Si bien 2021 fue un año excepcional para muchas empresas nacionales, las del sector energético sobresalen por registrar las mayores utilidades. Fueron lideradas por Ecopetrol, que ganó 18,7 billones de pesos, y su filial de transporte Cenit, con 4,9 billones de pesos. Les siguió Frontera Energy, que obtuvo beneficios por 3 billones de pesos.
Claramente, detrás de esos resultados está el aumento del precio del petróleo, que pasó de costar un promedio de 41,96 dólares por barril en la referencia Brent en 2020 a 70,86 en 2021. Este año, el panorama para la industria petrolera ha sido mucho mejor, pues el valor promedio del crudo está por encima de 100 dólares.
Sin embargo, Orlando Cabrales, CEO de Frontera Energy, advierte que tras lo sucedido en la pandemia, cuando el precio alcanzó a ser negativo y luego de su posterior recuperación, la industria aprendió tres lecciones claves: uno, ser muy eficientes en los costos de operación independientemente del precio del petróleo, lo que también aplica cuando las cotizaciones son muy altas. Dos, utilizar muy bien el capex (capital expenditure), las inversiones de capital de las empresas, enfocándolas en que los barriles sean más rentables, lo cual no implica reducir el capex, sino aumentarlo, pero no en las proporciones del pasado. Y, tres, utilizar las oportunidades exploratorias para continuar incorporando reservas y seguir creciendo el negocio. “Al final del día, todas estas compañías se miden por su nivel de reservas, y en el caso de Frontera nuestro portafolio nos permite tener una perspectiva positiva en ese frente”, explica Cabrales.
Frontera Energy se ha convertido en una estrella con luz propia en el sector petrolero nacional. Está incorporada en Canadá y sus principales accionistas son fondos de ese país y de Estados Unidos. No obstante, no es una empresa nueva en Colombia, pues fue la compañía que surgió tras la reestructuración de Pacific en 2016. Tiene operaciones en Colombia, Ecuador, Perú (donde está en proceso de salida) y Guyana.
Su producción actual es de unos 42.000 barriles de crudo y la mayoría se extrae en Colombia. Acá maneja 30 contratos, concentrados principalmente en Puerto Gaitán, Meta. También tienen operaciones en Casanare y gas en la región Caribe. En el país, Frontera emplea a 800 personas. En ese grupo no está incluida su inversión en Puerto Bahía, en Cartagena, donde es dueña del 97 por ciento. Cabrales, quien está al mando de Frontera desde 2021, dice que en el presente año los precios altos les han dado mucha tranquilidad, pues su guía al mercado es de 90 dólares por barril. Con este valor calculan que el nivel de ebitda de la compañía estará entre 675 y 700 millones de dólares en 2022.
Impacto de la inflación
“Con el precio de 90 dólares proyectamos un nivel de capex de entre 340 y 390 millones de dólares en los tres países, al tiempo que hemos logrado mantener nuestro nivel de costos de transporte y de producción, a pesar de que es un año muy difícil por las presiones inflacionarias”, comenta Cabrales y aclara que el sector petrolero no ha sido ajeno a la carestía. “Nosotros nos seguimos ajustando el cinturón. Esas épocas de gastar mucho cuando los precios están arriba y de apretarse cuando los precios están muy abajo ya no funciona. En nuestro caso, la apuesta es ser muy eficientes y rentables en materia de costos”, insiste y dice que la industria petrolera tiene que tratar de ser menos vulnerable al ciclo de precios y no enloquecerse cuando están altos. “Hay que mantener la disciplina”.
Aclara, además, que la búsqueda de la eficiencia también está asociada a un tema ambiental y del proceso de transición energética que vive el mundo, pues con ella debe estar la aspiración de reducir las emisiones de CO2. Este directivo agrega que en Frontera tienen metas agresivas de neutralización de emisiones y para eso están construyendo un parque solar de nueve megas, con una inversión aproximada de 10 millones de dólares, el cual destinarán a la autogeneración en un campo que está desconectado del sistema nacional. Igualmente, el año pasado decidieron cerrar una térmica que generaba con líquidos. Como resultado, esta petrolera redujo en el primer semestre de 2022 sus emisiones en 62.000 toneladas de CO2 comparado con el mismo periodo del año pasado. Con el parque solar, que entrará en funcionamiento el próximo año, podrán reducir otras 8.500 toneladas. También están trabajando en un menor consumo de agua con el objetivo de bajar en 20 por ciento frente al dato actual. “El sector petrolero es cada vez más responsable en su producción y es un tema en el que estamos todas las compañías”.
Fracking y gas
Frontera no está interesada en hacer fracking ni exploración offshore (costa afuera) en Colombia –en Guyana sí está en offshore–, así que su CEO prefiere hablar sobre estos temas como un empresario interesado en el futuro del sector: “Creo que la aproximación del Gobierno de Duque con unos pilotos científicos para obtener información sustentada es la correcta. Uno no debería negarse a esa aproximación científica, con mayor razón, cuando el Consejo de Estado hace poco validó la legalidad de las normas técnicas de 2014 que permiten hacer la actividad del fracturamiento hidráulico. No creo conveniente negarnos esa oportunidad”.
Entiende la posición del nuevo Gobierno sobre el fracking, pero insiste en que de la mano de la ciencia el fracking se debería poder hacer bien. Además, Colombia lleva diez años estudiando el tema y reuniéndose con expertos para construir un buen marco normativo que ayude a prevenir la ocurrencia de riesgos con esa actividad.
En cuanto a la exploración offshore, Cabrales dice que, así ellos no la hagan, está optimista por el trabajo de sus colegas y el reciente anuncio de Ecopetrol con Petrobras en el norte del país. Le gusta, además, porque podrá mejorar el suministro nacional de gas natural, un combustible necesario para la soberanía energética, así como para la transición hacia energías más limpias. Justamente, frente al proceso de descarbonización, Cabrales considera que es irreversible, pero que se debe hacer de forma gradual y ordenada. No cree que la solución sea acabar con el petróleo, el carbón y el gas, sino ir reduciendo las emisiones de CO2 de dichas actividades.
“Hacer ese proceso de forma ordenada asegura nuestra soberanía energética y nos da competitividad para seguir creciendo y superando los niveles de pobreza. Veamos lo que está pasando en Europa, en donde les tocó volver a prender las plantas de carbón”, subraya e insiste en que el resultado de una transición desordenada es que es muy costosa, pues en Europa los precios de la energía son astronómicos y ese es un lujo que Colombia no se puede dar.