En Colombia, a pesar de tener buenas fuentes hídricas, no todas las comunidades en los municipios cuentan con acceso al agua potable porque muchas veces el preciado líquido está amenazado por actividades como la minería, la urbanización, el cultivo forestal de especies foráneas, la agricultura no sostenible y el uso de químicos tóxicos.
Por lo cual, uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) relacionados con salud y bienestar es el objetivo 3, en lo que refiere al agua limpia y saneamiento (objetivo 12) de la Agenda Global 2030 de las Naciones Unidas.
Así las cosas, y con la intención de reducir la escasez de agua para las industrias y las personas, disminuyendo la vulnerabilidad ante el cambio climático de los ecosistemas productores de agua y las comunidades asentadas en los territorios, y de lograr la restauración sostenible de las cuencas hidrográficas, nacen proyectos apoyados por diversas empresas realizados en zonas rurales del país.
De esta manera se consolidó el proyecto ‘Agua Para Todos’, liderado por la Corporación Ecovida con la participación de Baxter, que se realiza en 7 municipios del Valle de Cauca ubicados a lo largo de la Cordillera Occidental, en los cuales hay presencia de bosque seco tropical (Cali, Dagua, Yumbo, La Cumbre, Vijes, Restrepo y Yotoco).
“A la fecha, hemos llegado a acuerdos de conservación en cerca de 1.000 hectáreas y beneficiado a comunidades en 5 cuencas. La meta es restaurar 5.000 hectáreas en 7 municipios del Valle del Cauca, fijando 165.000 toneladas de carbono e incrementando la infiltración de agua en 975.000 m³ por año, generando beneficios para las personas y la industria, e ingresos directos para comunidades asentadas en 14 cuencas hidrográficas”, indicó Joaquín Navia, presidente de la Corporación Ecovida.
“Somos responsables por el cuidado de los recursos naturales que, como el agua, son insumo indispensable para la vida misma. La compensación de este recurso vital, el desarrollo ecosocial, el empoderamiento de las mujeres rurales y la generación de emprendimientos autosostenibles alrededor de las comunidades, abarcan esta gran iniciativa que prioriza la protección del planeta y la defensa de las comunidades de las cuales somos parte”, afirmó Andrea Cataño, directora de Asuntos de Gobierno en Baxter.
Agua en La Guajira
Además, en el departamento de La Guajira, la fundación Halü y la compañía citada, en colaboración con Unicef (Colombia y Estados Unidos), dieron inicio al proyecto ‘Ayana ajirawa’, en los municipios de Uribia y Manaure, en donde buscan que las comunidades tengan acceso a agua potable limpia, saneamiento básico y prácticas clave de higiene.
Esto permitió la autoconstrucción de letrinas por parte de las comunidades participantes. Y la certificación de 8 comunidades Wayúu como libres de defecación a campo abierto, generando así entornos más saludables para cerca de 600 personas, especialmente niños y niñas, quienes son los más propensos a contraer enfermedades prevenibles en estos contextos.
El certificado se obtiene cuando todas las familias de una comunidad han construido sus propios baños gracias a un proceso social previo.
Sobre esto, Carmen Caballero, presidenta de ProColombia, manifestó: “Celebramos esta valiosa iniciativa para hacer frente al cambio climático y la protección de la biodiversidad del país, para garantizar la soberanía hídrica, preservar los ecosistemas, así como el crecimiento económico y el desarrollo social”.
Ecohuerteras
En ese mismo hilo, surge otro proyecto que ha desarrollado un trabajo con 11 mujeres del corregimiento del Pajuí en el sector de la Leonera de la cuenca del río Felidia (Valle del Cauca), en donde existe la necesidad de construir un emprendimiento que ellas mismas denominaron las ‘Ecohuerteras’ cuyo lema es ‘sembrando y sanando del Pajuí para el mundo’.
Este emprendimiento genera alimentación sana para sus hijos, ya que son madres cabeza de familia, cuyo resultado no solo es el mejoramiento de la nutrición, sino que además logran establecer un proyecto para la comercialización de sus cosechas y el sostenimiento de sus familias. Con asesoría técnica, escuela de liderazgo, planificación y organización lograron sacar adelante la iniciativa.
Una de las madres expresó a SEMANA que su hijo (con autismo) ha presentado una gran mejoría en su conducta diaria, porque los alimentos que consumen no tienen químicos, ni sustancias tóxicas, por lo que aprovechó para hacer un llamado a que cada familia cultive su propia huerta.