En Cauca, el efecto del paro empezará a tocar también el empleo. Los empresarios, principalmente los que están ubicados en las zonas francas, se reúnen, plantean escenarios y cotejan las cifras previendo que la crítica situación de orden público les siga impidiendo realizar su actividad económica por una, dos, tres semanas o más.
El desespero empieza a cundir. En ese lugar hay una variedad de empresas. La Zona Franca Permanente Conjunto Industrial Parque Sur, ubicada a dos kilómetros del municipio de Villa Rica, en Cauca, tiene industrias como Tecnoquímicas S.A., Baterías Mac, Cartonera Nacional, Harinera del Valle e Incubadora Santander, esta última recordada por su marca Huevos Kikes. Equidistante a Puerto Tejada, municipio del mismo departamento, está el Parque Industrial y Comercial, con empresas del sector de alimentos, manufactura, autopartes, entre otras. Están cerca de Buenaventura, lo que ha sido una gran ventaja para exportar. También son vecinos del aeropuerto Alfonso Bonilla Aragón. Todas esas circunstancias atrajeron a los inversionistas que ahora, están pensando dos veces, pues no saben si resistirán para quedarse o no.
Muchas de estas compañías llevan los mismos días que completa el paro nacional sin facturar un solo peso: “No se puede despachar mercancía”, dijo uno de ellos. Los empleados que laboran allí poco han podido acudir a sus puestos de trabajo. Cuando las vías no están bloqueadas reciben amenazas para presionarlos a que también sean parte de la parálisis.
La tensión, tanto social como económica es fuerte. Podría llevarlos a tomar medidas drásticas, como los recortes de empleos. De hecho, hace apenas unos días Propal y Huevos Kikes ya habían señalado que estaban considerando la posibilidad de dejar el Cauca, como consecuencia de los frecuentes taponamientos de vías que les impiden continuar su actividad.
En las zonas francas del Cauca se generan unos 30.000 empleos, la mayoría son mano de obra local, según confirmó hace unos días la Cámara de Comercio de esa región. Y para dar una muestra de lo que está en juego, en el municipio de Villa Rica, el 60 % de los ingresos territoriales los aportan las empresas de la zona franca, a través de impuestos como el predial, el ICA, entre otros.
Por eso este miércoles, después de los resultados de la jornada de paro y previo a una nueva reunión de la mesa de diálogo (el jueves 20 e mayo), el presidente de la ANDI, Bruce Mac Master, volvió a insistir con “un llamado a los promotores del paro, para que reconozcan el inmenso daño que se hace a los trabajadores, ciudadanos y empresas, con los bloqueos y el vandalismo. Lejos de solucionar nuestros grandes pendientes y retos, profundizan la pobreza, el desempleo y destruyen empresas”.
Las cuentas de los lecheros
La afectación es nacional. En muchas zonas del país hay menor disponibilidad de productos. Esto se empieza a ver reflejado en los precios, que se están volviendo inalcanzables. En Bogotá, un huevo cuesta como mínimo $500 y algunos ya estiman que el precio podría acercarse a los $1.000. Según Luis Fernando Tascón, gerente de Huevos Santa Anita, el tema es que “el Valle está produciendo la mitad de los huevos que salen hacia el resto del país cuando las condiciones son normales. Eso equivale a solo el 15 % del volumen total en Colombia”.
El mayor impacto es para los más vulnerables. “La escasez sube el precio y perjudica la alimentación y nutrición con la proteína más económica, que es el huevo”.
Y ni qué decir de la leche. El gremio Asoleche señala que después de 23 días de paro ya llevan 8,5 millones de litros de leche que no se han podido comercializar. Gran parte de ellos provienen de pequeños productores, de quienes dependen al menos 30.000 familias en el departamento del Cauca.
“Reiteramos el llamado urgente a los manifestantes, a permitir la recolección y el traslado de la leche a las pasteurizadoras, y la movilización de los productores a sus predios”, indicó el gremio a través de un comunicado..
También, como los empresarios, los lecheros ponen sobre el tapete el tema del empleo. “Tenemos la necesidad y responsabilidad de preservar el empleo, el tejido empresarial, y de procurar no perder nuestra capacidad productiva, que es la que permite la generación de ingresos para una sociedad, hoy, tan golpeada por el conflicto como por la pandemia”.