Para la tarde de este martes 29 de agosto está programada una de las reuniones más esperadas entre el Gobierno y el sector privado, en medio de tensos antecedentes recientes. El pasado viernes 18 de agosto, el presidente Gustavo Petro rompió con una tradición de años de historia: no asistió a la clausura del Congreso de la Andi, uno de los eventos empresariales más importantes del sector privado.
Aunque no dio explicaciones de su inasistencia, ese mismo día, la Casa de Nariño anunció una reunión con el Consejo Gremial Nacional para el 24 de agosto, hecho que se leyó como un acercamiento con el sector empresarial, tras no haber cumplido con la cita en la Andi.
Sin embargo, esa lectura no es tan precisa por dos razones. La primera, los días posteriores al encuentro de la Andi, el presidente Petro envió duros mensajes contra el sector empresarial. Uno en su cuenta de Twitter, en el que hacía referencia a una imagen de un noticiero que reseñaba la intervención del fiscal Francisco Barbosa en la Andi. El mandatario señaló en su trino: “Ahora quieren confundir el que no vaya a un evento a que tengo supuestas enfermedades. No, señores, al presidente no lo pueden llevar a groseras encerronas. Cuando hablamos de acuerdo nacional, hablamos de franqueza. Con marrullas no pierdan tiempo conmigo”. Y unos días después, en un discurso desde en Ciénaga de Oro, Córdoba, anunció una ley de reconciliación nacional en la que también los narcos pueden tocar la puerta. Desde allí, el mandatario volvió a arremeter contra los empresarios por haber ovacionado al fiscal Barbosa debido a la forma en que trató a su hijo Nicolás Petro, quien enfrenta una investigación por una supuesta financiación ilegal de la campaña presidencial. Petro dijo: “Industriales, empresarios o no, que aplaudieron al fiscal general de la nación, quizás por la manera como trató a mi hijo, que nació en esa casa”.
La segunda razón es que la cita del Consejo Gremial Nacional no es nueva: ya este organismo la había pedido casi tres semanas atrás, pero para exponerle al presidente las preocupaciones del sector privado frente al deterioro de la seguridad. Sin embargo, cuando llegó la citación, se planteó en la agenda de la reunión que el tema central sería el acuerdo nacional, del que ha venido hablando el jefe de Estado.
Apenas dos horas antes de la reunión, la cita fue cancelada, al parecer por problemas de salud del mandatario y fue reprogramada para este martes 29 de agosto a las 3 de la tarde.
Esta cumbre llega en un momento complejo. La economía parece estancada y la profunda desaceleración amenaza con tocar la puerta de un escenario de recesión. El modesto crecimiento del 0,3 % del segundo trimestre de este año contrasta con el 3 % de los primeros tres meses de 2023. De hecho, estuvo por debajo de las expectativas del mercado, pues diversas proyecciones económicas habían anticipado un panorama más alentador. Mientras BBVA Research esperaba un crecimiento del 0,6 por ciento, el Banco de la República apuntaba a un 0,7 por ciento y el Banco de Bogotá a un 0,4 por ciento.
Sin embargo, la cifra, muy cercana a cero, se convierte, sin contar el periodo de la pandemia, en el peor crecimiento de los últimos 14 años, cuando el tercer trimestre de 2009 registró 0,5 %.
Según Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo, si bien Colombia tiene un PIB 11,3 por ciento más grande que en 2019, jalonado en particular por el crecimiento del consumo privado, “lo preocupante es que la inversión no levanta cabeza, y tuvo su peor contracción en 16 años (sin contar el periodo de la pandemia)”.
Como explicó en su momento a SEMANA el exministro de Hacienda y actual rector de la universidad EIA, José Manuel Restrepo, mensajes como, por ejemplo, el control del mercado de capitales, los créditos al Gobierno nacional por parte del Banco de la República o no firmar nuevos contratos de exploración de gas y de petróleo, entre otros temas, generaron incertidumbres, presionaron la tasa de cambio, aumentaron el riesgo y el costo de las tasas de interés, entre otros factores. Esos mensajes de incertidumbre fueron minando, en parte, la inversión privada.
“Entonces, ahí es donde se apaga el motor de crecimiento de inversión privada con resultados muy difíciles. Caída en el último trimestre del 28 %, caída en el primer trimestre de cerca del 8 %. Y, además, un aumento en el costo de capital por la última reforma tributaria, en especial en algunos sectores, pues está atentando contra la inversión privada, que es una de las fuentes hoy necesaria y más importante de crecimiento de la economía”, dijo.
Por su parte, el exministro Juan Camilo Restrepo calificó esta caída en la inversión como “muy preocupante”. “Creo que el lenguaje hostil del Gobierno Petro para con el sector privado, para con la inversión nacional y extranjera, está empezando a pasarle la cuenta negativa a las cifras del crecimiento económico”, dijo en una entrevista con SEMANA.
“Estamos en manos de una lógica de un mercado que no ha tenido ningún empuje, ni por el lado de la demanda ni de la inversión, entonces ya no es tanto la incertidumbre, sino que las cifras ya nos están mostrando certezas de dónde están marchando las cosas mal”, agregó.
Además, el bajo crecimiento se sumaría al deterioro de otros indicadores. Por ejemplo, el desempleo, que, si bien ha logrado bajar a un dígito, si el aparato productivo no reacciona y la dinámica económica no repunta, en especial en sectores como las obras civiles y la vivienda, podría afectarse y reiniciar una nueva senda de crecimiento.
Y el otro es la inflación, que, sin contar con el impacto que pueda tener el fenómeno de El Niño, el incremento del precio de la gasolina o las dificultades viales, como los cierres en la vía al Llano, podría terminar cerca al 10 por ciento. Aunque este muestra una ruta a la baja, todavía es muy alta y está lejos del rango meta. Una mezcla compleja para cualquier gobierno: bajo crecimiento, alta inflación y desempleo al alza.
Pero también hay otro elemento complejo que enmarca el encuentro entre el Gobierno y los empresarios: la baja ejecución presupuestal del Ejecutivo, que sin duda es uno de los principales combustibles para la dinámica económica. De acuerdo con José Ignacio López, director de Estudios Económicos de Corficolombiana, “la ejecución pública va mal. Del presupuesto de inversión del Gobierno, se ejecutó 27,7 % durante el primer semestre”, dijo en un trino.
“Cualquier estrategia de reactivación o de recuperación de la economía parte del supuesto de que el Gobierno trabaje de la mano del sector privado. Y aquí se siente o se percibe un ambiente de un eventual sesgo antisector empresarial, antisector privado, que debería eliminarse”, señaló el exministro José Manuel Restrepo. Y agregó: “El Gobierno y el sector privado tienen que entender que el uno se necesita al otro mutuamente. En ese orden de ideas, creo que es el momento para que el primer componente del acuerdo nacional sea un llamado al trabajo en equipo”.
Por su parte, el exministro Mauricio Cárdenas señaló hace unos días a SEMANA que en su gestión se desarrollaron los planes de impulso a la productividad y al empleo (Pipes). “El Pipe de la versión Petro, debería ser, ante todo, de generación de confianza. Darles a los empresarios unas señales de que no les van a estar cambiando las reglas, o los van a estar atacando”, aseguró.
En ese mismo sentido, se pronunció en su momento el exministro Juan Camilo Restrepo: “Si bien el Gobierno hace una parte en el esfuerzo de jalonar el carromato de la economía, ese esfuerzo lo tiene que hacer conjuntamente con el sector privado. El Gobierno no va a reactivar solo la economía. Puede ayudar, pero no la va a reactivar solo. Y ese discurso antisector privado y antiempresarial del gobierno Petro es muy malsano y contradictorio si se quiere reactivar la economía. El Gobierno, así no le guste, si quiere que la economía crezca, tiene que dejar y suspender el maltrato que le viene dando al sector privado y los malos mensajes que esto está implicando en todas las decisiones de inversión que se están paralizando”, aseguró.
A la espera
En el sector privado hay profundas expectativas sobre los alcances que pueda tener este encuentro. Germán Arce, presidente del Consejo Gremial, dijo en la cuenta de Twitter de esta entidad que esperan tener un diálogo constructivo y franco en el cual se puedan discutir asuntos de preocupación para el sector empresarial, como la situación de seguridad a nivel nacional, los desafíos en términos de reactivación económica y escuchar del presidente su invitación al acuerdo nacional. “El sector empresarial tiene toda la disposición de ser constructivo en este proceso”.
Por su parte, Bruce Mac Master, presidente de la Andi, le dijo a SEMANA que están dispuestos a ver la propuesta sobre el acuerdo nacional y hacia dónde se quiere llevar y cómo se puede construir. “Estamos muy expectantes alrededor de esa reunión”, señaló Mac Master.
Para Nidia Hernández, presidenta de Colfecar, hay muchos temas que están preocupando de manera significativa.
“Primero, el de la inseguridad que estamos enfrentando. Ese no es un tema menor, cada vez se va poniendo mucho más crítico. Segundo, los indicadores de crecimiento, es importante trabajar urgente en un programa de reactivación económica. Y en el caso nuestro, la problemática que tenemos en materia de conectividad. Es importante que el Estado vea a los empresarios como lo que realmente somos: aliados. No solamente somos grandes contribuyentes en temas de impuestos, sino que también ayudamos en el tema de empleo, de mejorar la calidad de vida de todos nuestros colaboradores y en el ecosistema que hay alrededor de las empresas”, aseguró.
“Estamos ansiosos de podernos reunir con él, de que se establezcan nuevos planes de trabajo una vez termine la reunión, se dejen objetivos claros, mesas en las que podamos participar en conjunto con sus ministros y podamos desarrollar de manera mucho más pronta y rápida las soluciones que el país necesita”, puntualizó Hernández.
Sin embargo, al interior del sector privado sorprendió que, mientras el Gobierno anunciaba la reunión con el Consejo Gremial en torno a un acuerdo nacional, se radicara la reforma laboral sin tener en cuenta el comité tripartita y sin alcanzar consensos alrededor de esta iniciativa que se había hundido en la pasada legislatura.
La reunión será una prueba de fuego para demostrar el pragmatismo tanto del Gobierno como del sector privado, en construir la iniciativa del acuerdo nacional, para que el país no pierda el rumbo económico en medio de la polarización ni los líos políticos, y que los indicadores no queden postrados.