La Contraloría General de la República abrió una investigación fiscal por un presunto daño patrimonial, por más de 615 millones de dólares (unos 2,4 billones de pesos), que se habría dado como resultado de un negocio que realizó Ecopetrol en Perú. Los directivos de la compañía tendrán que dar cuenta por sus acciones o decisiones en este proceso.
Y es que la petrolera compró a finales de 2008 el 50 % de las acciones de Offshorte International Group, pero decidió vender esta participación en enero de 2021, por menos del 5 % de lo que pagó en el momento de la compra, es decir, unos 30,75 millones de dólares.
Al seguirle la pista a esta inversión, en una indagación preliminar, la Contraloría estableció, inicialmente, indicios claros de que este fue un negocio mal planificado que Ecopetrol adelantó, dejando de lado las advertencias de consultores externos sobre los riesgos que podía afrontar y, aún más, porque la empresa que compró nunca le generó utilidades.
La historia de esta “mala inversión”
En 2008, con el objetivo de llegar a producir un millón de barriles en 2015, Ecopetrol se enfocó en distintas estrategias, entre las cuales se encontraba la “adquisición de campos y/o empresas a nivel nacional e internacional que aportaran recursos exploratorios, recursos contingentes y reservas”.
Y, en su momento, Perú era atractivo para la estatal, pues desde 2007 había ingresado a ese país y quería consolidarse allí, aportando barriles a la producción de todo el grupo empresarial.
El 29 de diciembre de 2008, Ecopetrol y Korea National Oil Corporation (KNOC), acordaron comprar, en partes iguales, el total de las acciones de Offshore International Group, cuyo principal activo era la compañía PetroTech Perú. El precio de compra ascendió a más de 992 millones de dólares, de los cuales, Ecopetrol pagó en febrero de 2009 unos 496 millones de dólares.
Sin embargo, el contrato de compraventa establecía que si se cumplían determinadas condiciones, al segundo aniversario de la fecha de cierre, KNOC y Ecopetrol estarían obligados a pagar una suma adicional denominada “Earn Out Amount” o el Importe del Beneficio Futuro.
El 22 de febrero de 2011, Ecopetrol y KNOC realizaron, cada uno, pagos adicionales por 145 millones de dólares por este concepto. Por lo tanto, Ecopetrol terminó pagando 641 millones de dólares por el 50 % de Offshore International Group.
El 19 de enero de 2021, Ecopetrol anunció que vendería ese 50 % a Z Mining Investments, una de las compañías filiales de DeJong Capital. Sin embargo, no reveló el monto de la transacción por “un acuerdo de confidencialidad”, aspecto que llamó la atención de la Contraloría, que se dio a la tarea de indagar por dicho proceso.
Los hallazgos de la Contraloría
En la indagación preliminar, la Contraloría ahondó en todo el proceso previo a la compra de la compañía, su adquisición y posterior administración, llegando a la conclusión de que varias firmas asesoras externas advirtieron de los riesgos geológicos (por la limitada y deficiente información con que se disponía), legales y técnicos de la adquisición de Offshorte International Group.
A los tres años de haberse adquirido la empresa, ya se habían materializado varios de los riesgos advertidos, lo que llevó a Ecopetrol a comenzar un proceso de venta de dicha empresa en 2011, el cual no fue exitoso. Solo hasta finales de 2020 se pudo materializar la venta de la compañía, cuando todos sus indicadores financieros eran críticos.
Además, Ecopetrol no logró la incorporación de reservas y, por el contrario, tuvo que desincorporarlas continuamente desde la compra. Tampoco tuvo éxito en las campañas de perforación debido a dificultades tanto técnicas, atribuidas a la complejidad de los yacimientos como de entorno, que le impidieron lograr su objetivo.
Sin embargo, los temas técnicos eran de amplio conocimiento de parte de Ecopetrol, ya sea en relación con las características de los yacimientos y la mala calidad de la información sísmica o en relación con la indisponibilidad de equipos, herramientas y personal necesario para llevar a cabo la actividad operativa, sin dejar a un lado el mal estado en el que se encontraban los equipos al momento de recibirlos.
La Contraloría también concluyó que, desde el momento de la compra hasta la venta de la compañía, no hubo distribución de dividendos a Ecopetrol y todas las utilidades generadas se reinvertían en la operación; lo cual fue una de las causas que llevó a los socios a vender la empresa, puesto que no recibían utilidades por esta inversión.
Así mismo, se evidenció la falta de seguimiento frente a la planeación realizada, el bajo nivel de compromiso de los directivos y la ausencia de controles sobre las metas propuestas, lo que no permitió identificar brechas y limitaciones en todo el proceso.