La primera impresión es que la Química y la Ingeniería de Sistemas van por caminos distintos. Sin embargo, para Juan Fernando Martínez no es así. Él fue uno de los estudiantes destacados de la Universidad Icesi en Cali, que inició estudiando Química, por su interés en la experimentación e investigación, que ya había empezado a descubrir en su casa con pequeños experimentos y luego profundizó en el colegio. “Allí realmente no había muchos laboratorios, pero los pocos que había sí me los disfrutaba bastante”, recuerda Juan Fernando, quien se divertía mezclando distintas sustancias y observando los cambios que se producían. Pero no era su único interés. Al lado de la ciencia, también descubrió el encanto por la tecnología. “Y es por eso que ahí aparece la Ingeniería de Sistemas”, señala.
Cuando ya cursaba el tercer semestre de Química, decidió hacer la ‘simultaneidad’, que es como llaman la doble carrera en el Icesi, sin costo adicional. “La Ingeniería de Sistemas era la otra carrera que tenía en la cabeza desde hace mucho tiempo. En el colegio había unas clases en las que programamos con JavaScript; luego también con Python. Realmente me llaman la atención estas dos ramas del conocimiento”, agrega.
Para él, “cuando se ve de primerazo, no es tan claro por qué son ramas aparentemente muy diferentes, pero sí tienen puntos en común”. Y destaca dos: uno, la rama de la química computacional, por ejemplo, simulaciones para predecir cómo se comporta un átomo o la mecánica cuántica, explica. Y el segundo, relacionado con la inteligencia artificial y el análisis de datos, “que es el área que más me interesa a futuro”.
Considera que las carreras STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por su sigla en inglés) son fundamentales hacia el futuro, en especial, por la investigación y el nuevo conocimiento que generan en un país como Colombia, que, como describe él, tiene muchos problemas que debe enfrentar de la mano de la tecnología y la innovación.
Pese a que existe consenso sobre la necesidad de que existan más estudiantes como Juan Fernando, a los que les guste la educación relacionada con STEM, en Colombia aún hay un gran rezago en este frente, pues solo el 35 por ciento de los universitarios están en programas relacionados con STEM, a lo que se suma el hecho de que en ese porcentaje la minoría son mujeres, pese a ser la mitad de la población y a superar en número a la cantidad de hombres que hoy estudian en las universidades.