Colombia poco a poco se acerca a un panorama en el que podría ser víctima de su propio éxito, por lo menos en lo que concierne a la industria de vehículos eléctricos, ya que, como dice el dicho, no hay cama para tanta gente y, según algunos expertos, no se está desarrollando la infraestructura necesaria para este mercado.
La insuficiente infraestructura para cargar vehículos eléctricos en el país amenaza el buen comportamiento en el mercado de este parque automotor, el cual, según Andemos, solo en el primer semestre del año generó ventas de más de 1.800 carros, presentando así un crecimiento en facturación superior al 189 % frente al mismo periodo del año anterior.
No hay que pasar por alto que hoy en día Colombia se posiciona como el país número uno de Latinoamérica por comercialización de vehículos eléctricos y este tipo de logros requieren mayores esfuerzos por parte de las empresas interesadas en impulsar esta rama de la movilidad sostenible y del Gobierno Nacional.
Sin embargo, estas buenas cifras contrastan con un déficit del 42 % que existe en estaciones de carga para abastecer este tipo de medios de transporte. De acuerdo con datos de la Unidad de Planeación Minero Energética (UPME), en Colombia debería haber por lo menos 334 conectores eléctricos públicos; sin embargo, solo están habilitados 214 entre privados y públicos, lo que evidencia un faltante de 120 conectores.
Así mismo, la UPME revela que, si el parque automotor eléctrico sigue creciendo en dos dígitos, la infraestructura de carga será insuficiente en los próximos años. Estos números prenden las alarmas debido a que, según un reciente estudio de mercado, este déficit podría desestimular la compra de vehículos eléctricos.
De acuerdo con Sebastián Vélez, CTO o director de Tecnología de la Startup Oasis Group, en un reciente sondeo realizado por esta firma, el 80 % de los ciudadanos encuestados está esperando a que la red pública de estaciones de carga en el país se fortalezca para poder adquirir un carro o una moto que sea sostenible con el planeta.
“Es aquí donde estamos ante un panorama en el que básicamente nos falta campo para crecer y crear las condiciones necesarias para que más personas se animen a la adquisición de vehículos eléctricos, que si bien no son económicos, a largo plazo prometen mejores resultados, en lo económico por ejemplo. No obstante, todavía falta estructura por desarrollar”, dijo Vélez.
Según este emprendedor, hoy en día se están desarrollando algunos pilotos en ciudades como Medellín, para que las personas puedan cargar sus vehículos eléctricos directamente en las zonas o conjuntos residenciales. De esta forma, es un espacio de consumo interno que no depende de lo que pase en las calles.
“Esta tecnología es el primer paso para evolucionar en el país las estaciones de carga residenciales análogas, las cuales son costosas y riesgosas, para migrar a una alternativa digital, que protege la red eléctrica de la copropiedad y llega directamente al parqueadero privado de cada residente. Así mismo, permite, en tiempo real, revisar la cantidad de energía consumida para que las personas paguen exactamente por los KW que se requirieron para el cargue de sus vehículos eléctricos”, agregó Sebastián Vélez.
La crisis de infraestructura tiene en jaque a la movilidad sostenible
De acuerdo con data exclusiva de Oasis Group, el 60 % de los dueños de vehículos eléctricos hoy en Colombia prefieren cargar sus autos, motos y patinetas en las zonas comunes de los conjuntos de casas y apartamentos, en vez que en la red pública. Esto debido a las deficiencias en cobertura e infraestructura que afecta a este tipo de medios de transporte.
Sin embargo, esta situación está ocasionando problemas de convivencia entre vecinos y molestias a las administraciones, ya que se está consumiendo la energía eléctrica de las zonas comunes, generando así un sobre costo en la factura de este servicio a la administración.
De hecho, se calcula que el 70 % de los usuarios de vehículos eléctricos han tenido resistencia por parte de las administraciones de su unidad residencial y cerca del 20 % se han mudado de vivienda o lugar de parqueo para poder acceder a alguna estación de carga.
Vale aclarar que las personas que han logrado tener un punto de carga en zonas comunes a su lugar de residencia, terminan pagando un valor promedio en la mensualidad de la administración que, al no ser exacto, genera inconformidad entre los vecinos.