Durante este 2022, Migración Colombia reportó que en el país había aproximadamente 2,5 millones de ciudadanos venezolanos radicados, de los cuales el 96 % ha regularizado su estatus migratorio.
De acuerdo con la Universidad del Rosario, el 65 % de migrantes venezolanos lleva más de tres años viviendo en Colombia y el 62 % considera quedarse de manera indefinida para construir su proyecto de vida.
En ese sentido, en el marco de la celebración del Día Internacional del Migrante, Bancamía informa que ha acompañado a 7.242 personas de esta población, 55% de ellos mujeres, con acceso a cuentas de ahorro, créditos productivos y CDT’s.
Asimismo, en alianza con Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid), la Corporación Mundial de la Mujer Colombia y De Mis Manos, desde el 2020 se pusieron en marcha procesos de acompañamiento que brindan formación especializada.
Esto incluye apoyo socio-emocional, educación financiera y acceso a productos y servicios financieros en condiciones especiales, un proyecto que va dirigido a migrantes venezolanos, colombianos retornados y comunidades de acogida, a través del programa Empropaz, buscando así que puedan emprender y materializar sus ideas de negocio para facilitarles su integración social y productiva en el país.
Dicho programa atiende a 3.383 venezolanos, de los cuales el 92 % de ellos son vulnerables -teniendo en cuenta sus ingresos-, que han recibido capacitación para el desarrollo de habilidades empresariales, asesoría psicosocial, así como oportunidades de inclusión financiera en 19 municipios priorizados, ubicados en ocho departamentos.
Una de las emprendedoras es Yesenia Gómez, diseñadora de 41 años de edad, nacida en la ciudad de Valencia, Venezuela, quien decidió movilizarse hacia Colombia hace cinco años en busca de nuevas oportunidades, dejando atrás una empresa de confección. Gracias a un crédito de la entidad bancaria mencionada pudo comprar máquinas e implementos para dotar un taller de maquila y comenzar a materializar su idea de negocio.
Hace un año se acogió al programa y construyó su marca propia ´Eli Gómez’, especializada en la elaboración de pijamas, ropa interior y exterior; también, ha podido desarrollar habilidades en el manejo de las finanzas de su unidad productiva, generación de empleo, diversificación de portafolio, entre otros conocimientos que se requieren para fortalecer una microempresa.
Al igual que Gómez, los migrantes participantes han podido mejorar sus capacidades en campos como el desarrollo organizacional, la creación de estrategias comerciales y el manejo de finanzas y recursos.
“Hemos identificado que los migrantes venezolanos valoran la formación como un paso previo a su inclusión financiera porque están buscando una estabilidad productiva para mejorar la calidad de vida de sus familias, tanto las que están acá como las que se quedaron allá”, afirma Miguel Achury, gerente del programa.
Y es en ese sentido de arraigo y apoyo a su entorno desde donde trabajamos con apoyo psico-social y comunitario para acompañarlos también en lo emocional, para facilitar su adaptación a los cambios que trae una nueva vida”, agrega.
Asimismo, en el Pacífico nariñense, específicamente en el municipio de Tumaco, Cecilia creó el emprendimiento ‘Altamisa Tradicional’; Celia Mosquera es una joven víctima del conflicto que rescata sus raíces indígenas y afrocolombianas, por medio de la elaboración de productos que ella denomina como ‘cosmética ancestral’.
Sus productos son hechos con plantas medicinales y frutas que se dan en la región, algunas cultivadas por ella misma y otras compradas a mujeres de otras veredas, hoy son vendidos en los mercados locales, en la puerta de su casa y promocionados en sus nuevas redes sociales.