Contraria a la idea generalizada de que en el país no se hace ciencia, la firma Levapan está empeñada en demostrar que con investigación no solo puede ampliar su negocio, sino que también Colombia se puede destacar en biotecnología.
Esta firma, que nació hace 68 años en Bogotá, acaba de abrir una nueva unidad de negocio que bautizó Biolev y que se dedica a producir materias primas de origen natural para muchas industrias y que perfectamente pueden reemplazar las de origen químico. “Son insumos derivados de la levadura, que son saludables y pueden servir, entre otras cosas, para resaltar sabores de comidas procesadas (como es el caso de los cubos de gallina), brindar nutrientes o aminoácidos (por ejemplo, a los concentrados para los animales) o incluso para mejorar los artículos de cuidado personal, como las cremas o los productos para el cabello”, explica Brenda Rangel, directora de Biolev.
Justamente, Levapan es una empresa que ha estado muy enfocada en proveer a los sectores de alimentos, nutrición animal y agrícola, pero ahora con Biolev podrá atender otras industrias como la cosmética o la salud (con ingredientes que ayuden a fortalecer el sistema inmune). Rangel explica que esta nueva unidad de negocios es el resultado de más de 10 años de investigaciones con derivados de levadura, los cuales pueden ser útiles para muchas industrias. A este proyecto destinaron inversiones de 20 millones de dólares en los últimos cinco años y además trabajaron con grupos de investigación de Colciencias.
Los bioingredientes se producen en la planta de Levapan en Tuluá, que es la segunda planta de levadura más importantes en América Latina y emplea a 2.000 personas, la meta de esta nueva unidad de negocios es que represente 10 % por ciento del grupo. En 2020, las ventas consolidadas de todas las unidades de Levapan fueron de 807.000 millones de pesos.
Levapan tiene operaciones en otros países como Ecuador, Perú, Panamá y República Dominicana y con los bioingredientes apenas está comenzando el proceso de exportación, principalmente hacia Estados Unidos, aprovechando que con el tratado de libre comercio con ese país este tipo de productos entran con arancel cero.
“Muchas personas piensan que este tipo de productos no se hacen en Colombia, pero es uno de nuestros secretos mejor guardados. Si bien hay mucha gente trabajando en biotecnología en el país, somos los únicos dedicados a los derivados de levadura”, comenta la directora de Biolev, quien antes de llegar a Levapan trabajó durante 25 años en la industria química. Ella insiste en que la clave está en que los industriales colombianos se den cuenta que pueden confiar en el suministro local de este tipo de ingredientes y que no es necesario importarlos. “La ciencia también puede hacerse en Colombia, por eso nuestro slogan es ciencia cercana”, reitera.
Metas ambiciosas
Este año en Levapan aspira a vender 45 millones de dólares con bioingredientes y para los próximos cinco años aspiran a llegar a 100 millones. Rangel admite, sin embargo, que una de las dificultades está en conseguir el talento que necesitan para continuar desarrollando nuevos productos. Inicialmente han contado con el apoyo de investigadores de la Universidad de Valencia en España, pero ahora están esperando la primera promoción de bioquímicos de la Universidad Icesi en el Valle, los cuales no solo pueden trabajar en empresas como Levapan, sino en sacarle jugo a la biodiversidad del país.
“Estos bioquímicos buscan elementos de la naturaleza para crear nuevas moléculas. Estudian seres vivos para ver qué se puede extraer de ellos y eso nos sirve en Levapan y le sirve al país”, reitera.
Para el desarrollo de Biolev sí han tenido que importar las máquinas, pero el montaje lo han hecho ingenieros colombianos y lo que viene de acá en adelante es buscar alianzas con Europa y Tailandia, porque allí consideran que también tienen buenas oportunidades de negocios.