Actualmente, el 100 % de los municipios en Colombia se encuentran en riesgo de cambio climático, según el IDEAM. Es por esto por lo que, se necesitan diseñar instrumentos financieros y no financieros que puedan permitir la protección de las comunidades, la gestión sostenible de los ecosistemas y el cuidado de la biodiversidad.
El programa de las Naciones Unidas Para el Medio Ambiente (PNUMA), en el informe que presentó la Brecha de Adaptación del 2023, advierte que el déficit de financiación para la adaptación al cambio climático a nivel mundial viene creciendo año tras año, y que actualmente se ubica entre 194.000 y 366.000 millones de dólares anuales. Además, las necesidades para la adaptación al cambio climático son entre las 10 y 18 veces mayores que los flujos actuales de financiación pública internacional al respecto.
Para solventar este déficit de financiación, es necesario aumentar la financiación internacional, pública y privada, para lo que se necesita una reforma a la arquitectura financiera global, es lo que asegura PNUMA.
Para superar el déficit de financiamiento, es esencial no solo incorporar más fuentes de fondos a través de la financiación combinada, que implica el uso conjunto de recursos públicos y privados, concesionales y donaciones, sino también implementar herramientas financieras innovadoras que permitan distribuir estos recursos eficazmente a las comunidades. Actualmente, los bancos de desarrollo desempeñan un papel crucial, no solo en la dirección de los recursos, sino también en el desarrollo de proyectos estructurados desde el punto de vista técnico y financiero.
Bancóldex, el banco de desarrollo empresarial de Colombia, ha implementado herramientas basadas en la naturaleza que permiten a los microempresarios del país obtener financiamiento para que sus actividades productivas sean más sostenibles y se adapten al cambio climático. Un ejemplo de esto es la línea de crédito MEBA (Microfinanzas para medidas de adaptación basadas en ecosistemas), diseñada en colaboración con el PNUMA y el Fondo Multidonante de las Naciones Unidas, cuyo objetivo es financiar medidas de adaptación al cambio climático para microempresarios en zonas PDET y ZOMAC.
Las medidas de adaptación al cambio climático financiadas buscan que los microempresarios mitiguen los riesgos físicos del clima, como lluvias extremas, sequías, huracanes, deslizamientos e incendios forestales.
A través de la línea MEBA, se distribuyeron recursos en condiciones de crédito favorables por 8.968 millones de pesos, beneficiando a más de 2.000 microempresarios (39 % mujeres). A nivel territorial, los beneficiarios se encuentran en 23 departamentos y 170 municipios. Los cinco departamentos con mayor número de beneficiarios son: Cauca (673), Bolívar (277), Antioquia (180), Huila (157) y Santander (146).
Algunos ejemplos de medidas financiadas son: abonos orgánicos, barreras, rompevientos, biodigestores, ecoturismo, invernaderos, reservorios de agua lluvia, sistemas silvopastoriles, entre otros.
Nidia Cabrera, una microempresaria de Granada, Meta, accedió a la línea MEBA e invirtió en un sistema silvopastoril para su granja de cerdos como medida de adaptación. “Consulté en la microfinanciera y me pareció muy bueno, gracias a esto he podido aumentar el número de cerdos, además ofrecen muchas facilidades de pago”, finalizó.