Desde 1940, cuando comenzó operaciones, Everfit cimentó las bases para convertirse en una marca icónica en la industria textil y de las confecciones en Antioquia y Colombia.

Siempre contó con la capacidad instalada para industrializar los procesos, mejoró continuamente las prácticas productivas con asesoría de expertos extranjeros y en los años setenta empezó a producirles a marcas extranjeras como Pierre Cardin, Polo y Ralph Lauren. Hasta ese momento todo iba sobre ruedas para la empresa.

Sin embargo, en medio de esa dinámica de expansión de sus operaciones y de explorar nuevas unidades de negocio, incursionó en un proyecto cuyos resultados casi la dejan al borde del nocaut.

Según relata Juan David Mejía, gerente general de Everfit, “entre 2014 y 2015 se dio la tormenta perfecta. La compañía venía de profundizar un experimento en retail con la apertura de más de 30 tiendas en Colombia, y esa jugada no fue acertada. Everfit quedó en una situación financiera delicada por la acumulación de inventarios y por la inversión que había hecho en adecuación y montaje. Ese fue nuestro primer golpe”.

El segundo golpe se produjo cuando se vieron obligados a acudir a proveedores extranjeros para acceder a materias primas esenciales para la operación. Esto significó dejar de pagar en pesos y créditos locales para hacerlo sin crédito y en dólares.

Lo anterior, sumado a un escenario de devaluación, hizo que la deuda de la compañía se incrementara súbitamente y alcanzara 18.000 millones de pesos. Ante este panorama, la Junta Directiva decidió, en 2015, acogerse a la Ley 1116 de 2006, también conocida como Ley de Insolvencia.

“El proceso empezó con un periodo cercano a 15 años. Luego se redujo a diez años y después a siete. Finalmente, se terminó pagando la totalidad de las acreencias en tres años. Y fue así que en diciembre de 2019 la compañía salió formalmente de la ley”, relata el gerente general.

Desde que se acogió a ese proceso, la firma comenzó una transformación que significó desarrollar un nuevo modelo de negocio enfocado en soluciones de vestuario y en dotación para clientes corporativos. Gracias a esa actividad, salvo en 2020, cuando inició la pandemia, las ventas y el ebitda crecieron a doble dígito.

Ahora, la previsión de la compañía para este año es mantener los mismos números de 2020 (un poco más de 25.000 millones de pesos en ventas), aunque con la novedad de que abrió operaciones en Estados Unidos. Así mismo, 2022 será el punto de partida para una nueva etapa de expansión que permitirá obtener ventas superiores a 50.000 millones de pesos y construir las bases para un desafío mayor en 2025.

“Para mediados de esta década nos trazamos ser una compañía líder en nuestra industria con una presencia importante en Latinoamérica y con ventas cercanas a 150.000 millones de pesos”, aseguró el gerente general.

Con el firme compromiso de no dejar morir una compañía icónica en Colombia, y con la idea de consolidar su crecimiento en el mediano plazo a pesar de dificultades como la pandemia, Everfit es un caso de éxito que muestra que con determinación y un plan trazado se pueden superar los obstáculos.