Durante la pandemia desaparecieron por completo los grupos de personas que se reunían para llenar sus cartones y cubrir las casillas a medida que un animador ‘cantaba’ las letras combinadas con números (B5, N35, O9, etcétera) y alentaba en los jugadores la expectativa de quién sería el primero en gritar “¡bingo!”.
Las cuarentenas y la distancia social llevaron al cierre de muchos juegos de suerte y azar, en especial se afectaron los juegos localizados, los que necesitan de un local, pues no se pueden hacer de manera digital. Estos, solo en 2019, aportaron 382.000 millones de pesos para la salud.
Para reactivar este sector que genera empleo y una actividad lúdica para muchos colombianos, se recurrió a los decretos de emergencia (en especial el 808 de junio de 2020), que les permitieron a los operadores de juegos localizados vender mediante redes de terceros o a domicilio, así como transmitir los sorteos por canales audiovisuales. Es decir, le abrieron las puertas al telebingo, que existe en otros países, pero que hasta ese momento no estaba en Colombia.
Así, un grupo de operadores se unió para crear Gana Bingo, un producto que desarrolló una propuesta de juego remoto, muy similar al presencial, puesto que se imprimen cartones, se cortan y reparten para tapar los números. Los jugadores deben entrar a una plataforma para acceder a los cartones. Ahí les dan un código que luego tendrán que pagar en puntos autorizados (la lista está en la página de Gana Bingo). Les entregan el cartón en físico, aunque en la plataforma también hay una réplica digital.
Los sorteos se hacen los sábados desde las 7:30 p. m. por streaming y posteriormente en el canal de televisión abierta Caracol, durante el programa Sábados felices. Comenzaron el 5 de diciembre, ya llevan más de 2.500 ganadores y más de 4.700 millones de pesos en premios entregados.
David Ignacio Betancur, gerente general de Gana Bingo, explica que ya operan en 19 ciudades y que cada semana entre 30.000 y 60.000 personas compran la tripleta (que es el monto mínimo y consiste en tres cartones de bingo que cuestan 9.000 pesos).
El número de jugadores varía cuando hay afectaciones de movilidad, pues deben desplazarse para comprar el cartón. Sin embargo, es una cantidad superior a las que ocupaban las sillas, que son el instrumento con el que se controla el juego de bingo (en el caso de los casinos son las máquinas). Al cierre de 2020, en el país había 20.000 sillas legales.
Betancur considera que estos números podrían ser mayores si el Estado reglamenta de manera definitiva esta modalidad de bingo, pues el decreto ley de emergencia tiene caducidad el 31 de diciembre de 2021. “La idea es que el telebingo se vuelva permanente y sea otro producto de la canasta de juego del país. Es una forma de entretenerse que funciona con distanciamiento social, se puede disfrutar en casa y logra un recaudo de impuestos más eficiente, pues hoy se paga por presunción de la silla y no por ventas efectivas, como sí lo hacen otros juegos que están en línea con el Estado”, dice el empresario.
Otro cambio que traen los bingos remotos es que con ellos se puede llegar a jugadores más jóvenes, que son más propensos a los formatos digitales. Hoy, sus principales compradores son los mayores de 25 años y las mujeres. La meta es llegar a entre 100.000 y 150.000 jugadores a la semana. Ahora a gritar “¡bingo!” desde la casa.