El último gran concierto organizado por Ricardo Leyva Producciones (recordado por traer a artistas de talla mundial como Miguel Bosé, Juanes y Sebastián Yatra) fue hace 15 meses, justo antes de la llegada del coronavirus a Colombia.
Desde entonces, su negocio se congeló y ha vivido de las ganancias acumuladas a través de los años con sus conciertos, pero su arca - como la de otros grandes promotores - está a punto de quedar vacía.
Gracias a que las restricciones impuestas por el Gobierno nacional y los departamentales se han flexibilizado con respecto a los eventos masivos, Leyva vuelve al ruedo, esta vez desde Chía, Cundinamarca, con dos nuevas presentaciones:
“El primer evento se llama ‘Mil Canciones, Una Noche’, que se llevará a cabo el 18 de junio en el centro de eventos Autopista Norte. Tendremos a Iván Villazón, Jorge Celedón, Felipe Peláez, Ana del Castillo, entre otros”, cuenta Leyva.
Para incentivar al público a asistir, la entrada incluye prueba covid. “Para los palcos que son compartidos, el valor de la boleta incluye una prueba de sangre para detectar si la persona tiene coronavirus. Los resultados toman 10 minutos, y si la persona no está contagiada, se le pondrá un brazalete y podrán ingresar. En caso contrario, se le devuelve el dinero de la boleta y podrá regresar a su casa”.
El otro concierto, llamado ‘Viva la Salsa 2′ se llevará a cabo el viernes 25 de junio en el mismo escenario, y contará con la presencia del Grupo Niche, Rey Ruiz, La India y Mikey Taveras.
“Vamos a contar con 270 palcos, con capacidad cada uno de 10 personas. Estamos hablando de un aforo de 2.700 personas con distanciamiento de 1 metro 50 cms entre palco y palco, según exigió la alcaldía de Chía”, comentó el promotor.
Pero a diferencia de los años dorados del espectáculo, antes del coronavirus, sus eventos no contarán con un aforo superior a las 2.500 personas cada uno, además de una distribución en el espacio acorde con las medidas de bioseguridad obligatorias. “Solo estamos teniendo el 25 % del aforo”, aclaró.
Para un empresario acostumbrado a producir conciertos con más de 50 mil personas, una puesta en escena con estas características es un mal negocio. Tras 15 meses sin ingresos, esa perspectiva ha cambiado radicalmente, pues no solo él necesita recibir dinero con urgencia.
“A pesar de no ser viable económicamente, yo me arriesgo a reactivar porque tenemos que volver: la gente que trabaja en logística, en snacks, los tiqueteros, los intérpretes, los músicos acompañantes, los tramoyeros, etc. no han recibido sueldo o entradas desde hace más de un año. Incluso los dueños de los terrenos nos están cobrando el 50 del valor del alquiler, equipos, etc. Todo el mundo quiere trabajar”, cuenta.
Incluso, otras cadenas productivas se quedaron varadas sin los eventos: “Los trabajadores informales que vivían de cuidar carros o de las ventas ambulantes también quedaron sin ingresos, necesitamos ayudarlos”
Ante los cuestionamientos que ha recibido sobre el riesgo que sigue implicando un evento masivo en medio del ojo del tercer pico del coronavirus y con las UCI del país a punto de colapsar, Ricardo dice haber estudiado bien el lugar escogido para sus nuevos eventos.
“Nuestra operación se va a enfocar en Chía, pues sus niveles de contagio y su ocupación en UCI son más bajos. Esto nos permite darle mayor seguridad a los asistentes a nuestros eventos. No vamos a ganar el dinero de antes, pero vamos a poder trabajar”, afirmó el empresario.
Y no solo Leyva y sus trabajadores debieron reducir sus ganancias.
“Omar Geles me dijo que está dispuesto a bajar su tarifa, porque hay que llevar mercado a la casa. Igualmente Jorge Celedón, La India, etc”, expresó.
Muchos de los artistas plasmados en los carteles de estos dos conciertos no han cantado en vivo desde hace 15 o 16 meses. Algunos se han mantenido con sus ahorros y los pocos ingresos provenientes de las regalías que SAYCO cobra por su música. Otros, a pesar de la situación, siguen cobrando tarifas exorbitantes por presentarse, pues consideran que sin importar la difícil situación del país, verlos es un honor costoso.
Este pensamiento arrogante, como lo califica Leyva, puede ser el final del espectáculo, teniendo en cuenta el auge de espectáculos virtuales, más baratos y seguros.
“Le pedimos encarecidamente a los artistas que por favor bajen sus tarifas, o los conciertos van a desaparecer definitivamente”, pide con nostalgia.
Aunque lo que Ricardo Leyva va a perder en volumen de asistentes, busca nivelarlo con el costo de la boletería. “Cada boleta individual oscila entre 200 y 500 mil pesos dependiendo la localidad. En el caso de los palcos, su precio por 10 personas comienza en 1.800.000 pesos hasta 5.000.000 de pesos, más el servicio virtual de TuBoleta”.
Es difícil pensar que alguien pague 5 millones de pesos por un concierto en plena crisis económica y política, Leyva cree que esta es una inversión en la salud mental de cada asistente, sobretodo en este caos.
“No estoy vendiendo boletas, vendo felicidad porque la gente necesita disfrutar y ser feliz”, puntualizó.