Uno de los motores del éxito de la aplicación de Rappi ha sido su fuerza de domiciliarios, conocidos como ‘rappitenderos’, que alcanza las 60.000 personas en todo el país. Están distribuidos principalmente en las capitales más grandes. Así, en Bogotá hay 33.530; en Medellín, 16.675, y en Cali, 9.496. Son las urbes con mayor concentración de repartidores.
La aplicación de domicilios está disponible en más de 60 ciudades y 72 municipios. Ciudades intermedias como Pitalito, Riohacha y Leticia, entre otras, están experimentando un crecimiento acelerado de este servicio. Barranquilla registra más de 9.450 domiciliarios; Cartagena, unos 3.170, y Bucaramanga, 2.187.
Este ‘batallón’ de Rappitenderos no ha estado exento de controversias y de estigmatizaciones; por este motivo, vale la pena conocer el perfil de quienes se dedican a estas labores.
En muchas ocasiones, se especula que la mayoría de los repartidores son venezolanos; sin embargo, Daniela Márquez, líder de operaciones de Rappi Colombia, asegura que, pese a que muchos usuarios tienen esa idea, la realidad es que ellos apenas representan el 23 % de la flota. El resto son colombianos. “Entonces eso es un mito, pero sí debo decir que tenemos un componente importante de venezolanos, que nos parece súper chévere, porque ellos han encontrado en Rappi un canal para poder generar ingresos adicionales”.
De igual manera, puntualiza que el 78 % de los rappitenderos son hombres y el 22 % mujeres. Un alto porcentaje de ellos se concentra entre los 22 y los 35 años, y en su mayoría son estudiantes, mujeres y padres cabeza de familia, pues la plataforma no exige un nivel de escolaridad y todos pueden acceder para trabajar con ellos. Ni siquiera es necesario tener un vehículo, ya que Rappi cuenta con alianzas para poder alquilar bicicletas bajo ciertos parámetros.
“Los más de 60.000 repartidores independientes registrados en Rappi son una parte fundamental de nuestro ecosistema. Por ello, desde la plataforma trabajamos para desarrollar diferentes alianzas e iniciativas que mejoren su experiencia. Además de los diferentes beneficios, hemos dispuesto de Pitstops, que son espacios adecuados para que los repartidores puedan esperar por sus pedidos, recargar energías y acceder a servicios de baño. Además, realizamos proyectos de educación, como becas en tecnología con Microsoft, en programación con MinTIC y talleres de seguridad vial con compañías como Cemex y autoridades locales, como la Secretaría de Movilidad, entre otros”, agrega Márquez.
El 72,7 % de los rappitenderos utiliza la motocicleta como medio de transporte; el 25 %, la bicicleta, y el 1,6 % usa carro privado. Paralelamente, el rango de edad de 23 a 26 años, que supone el 20,29 por ciento del total de repartidores activos, es el más representativo. El segundo grupo de edad con más participación oscila entre 18 y 22 años.
¿Cómo generan ingresos?
La jefa de operaciones de Rappi destaca que lo que más valoran los rappitenderos de su trabajo es la flexibilidad, dado que pueden decidir cómo, cuándo y dónde se conectan. “Y eso lo valoran muchísimo, en especial, aquellos que son madres o padres cabeza de familia, así como los estudiantes.
En cuanto a los salarios, esta ejecutiva afirma que, en promedio, los domiciliarios ganan entre 11.000 y 12.000 pesos por hora. Esto hace que algunos puedan llegar a devengar más de un salario mínimo al mes (hoy 1.160.000 pesos). Todo depende de cuánto tiempo le dediquen a la plataforma. Las horas de mayor demanda se ubican en el almuerzo, la cena y los fines de semana, por lo que la mayoría de ellos busca conectarse en esas franjas. Así no solo reciben más órdenes, sino también más propinas.
SEMANA habló con algunos repartidores para verificar su experiencia con la plataforma. Freddy Cuervo, estudiante de gastronomía, dice que aprovecha sus tiempos libres para trabajar con Rappi. “Me movilizo en bicicleta, cuando llego a la universidad y tengo un hueco, aprovecho para hacer algo de dinero por medio de la aplicación, de ese modo puedo ayudarme con material para la universidad”. En su caso, no alcanza a ganar el mínimo, pero con lo que recibe puede sustentar sus gastos personales.
Márquez precisa que la permanencia de los domiciliarios depende de la experiencia de cada uno. Algunos llevan bastantes años y otros, en especial los estudiantes, son menos constantes. “Diría que tenemos una mezcla de los dos perfiles. A unos rappitenderos los denominamos ‘diamantes’ o top, que son los que más horas se conectan; para ellos, sí somos esa fuente principal de ingreso; para otros, en cambio, somos una alternativa flexible que les permite estar conectados o desconectados, según la necesidad específica que tengan”.
Otro es el caso de Orlando Murcia, quien trabaja a tiempo completo en la aplicación. “Con Rappi llevo más o menos 3 años. Es mi principal fuente de ingresos, lo tomo como un trabajo normal de oficina, busco estar conectado mis ocho horas diarias, y ganar el dinero que proporcionaré a mi familia”.
¿Qué pasa si se equivocan?
Daniela Márquez menciona que a través de la aplicación hay un canal de soporte en el que, si ocurre un inconveniente con la comida, pueden solicitar ayuda. “Por ejemplo, cuando hay pedidos equivocados, llevan una hamburguesa, pero les habían solicitado un chuzo, ellos contactan por soporte y allí se hace la respectiva validación. Usualmente, pedimos que envíen una imagen del producto que llegó mal y se busca el origen de la equivocación. Puede ser que el rappitendero tuviera dos órdenes y las confundió o puede ser error nuestro. En este caso, soporte hace la devolución del dinero”.
Si la equivocación es del rappitendero no los multan, pero sí deben regresar la orden. El dinero que se les había consignado por ese domicilio, regresa a Rappi.