En medio de una tasa de desempleo de 15,6% en mayo, en un entorno del mercado laboral en el que hay 20,4 millones de personas ocupadas, pero más de la mitad trabaja en la informalidad, se aprobó en Colombia la ley Uribe, de reducción de la jornada laboral.
Con ello se busca que el número de horas trabajadas a la semana se reduzca de forma gradual, de 48 a 42 horas, cifra a la cual se llegaría en el 2025.
Mientras tanto, durante dos años más, los trabajadores continuarán laborando 48 horas, pues el primer recorte en la jornada será en 2023, dentro de dos años, cuando se llegará a 47 horas, las cuales podrán ser acordadas entre el empleador y el empleado.
Un año después, en 2024, se llegará a 46 horas, para terminar en las 42 que establece la ley, en 2025.
La noticia de la sanción de la ley por parte del presidente Iván Duque, que fue aplaudida por los integrantes del Centro Democrático, el partido de Gobierno, tiene argumentos que pueden sonar benéficos para el trabajador y su familia, y hasta se respalda en que sería un estímulo a la productividad laboral.
Si el trabajador recibe una paga por 42 horas a la semana, podrá dedicar más tiempo a seguir preparándose y tendrá más espacio para su vida familiar. Esas dos prebendas deben conducir a que se incremente su productividad: conocimiento y estímulo personal.
No obstante, para los empresarios no es tan así.
De hecho, luego de la sanción de la ley, por parte del mandatario de los colombianos, el presidente de la Andi, Bruce Mac Master, hizo un fuerte pronunciamiento al respecto.
“Ojalá hubiera en esos dos años (antes de empezar a aplicarse la reducción de la jornada laboral) una ley para generar empleo y no más leyes populistas que lo afecten”.
Informalidad y productividad, el debate
El pronunciamiento del líder del gremio de los empresarios deja en el ambiente la idea de que, de aquí a dos años, cualquier cosa puede suceder.
Mientras tanto, está en la mitad el problema de la informalidad y de la baja productividad que se registra en el país.
Las dos variables están en la misma ecuación, lo que, en varias circunstancias llevó a Mac Master a hablar de “desconexión con la realidad del país” con el proyecto que ahora ya es ley de la República.
En el trimestre móvil marzo-mayo de 2021, la tasa de informalidad en Colombia fue de 48,6%. Del total de la población ocupada, el 69,1% realiza una actividad informal. Es decir, toda esa gran masa de población, que representa más de 14 millones de colombianos, no cabría en el contexto de la nueva ley.
En cambio, según Mac Master, “la informalidad es el camino hacia el desempleo”, por lo que reitera que lo que necesita el país es crear oportunidades de empleo más estable.
El análisis sobre la productividad
Iván Jaramillo, abogado e investigador del Observatorio laboral de la Universidad del Rosario, señala que “la relación tiempo de disponibilidad-productividad ha sido revaluada en el contexto de la aparición de la incorporación de nuevas herramientas de interacción de las herramientas de interacción y la orientación a resultados”.
La normativa neutral alrededor del tema, proveniente del Convenio 47 de la OIT de 1935, no ratificado aún por Colombia, prevé la orientación internacional de la reducción de la jornada semanal de trabajo de 48 horas a 40 horas, según recuerda Jaramillo.
Desde su perspectiva, “la implementación de la reducción a 42 horas semanales se articula bajo una fórmula de implementación gradual, en el contexto de la progresiva adaptación empresarial en un contexto de digitalización y robotización de la organización productiva, sin afectar la remuneración y los derechos adquiridos de los trabajadores”.
Una tendencia mundial
La reducción progresiva de la jornada de trabajo en Colombia, se inscribe en la tendencia mundial de distribución de los tiempos de disponibilidad para favorecer la productividad en concordancia con el equilibrio de la vida familiar/ laboral de los trabajadores, agrega Jaramillo.
En su análisis del tema, señala que el contexto comparado, en Francia, por conducto de la denominada Ley Abruy, por la ministra de Empleo Martine Aubry, se redujo la jornada semanal de trabajo a 35 horas. Al tiempo, el Estatuto de los Trabajadores en España limitó en el artículo 34 la jornada máxima a 40 horas semanales.
De la misma forma, en 2018, en el marco de la negociación colectiva del sector metalúrgico en Alemania, uno de los temas más relevantes de las solicitudes de los sindicatos es la reducción voluntaria de la jornada semanal a 28 horas para aquellos trabajadores que tienen deberes familiares de asistencia a niños o personas de la tercera edad sin afectar el salario, con el compromiso de retomar la jornada completa en un lapso de 2 años, sostiene Jaramillo.