Tras 54 años de presencia en el país, la multinacional francesa Renault se consolida en Colombia como el mayor fabricante de carros, así como la marca con más ventas en el mercado local. Es más, Ariel Montenegro, presidente de Renault Sofasa, no duda en asegurar que “Renault es una marca colombiana de origen francés”.
Basa su argumento en el hecho de que esta automotriz tiene en Colombia su mejor participación de mercado en comparación con todos los países donde se comercializada, incluida Francia. Las cifras del mercado automotor nacional, que recopila mensualmente Andemos con datos del Runt, indican que en los primeros seis meses de este año se vendieron 90.869 carros nuevos, de los cuales 14.375 llevan la marca Renault. Le siguen Toyota y Chevrolet, con 12.590 y 11.623, respectivamente.
Esos 90.869 autos, sin embargo, muestran una contracción del 26,6 por ciento frente a un año atrás, situación que Montenegro atribuye a una cadena de factores que se empezaron a sentir desde el año pasado con la mayor inflación global de las materias primas, la cual impactó los precios de los vehículos. A eso se sumó la fuerte devaluación del peso y el alza de las tasas de interés en Colombia, que hoy están en sus niveles más altos del presente siglo.
“Las tasas de interés son un factor fundamental porque los vehículos nuevos en Colombia se venden principalmente financiados. En el caso de Renault, eso corresponde al 60 por ciento de las ventas, el resto son ventas corporativas que no tienen prenda, pero sí una financiación propia”, explica el ejecutivo y aclara que los vehículos son objetos costosos que por su valor se venden financiados. Esto les da un rol fundamental a las tasas de interés en el momento de la decisión de compra. “El cliente decide en función del valor de la cuota, incluso más que del precio total del vehículo”, precisa. La consecuencia de la mayor inflación de las materias primas y del dólar caro fue un aumento en los precios de los vehículos, que, sumado a las altas tasas de interés, llevaron a que las familias colombianas deban hacer un mayor esfuerzo para comprar un carro, lo cual se siente en una menor demanda y en la actual caída del mercado.
Con buenas bases
Pese a las dificultades de hoy para vender vehículos, en Renault Sofasa se sienten tranquilos dado que vienen de un muy buen 2022, cuando vendieron 3,73 billones de pesos, 45 por ciento más que un año atrás. Parte de ese resultado se origina en una mayor productividad en su fábrica de Envigado, en donde pasaron de exportar 20 por ciento de su producción en 2021 a más de 30 por ciento en 2022 (hoy ya van en 45 por ciento). “Fue un logro muy importante, pues pudimos crecer nuestra capacidad industrial para satisfacer el mercado colombiano y los mercados aledaños, principalmente Ecuador, que fue nuestro destino principal, pero también México, a donde empezamos a exportar el Logan desde julio del año pasado. Ese modelo ha logrado una muy buena participación en su segmento en el mercado mexicano, que es el segundo más grande de Latinoamérica, después del brasileño”, asegura Montenegro y dice que entre las metas de 2023 está la consolidación de sus exportaciones hacia México.
Añade que contar con una planta en Envigado les permitió enfrentar de mejor manera las dificultades que se presentaron tras la pandemia, como la escasez de chips, el encarecimiento de los fletes y las dificultades de logística. “Todos esos vaivenes los pudimos absorber mejor por nuestra proximidad a nuestro mercado principal. Por supuesto, los semiconductores vienen principalmente de Asia, y eso sale de nuestro control, pero tuvimos flexibilidad para poder producir y entregar rápido al mercado. Y tener una mejor disponibilidad de producto nos permitió consolidar nuestro liderazgo en 2022, año en el que aumentamos nuestra participación de mercado al 20 por ciento”, reitera.
Para este año no ve una aceleración en el deterioro del mercado automotriz, sino simplemente una continuación de las situaciones adversas que iniciaron el año pasado, que también afectan a los vehículos usados, pues los traspasos cayeron igualmente por encima de 20 por ciento.
Indica que el fortalecimiento del peso colombiano en las últimas semanas es una buena noticia, pues le puede poner un freno a los incrementos de los costos de producción, lo que puede llevar a una estabilización en los precios finales de los vehículos, pero advierte que estos valores difícilmente van a bajar (hoy no hay ningún carro nuevo en Colombia por debajo de los 50 millones de pesos).
Más tecnología
“Es que no son solo los factores macroeconómicos como la inflación o la devaluación, sino también la transformación de la industria automotriz, que con el fin de acompañar la transición energética y la mejora de las políticas de seguridad vial está produciendo vehículos cada vez más tecnológicos, con componentes para reducir emisiones de CO2 y que mejoran la seguridad al conducir, lo que encarece los costos de producción”, detalla el presidente de Renault Sofasa y agrega que eso es lo que hace que, a nivel global, cada vez sea más difícil producir vehículos pequeños y compactos que sean competitivos en precios. “Meter tanta tecnología en menos de cuatro metros es complicado, y ese es un fenómeno que genera una inflación intrínseca de la industria automotriz”.
Esos mayores costos tecnológicos también se sienten en los carros híbridos y eléctricos, pues a mayor eficiencia energética y menores niveles de emisiones, el valor de la tecnología es más alto. “Un vehículo eléctrico tiene, por genética, casi 10.000 dólares más de costo entre la batería y el motor que uno equivalente térmico. En un vehículo híbrido, y depende del nivel de hibridación, también hay sobrecostos. Por ejemplo, en un microhíbrido que usa una batería de 12 voltios –solo reduce 3 a 5 por ciento el nivel de emisión de CO2, que es equivalente a un carro a gas natural–, el sobrecosto es de 500 a 600 euros; cuando nos vamos a un full hybrid, donde el nivel de reducción de emisiones es de entre 25 y 40 por ciento, tiene casi 5.000 dólares de sobrecostos”, precisa el directivo. Pero la ampliación del uso de la movilidad sostenible no solo depende del precio de los vehículos, sino también del apoyo de los gobiernos, que deciden subvencionar las compras o los sobrecostos de la tecnología al momento de la fabricación para llevarlo a un nivel equivalente al de un vehículo térmico.
A eso, en opinión de Montenegro, hay que sumarle el desarrollo de infraestructura y, por tanto, dice que pese a que Renault Sofasa está aumentando sus inversiones en su planta de Envigado para producir un nuevo modelo (acá fabrican Duster, Stepway, Logan y Sandero), por ahora no tienen planeado ensamblar híbridos ni eléctricos.
“Somos el 70 por ciento de la producción automotriz de Colombia y la venta de carros eléctricos es menos del 1 por ciento. Nuestro primer deber es ser responsables para asegurar el trabajo y el nivel de actividad para toda la cadena de valor de Colombia. El mercado automotriz del país es de 200.000 unidades contra 6 millones en Latinoamérica, y en toda la región el volumen de vehículos eléctricos no supera el 1 por ciento. Entonces pensar en que hoy Renault Sofasa invierta directamente para producir vehículos eléctricos no es responsable con la cadena de valor”, puntualiza.
Tras la contracción del mercado nacional durante el primer semestre de 2023, para el segundo semestre Montenegro prevé una mejor dinámica comercial por el enfriamiento de la inflación y ante la expectativa de que el Banco de la República empiece a bajar sus tasas de interés.
Aunque esperan seguir creciendo en exportaciones, esto no alcanzará a compensar la caída de las ventas internas.
Mientras el mercado se normaliza, su apuesta es seguir fortaleciendo a Renault como una marca colombiana con acento francés.