¿Cuántas no crecimos con la idea del príncipe azul? Sí, ese que nos sacaría de la torre encantada, montando su caballo blanco, para así vivir felices para siempre. Pero la realidad no es un cuento de hadas y solo dependerá de nosotras hacer que la historia cambie por completo.
Hay que lograr una transformación total de mentalidad frente a lo que realmente somos capaces de hacer, con o sin un hombre al lado: un nuevo panorama lleno de futuras emprendedoras, soñadoras y talentosas mujeres dispuestas a hacer su sueño realidad.
Primero, desprendámonos del absurdo cliché según el cual una mujer solo está pensando en vestidos de fiesta, ‘carruajes lujosos’ y encontrar un esposo ideal como objetivo principal de su existencia. Ese cliché por décadas nos ha generado una imagen de ‘niñas’ indefensas incapaces de ocupar cargos gerenciales, ser dueñas de nuestra propia empresa, escritoras de lindas historias o inventoras de los logros más grandes del universo. Debemos quitarnos la venda de inmediato y demostrarle al mundo que sí podemos.
Por ejemplo, en Colombia, donde seguimos luchando por cambiar estos conceptos machistas, las mujeres emprendedoras encabezamos actualmente el ranking mundial del Índice de Espíritu Emprendedor, según un estudio realizado por Ipsos. Estamos seguidos de Sudáfrica y Perú. Esto nos anima a continuar luchando por nuestros ideales y confirma que estaríamos más cerca de romper los estereotipos de género infundados en nuestra sociedad.
Así mismo, un estudio hecho por el Global Entrepreneurship Research Association (GEM) 2018 revela que el 17,8 por ciento de las mujeres colombianas tiene emprendimientos en edad temprana, posicionando a Colombia como tercero en el mundo con mayor representación femenina. Sin embargo, no podemos cantar victoria aún. Pero no se preocupen, vamos en camino. ¿Qué nos hace falta?
Varias veces las mujeres se sienten cohibidas, tímidas o con miedo, gracias a los ataques malintencionados que reciben cuando expresan que van a emprender. Y solo por el hecho de ser mujeres. Una encuesta hecha por Mastercard y Endeavor resalta que al menos 84 por ciento de las mujeres se enfrentan a más dificultades para emprender que los hombres.
Por ejemplo, el 40 por ciento ha sido víctima de discriminación y 97 por ciento dice que esta discriminación está ligada a temas de género.
Por eso, cuando viene el fracaso lo asumen de manera personal y sienten que han decepcionado a la mitad de su comunidad femenina. Pero, todo lo contrario, debemos aplaudirnos unas a otras por intentarlo, fracasar y volvernos a parar.
Varios de los retos para las mujeres a la hora de emprender son la falta de redes de contacto, el financiamiento y el equilibrio entre la vida personal y laboral. Este último aparece como una de las principales excusas para no emprender: los oficios del hogar, compromisos familiares y sociales, el gimnasio, las amistades y cientos de cosas externas nos hacen cuestionar si estamos listas o no.
Basta con el hecho de saber que nuestra mejor virtud es hacer 80 cosas a la vez y lograrlo al final del día sin la ayuda de nadie.
Es acá donde debemos empoderarnos, saber que sí estás lista, que todas estamos listas, y que juntas podemos lograrlo. Cuando exaltamos la ganancia de una sola estamos ganando como género, ayudando a erradicar el techo de cristal que todavía existe y que supone necesaria la presencia de un hombre, príncipe azul o caballero con escudo que nos ‘salve’, dándole confianza a los inversionistas, proveedores y clientes para tener un pitch más creíble.
No obstante, el país ha ido avanzando, generando mayores espacios para las mujeres emprendedoras. Además, poco a poco estamos cerrando las brechas de género que nos han marcado desde la infancia. Por esta razón, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) nos dio el tercer lugar en América Latina como una nación con un contexto ideal para las mujeres emprendedoras.
Incluso, varias aceleradoras, bancos y organizaciones especializadas están abriendo puertas con ayudas tanto financieras como académicas. Uno de estos es iNNpulsa que con programas como el Fondo Mujer Emprende, Núcleo E mujer y su alianza con Bancoldex facilitan este camino. Aunque todavía falta mucho por hacer, según la Asociación Colombiana de Emprendedores y datos de Invest in Bogotá, el porcentaje de empresas fundadas por mujeres aumentó en un 35 por ciento y en la capital el 72 por ciento de los emprendimientos cuentan por lo menos con una mujer en su junta directiva.
Estas cifras nos estimulan y nos demuestran que las colombianas luchamos por ser independientes y, cuando tenemos esa libertad económica, jamás volveremos a caer en la trampa de las películas de Disney, en las que depender de un hombre es el escenario ideal.
Incluso, se ha comprobado que cuando una mujer cuenta con esta autonomía económica es menos propensa a ser víctima de abusos o violencia doméstica, generando un equilibrio emocional y laboral.
Los invito a seguir fortaleciéndonos y ampliando los canales de visibilidad para todas las emprendedoras de Colombia, promoviendo la inclusión en todos los sistemas. Hay que generar más empatía, más ayudas y más concursos de emprendimientos femeninos.
Debemos continuar la labor de engrandecer nuestro país para que se recupere de esta crisis. No hay que buscar en otro lugar, porque tenemos el mayor talento emprendedor escondido en un caparazón del cual la mayoría no quiere salir. Sin embargo, nuestro coraje, fortaleza y participación hará que aumente la inversión global para un país que tiene todo para lograrlo, pero le da miedo arriesgarse. Anímate, solo faltas tú.
Ojo, algunas ya están del otro lado y otras seguimos en el proceso. Por eso, sigamos emprendiendo, generemos empleo, ¡unámonos como género y cambiemos el cuento!
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