marketing puede utilizar los cinco sentidos para lograr un impacto en el público. Vista, oído, tacto, gusto y olfato son todas las vías que podemos utilizar para transmitir nuestro mensaje al potencial consumidor, a través del diseño del espacio comercial.
Recientemente, docentes de ESDESIGN Escuela de Diseño de Barcelona hablan del tema y hacen énfasis en el olfato, ya que existe un área del marketing específicamente dedicada a la relación entre los aromas y las compañías y sus productos: el marketing olfativo. Esta herramienta es muy conocida, por ejemplo, en la industria de perfumes, pero ¿qué otros usos tiene?
Estos expertos explicaron que el marketing olfativo es una nueva forma para aumentar la reputación y recordación, ya que usa diversas técnicas para que las personas asocien determinado olor a una marca específica.
“Para ello se pueden llevar a cabo distintas acciones, que harán que el público objetivo de dichas acciones pueda, solo con oler el aroma en cuestión, relacionarlo con un elemento que identifique a una marca o producto. Por ejemplo, con una sensación, una imagen, una idea, un momento vivido o un sabor”, dijeron los académicos de ESDESIGN en un estudio.
Agregaron que de esta forma se puede generar una nueva experiencia en los clientes y activar zonas del cerebro que apoyan una mejor recordación de las marcas y empresas que contratan estos servicios, por encima de aquellas que optan por lo visual.
“El marketing olfativo se basa en que los seres humanos somos capaces de recordar buena parte de lo que olemos. Según algunos estudios realizados por expertos, podemos llegar a recordar hasta el 35 % de lo que olemos, por lo que la creación de una memoria olfativa que haga que reconozcamos una marca o producto al olerlo es bastante más importante de lo que parece para las marcas”, dice este estudio.
Agregan que el “olfato está conectado con el sistema límbico, es decir, con la parte del cerebro en la que se encuentran tanto el tálamo como el hipotálamo y la amígdala cerebral. Esta zona se encarga de la regulación de las emociones, así como de la memoria o el hambre, entre otras cosas”.
El informe de estos académicos sostiene que el olfato es el sentido que más se fija a la memoria, por encima de la vista y el oído, lo cual le genera más posibilidades en el mercado de lo que parece, y si se hace bien se puede utilizar el olfato como un canal de comunicación.
“El olfato está, como hemos visto, muy relacionado con la memoria. Pero también con las sensaciones, y cuenta con un elevado poder de evocación. Los olores pueden calmarnos, excitarnos, hacernos recordar la infancia e incluso provocarnos sensación de hambre”, concluyen.
Para los docentes de ESDESIGN, el marketing olfativo, al estar relacionado con uno de los sentidos, es una de las áreas del denominado marketing sensorial. Esta disciplina utiliza los sentidos del público objetivo (la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto) para generar una experiencia y un impacto.
De esta forma se constituye en una nueva herramienta en el mercado del marketing que al momento no se explota como debería. No obstante, un consejo para quienes deseen empezar por esta línea es desligarse de los olores que ya existen y asesorarse de un experto para crear un aroma propio que se convierta en marca.